21/05/2016, 02:58
Minutos más tarde, Karamaru recibió su taza de té, humeante.
—Aquí tienes, Karamaru —dijo, sonriente—. Voy a estar en la cocina, echando una mano a las mujeres. Cualquier cosa me avisas, ¿eh? —comentó, mientras regresaba a la barra y desaparecía tras la puerta.
—En dos años entonces… O antes según cuanto crezcas ¿Te parece?
—¡C-claro! —exclamó, rojo por la vergüenza. Eso de pactar una fecha para poder tener relaciones le resultaba, cuanto menos, bochornoso. Además, tenía la sensación de que el paso de esos dos años se le harían eternos. Dos años… Joder, y porque le dije que tenía dos años más de los que tengo. Si es que una buena mentira a tiempo…—. ¡Estupendo! —añadió, echándose a un lado y poniendo la planta de los pies sobre el suelo—. Bueno, pues yo… —¿Qué podía decir en un momento como aquel?—. Voy a ir bajando. Me preocupa el tema del asesino —dijo, con voz sombría.
A aquellas alturas, el asesino le importaba un carajo. Pero ahora que había conquistado a Noemi, y todavía no sabía muy bien cómo, lo vital era no cagarla y hacer que no perdiese interés en él. Mostrarse como un chico interesado en la Aldea y en el bienestar de los pueblerinos ayudaría, seguramente, pese a que esa preocupación no se asemejase mucho con sus preocupaciones reales.
Datsue paseó la mirada por toda la estancia. Su ropa estaba tirada aquí y allá, como si hubiese pasado un huracán por el interior de la habitación. Oh, ya me acuerdo… Eso fue por emocionarme demasiado.
No sin cierta vergüenza de que le viesen en calzoncillos a plena luz del día, trató de hacer como si no le importase y caminó hasta la camisa que tenía tirada en una esquina. Todavía de espaldas a Noemi, y sin atreverse a darse la vuelta por cierto motivo, caminó lo más disimuladamente de lado hasta llegar a la yukata, que reposaba en el suelo junto a la puerta.
No fue hasta que consiguió vestirse completamente que se atrevió a darse la vuelta, buscando con la mirada a Noemi…
—Aquí tienes, Karamaru —dijo, sonriente—. Voy a estar en la cocina, echando una mano a las mujeres. Cualquier cosa me avisas, ¿eh? —comentó, mientras regresaba a la barra y desaparecía tras la puerta.
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—En dos años entonces… O antes según cuanto crezcas ¿Te parece?
—¡C-claro! —exclamó, rojo por la vergüenza. Eso de pactar una fecha para poder tener relaciones le resultaba, cuanto menos, bochornoso. Además, tenía la sensación de que el paso de esos dos años se le harían eternos. Dos años… Joder, y porque le dije que tenía dos años más de los que tengo. Si es que una buena mentira a tiempo…—. ¡Estupendo! —añadió, echándose a un lado y poniendo la planta de los pies sobre el suelo—. Bueno, pues yo… —¿Qué podía decir en un momento como aquel?—. Voy a ir bajando. Me preocupa el tema del asesino —dijo, con voz sombría.
A aquellas alturas, el asesino le importaba un carajo. Pero ahora que había conquistado a Noemi, y todavía no sabía muy bien cómo, lo vital era no cagarla y hacer que no perdiese interés en él. Mostrarse como un chico interesado en la Aldea y en el bienestar de los pueblerinos ayudaría, seguramente, pese a que esa preocupación no se asemejase mucho con sus preocupaciones reales.
Datsue paseó la mirada por toda la estancia. Su ropa estaba tirada aquí y allá, como si hubiese pasado un huracán por el interior de la habitación. Oh, ya me acuerdo… Eso fue por emocionarme demasiado.
No sin cierta vergüenza de que le viesen en calzoncillos a plena luz del día, trató de hacer como si no le importase y caminó hasta la camisa que tenía tirada en una esquina. Todavía de espaldas a Noemi, y sin atreverse a darse la vuelta por cierto motivo, caminó lo más disimuladamente de lado hasta llegar a la yukata, que reposaba en el suelo junto a la puerta.
No fue hasta que consiguió vestirse completamente que se atrevió a darse la vuelta, buscando con la mirada a Noemi…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado