24/05/2016, 01:20
Todo aquel embrollo se había terminado solucionando de la manera más lógica y simple que se le podía haber ocurrido, unos cuantos guardias habían hecho aparición en el lugar, probablemente avisados por gente que hubiera estado presente al iniciarse el altercado.
''Al menos hay testigos de que nosotros simplemente nos defendimos...'' Pensó el joven cabizbajo mientras iniciaba una improvisada ruta guiada hacia los aposentos de los delincuentes.
El camino fue algo que se le hizo eterno, no paraba de notar todas las miradas que se le lanzaban todas y cada una de las personas con las que se cruzaba, unas dejando ver desprecio, otras algo de un respeto posiblemente provocado por el miedo, aquellos guardias no se llevaban esposados a cualquier tipo de personas, y teniendo en cuenta que como él, dos gorilas más estaban siendo trasladados, algo gordo tenía que haber hecho.
Una vez llegaron a su destino, todo el grupo se dispuso a pasar, cuando Riko alcanzó la altura de una especie de recepción a la entrada del edificio pudo escuchar claramente lo que la persona que se encontraba dentro dijo.
— Naranja
¿Naranja? ¿Qué narices quería decir con eso? Pero quizás no fuera el momento más oportuno para ponerse a preguntar tales tonterías. El guardia que le escoltaba le guió hacia el interior del edificio, donde le hizo esperar hasta que Katomi entró, pero a ella no la hicieron detenerse, la metieron directamente en una sala de la que no tardaría demasiado en salir, con una ropa completamente diferente, era... ¿Un mono de carcelario? No podía ser, ¿los iban a meter en la cárcel sin si quiera un juicio justo?
La cara del muchacho dejaba ver todos y cada uno de los pensamientos que se estaban pasando por su cabeza, por lo que el guardia que estaba con él, con voz apaciguadora trató de calmarlo.
— No te preocupes, solo es provisional, mañana se celebrará un juicio.
El de rastas alzó la mirada, dejando ver un agradecimiento ante tal gesto del guardia, que acto seguido le instó a entrar en la misma sala de la que acababa de salir Katomi. En cuanto entró y el hombre salió de la sala una mujer de las que allí se encontraban fue la primera en hablar.
— Bueno, bienvenido a la cárcel de Tanzaku Gai. Desvistase y pongase las prendas reglamentarias de la prisión, por favor.
Riko rápidamente obedeció, plantándose aquel mono naranja que le hacía parecer un vulgar criminal al que habían detenido, aunque, siendo sinceros, era exactamente lo que era, por algo estaba allí. El guardia que estaba esperándolo en la puerta volvió a tomar las riendas de la situación y lo guió más hacia el interior del edificio, deteniéndose junto a una celda, para abrirla y hacerle un gesto con el brazo para que entrara en ella.
El sonido de la puerta cerrándose se escuchó a su espalda al introducirse en aquel pequeño cubículo que contaba con apenas una cama, una letrina y un lavabo.Cuando se dio la vuelta vio como en la celda contigua habían metido a Katomi, al menos, podría hablar con alguien, si no, no sabía si aguantaría una sola hora allí encerrado.
— En menuda nos hemos metido, ¿eh? Me parece que esos batidos van a tener que esperar... — Se esforzó por sonreír pero se notó la tristeza que sentía en aquel momento.
''Al menos hay testigos de que nosotros simplemente nos defendimos...'' Pensó el joven cabizbajo mientras iniciaba una improvisada ruta guiada hacia los aposentos de los delincuentes.
El camino fue algo que se le hizo eterno, no paraba de notar todas las miradas que se le lanzaban todas y cada una de las personas con las que se cruzaba, unas dejando ver desprecio, otras algo de un respeto posiblemente provocado por el miedo, aquellos guardias no se llevaban esposados a cualquier tipo de personas, y teniendo en cuenta que como él, dos gorilas más estaban siendo trasladados, algo gordo tenía que haber hecho.
Una vez llegaron a su destino, todo el grupo se dispuso a pasar, cuando Riko alcanzó la altura de una especie de recepción a la entrada del edificio pudo escuchar claramente lo que la persona que se encontraba dentro dijo.
— Naranja
¿Naranja? ¿Qué narices quería decir con eso? Pero quizás no fuera el momento más oportuno para ponerse a preguntar tales tonterías. El guardia que le escoltaba le guió hacia el interior del edificio, donde le hizo esperar hasta que Katomi entró, pero a ella no la hicieron detenerse, la metieron directamente en una sala de la que no tardaría demasiado en salir, con una ropa completamente diferente, era... ¿Un mono de carcelario? No podía ser, ¿los iban a meter en la cárcel sin si quiera un juicio justo?
La cara del muchacho dejaba ver todos y cada uno de los pensamientos que se estaban pasando por su cabeza, por lo que el guardia que estaba con él, con voz apaciguadora trató de calmarlo.
— No te preocupes, solo es provisional, mañana se celebrará un juicio.
El de rastas alzó la mirada, dejando ver un agradecimiento ante tal gesto del guardia, que acto seguido le instó a entrar en la misma sala de la que acababa de salir Katomi. En cuanto entró y el hombre salió de la sala una mujer de las que allí se encontraban fue la primera en hablar.
— Bueno, bienvenido a la cárcel de Tanzaku Gai. Desvistase y pongase las prendas reglamentarias de la prisión, por favor.
Riko rápidamente obedeció, plantándose aquel mono naranja que le hacía parecer un vulgar criminal al que habían detenido, aunque, siendo sinceros, era exactamente lo que era, por algo estaba allí. El guardia que estaba esperándolo en la puerta volvió a tomar las riendas de la situación y lo guió más hacia el interior del edificio, deteniéndose junto a una celda, para abrirla y hacerle un gesto con el brazo para que entrara en ella.
El sonido de la puerta cerrándose se escuchó a su espalda al introducirse en aquel pequeño cubículo que contaba con apenas una cama, una letrina y un lavabo.Cuando se dio la vuelta vio como en la celda contigua habían metido a Katomi, al menos, podría hablar con alguien, si no, no sabía si aguantaría una sola hora allí encerrado.
— En menuda nos hemos metido, ¿eh? Me parece que esos batidos van a tener que esperar... — Se esforzó por sonreír pero se notó la tristeza que sentía en aquel momento.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»