21/05/2016, 22:28
Len sin duda algunas era una persona especial, puede que en el mundo entero no hubiese una persona tan especial como él, lo cual sin duda algunas podría ser algo más bueno que malo. Pero... ¿sería una persona especial para aquel tipo que cargaba objetos tan particulares consigo? después de todo, realmente había un anillo de compromiso en su mano izquierda.
Atrapó con los brazos a su compañero genin cuando este se le lanzó encima haciéndose pasar aun por una damisela en apuros, no había mucho mas que pudiese hacer.
Debería taparle la boca...
Pensaba interiormente, pues no tenía ningún comentario a su alcance para tal situación.
¿Otra vez... en serio?
La muchacha que había ingresado en la habitación tomo una cinta de su pelo, la trenza empezaba a desarmarse. Parecía que había tenido suficiente del teatro bizarro que habían maquinado los tres. Los griteríos de Len terminarían por confirmarle su creencia, efectivamente ese tipo lo había hecho de nuevo.
Ese hombre armado con un ramo de flores, apuntó directamente a Mogura y le lanzó una mirada afilada, como cuando dos entrenadores se cruzan en los caminos próximos a una ciudad y deben retarse a duelo. Mirada ante la que el chico no pudo hacer otra cosa mas que querer dar un paso hacía atrás, pero ya era tarde porque no estaba permitido escapar de un combate contra un entrenador.
No se quien seas y la verdad que no me importa... pero vamos a tener que tener un duelo por la mano de esa da-
En un abrir y cerrar de ojos y claramente sin dejar terminar al sujeto, una furiosa y afilada shuriken de un tamaño considerable cortó a la mitad las flores mientras se abrían paso hasta dar de lleno contra una de las paredes del lugar provocando un estruendo bastante interesante.
¡TU...!
Su mano izquierda, que también poseía uno de esos anillos de compromiso, estaba completamente estirada hacía donde había volado la Fuma Shuriken. Parte de la melena morada le había caído delante de la cara tapándole un ojo, y junto a su expresión dejaban mostrar una cara completamente diferente a la que tenia cuando había ingresado en la habitación. Ciertamente esa mujer estaba realmente enojada y no se iba a molestar en ocultarlo.
Ups... em... cariño... yo...
Los ojos de aquel hombre bailaban de un lado a otro, entre Len y esa mujer quien tenia todas las de ser su esposa. Mogura por su parte consideraba que podría ser un buen momento para intentar frenar la obra de teatro que Len había montado, estaba al alcance de su mano, podía hacerlo, tenía el poder. Estiró su palma de una forma tan disimulada como pudo y cubrió la boca del peliblanco sin perder de vista la situación en que se encontraban.
Será mejor... que nos vayamos...
Susurraba al oído del muchacho muy por lo bajo.
Atrapó con los brazos a su compañero genin cuando este se le lanzó encima haciéndose pasar aun por una damisela en apuros, no había mucho mas que pudiese hacer.
Debería taparle la boca...
Pensaba interiormente, pues no tenía ningún comentario a su alcance para tal situación.
¿Otra vez... en serio?
La muchacha que había ingresado en la habitación tomo una cinta de su pelo, la trenza empezaba a desarmarse. Parecía que había tenido suficiente del teatro bizarro que habían maquinado los tres. Los griteríos de Len terminarían por confirmarle su creencia, efectivamente ese tipo lo había hecho de nuevo.
Ese hombre armado con un ramo de flores, apuntó directamente a Mogura y le lanzó una mirada afilada, como cuando dos entrenadores se cruzan en los caminos próximos a una ciudad y deben retarse a duelo. Mirada ante la que el chico no pudo hacer otra cosa mas que querer dar un paso hacía atrás, pero ya era tarde porque no estaba permitido escapar de un combate contra un entrenador.
No se quien seas y la verdad que no me importa... pero vamos a tener que tener un duelo por la mano de esa da-
En un abrir y cerrar de ojos y claramente sin dejar terminar al sujeto, una furiosa y afilada shuriken de un tamaño considerable cortó a la mitad las flores mientras se abrían paso hasta dar de lleno contra una de las paredes del lugar provocando un estruendo bastante interesante.
¡TU...!
Su mano izquierda, que también poseía uno de esos anillos de compromiso, estaba completamente estirada hacía donde había volado la Fuma Shuriken. Parte de la melena morada le había caído delante de la cara tapándole un ojo, y junto a su expresión dejaban mostrar una cara completamente diferente a la que tenia cuando había ingresado en la habitación. Ciertamente esa mujer estaba realmente enojada y no se iba a molestar en ocultarlo.
Ups... em... cariño... yo...
Los ojos de aquel hombre bailaban de un lado a otro, entre Len y esa mujer quien tenia todas las de ser su esposa. Mogura por su parte consideraba que podría ser un buen momento para intentar frenar la obra de teatro que Len había montado, estaba al alcance de su mano, podía hacerlo, tenía el poder. Estiró su palma de una forma tan disimulada como pudo y cubrió la boca del peliblanco sin perder de vista la situación en que se encontraban.
Será mejor... que nos vayamos...
Susurraba al oído del muchacho muy por lo bajo.