25/05/2016, 09:59
(Última modificación: 25/05/2016, 10:04 por Uzumaki Eri.)
—De hecho creo que no. En todo caso, sería el deber de un samurái. Pero, ¿de un shinobi?
Eri sentía algo contradictorio, por una parte, la negativa del Uchiha era vía libre para volver a los Dojos y no preocuparse nada más allá que de sus propios problemas, sin muertos, más Uchihas sin ojos y cúpulas extrañas, por otra parte; su curiosidad quería descubrir qué era, auxiliar a aquella persona que pedía ayuda en la lejanía... Y mientras la peliazul debatía en su interior, Datsue al parecer cambió de opinión.
—Está bien, vamos —dijo de pronto, adelantándose—. Pero permanece detrás de mí. No quiero que te pase nada, y menos a días de la Semifinal.
Las mejillas de la joven de Uzushiogakure se colorearon de carmesí de nuevo, y cuando Datsue viró su cabeza para guiñarle un ojo, desvió la mirada a otra parte. Pero, ¿por qué? ¡Si incluso se estaba poniendo nerviosa! ''Tranquilidad, Eri, es Datsue, ese chico que acabas de conocer'' Sí, vale, era un desconocido, pero del género masculino, y uno no tan desagradable a la visión, sin embargo... Eri solo había visto a un chico de verdad... ¿En Kazuma? ¿Nabi? Bueno, Nabi no, Nabi tenía un problema en su amor por la villa, y Juro quedaba descontado al ser tan pequeño... ¡Si es que parecía su hermano menor!
Así que... En resumen, tenía todo su derecho a sonrojarse ante Datsue.
Antes de seguir perdida en su cabeza, la pequeña siguió al muchacho tal y como éste le había señalado. El camino era estrecho, pero al andar uno delante del otro podían pasar sin duras complicaciones, lo malo eran las curvas que no lograba ver quizá por el paso de Datsue, incluso a veces casi podía haber jurado danzar hacia uno de los árboles o arbustos que decoraban los lados de la caminata por no haber visto el desvío.
— ¡Ay! — Chilló de pronto la joven ante la exclamación del takigakureño, que comenzó a correr. Eri lo siguió lo más rápido que pudo - o mejor dicho, lo que le prestaban sus piernas - hasta que llegó al lado de Datsue, cuando éste paró frente al lugar que parecía que le había llamado la atención. Posó su vista en el muchacho, sin embargo, su cabeza fue girándose lentamente, observando como un hombre estaba recostado contra un árbol. Todo parecería normal si el hombre, en verdad, no estuviese sujeto al árbol por una lanza que, por suerte, no le había atravesado el pecho, sino el hombro, por lo cual su respiración, que aunque débilmente, todavía seguía allí y no se había escapado del hombre.
Eri se mordió el labio inferior y esperó unos segundos, los cuales Datsue tomó por exclamar algo de nuevo y observar a los lados, peor la chica no pudo esperar más y se lanzó a socorrer al herido. No podía tomar precauciones teniendo a una persona herida frente a ella que requería de su atención, por mínima que fuese, él la necesitaba. Se arrodilló al lado del hombre y acercó ambas manos, temblorosas, a la lanza. ''Con este tembleque no voy a llegar muy lejos... Y lo peor es que la lanza atraviesa su hombro... Mi chakra no va a hacer mucho aquí... Lo mejor sería quitarle la lanza, tratarle un poco y llevarlo a un hospital... ¡Ay Kami! ¿Cómo? ¿Por qué?''.
Miró a Datsue de reojo, antes de poner las dos manos sobre el cuerpo de la lanza y tirar suavemente de ella, intentando quitársela sin provocarle más dolor, pero viendo que no conseguía nada, suspiró frustrada. — ¡Datsue-san, ayúdame! No puedo sacarla... — pidió.
Eri sentía algo contradictorio, por una parte, la negativa del Uchiha era vía libre para volver a los Dojos y no preocuparse nada más allá que de sus propios problemas, sin muertos, más Uchihas sin ojos y cúpulas extrañas, por otra parte; su curiosidad quería descubrir qué era, auxiliar a aquella persona que pedía ayuda en la lejanía... Y mientras la peliazul debatía en su interior, Datsue al parecer cambió de opinión.
—Está bien, vamos —dijo de pronto, adelantándose—. Pero permanece detrás de mí. No quiero que te pase nada, y menos a días de la Semifinal.
Las mejillas de la joven de Uzushiogakure se colorearon de carmesí de nuevo, y cuando Datsue viró su cabeza para guiñarle un ojo, desvió la mirada a otra parte. Pero, ¿por qué? ¡Si incluso se estaba poniendo nerviosa! ''Tranquilidad, Eri, es Datsue, ese chico que acabas de conocer'' Sí, vale, era un desconocido, pero del género masculino, y uno no tan desagradable a la visión, sin embargo... Eri solo había visto a un chico de verdad... ¿En Kazuma? ¿Nabi? Bueno, Nabi no, Nabi tenía un problema en su amor por la villa, y Juro quedaba descontado al ser tan pequeño... ¡Si es que parecía su hermano menor!
Así que... En resumen, tenía todo su derecho a sonrojarse ante Datsue.
Antes de seguir perdida en su cabeza, la pequeña siguió al muchacho tal y como éste le había señalado. El camino era estrecho, pero al andar uno delante del otro podían pasar sin duras complicaciones, lo malo eran las curvas que no lograba ver quizá por el paso de Datsue, incluso a veces casi podía haber jurado danzar hacia uno de los árboles o arbustos que decoraban los lados de la caminata por no haber visto el desvío.
— ¡Ay! — Chilló de pronto la joven ante la exclamación del takigakureño, que comenzó a correr. Eri lo siguió lo más rápido que pudo - o mejor dicho, lo que le prestaban sus piernas - hasta que llegó al lado de Datsue, cuando éste paró frente al lugar que parecía que le había llamado la atención. Posó su vista en el muchacho, sin embargo, su cabeza fue girándose lentamente, observando como un hombre estaba recostado contra un árbol. Todo parecería normal si el hombre, en verdad, no estuviese sujeto al árbol por una lanza que, por suerte, no le había atravesado el pecho, sino el hombro, por lo cual su respiración, que aunque débilmente, todavía seguía allí y no se había escapado del hombre.
Eri se mordió el labio inferior y esperó unos segundos, los cuales Datsue tomó por exclamar algo de nuevo y observar a los lados, peor la chica no pudo esperar más y se lanzó a socorrer al herido. No podía tomar precauciones teniendo a una persona herida frente a ella que requería de su atención, por mínima que fuese, él la necesitaba. Se arrodilló al lado del hombre y acercó ambas manos, temblorosas, a la lanza. ''Con este tembleque no voy a llegar muy lejos... Y lo peor es que la lanza atraviesa su hombro... Mi chakra no va a hacer mucho aquí... Lo mejor sería quitarle la lanza, tratarle un poco y llevarlo a un hospital... ¡Ay Kami! ¿Cómo? ¿Por qué?''.
Miró a Datsue de reojo, antes de poner las dos manos sobre el cuerpo de la lanza y tirar suavemente de ella, intentando quitársela sin provocarle más dolor, pero viendo que no conseguía nada, suspiró frustrada. — ¡Datsue-san, ayúdame! No puedo sacarla... — pidió.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)