26/05/2016, 15:52
Cuando el calvo escuchó el argumento de la bien informada peliblanco, no le quedó mas opciones que admitir que tenía razón. Como mínimo le cedió la razón, puede que porque la llevase, o simplemente porque era una chica... Ya se sabe que siempre llevan la razón, y si no, mejor dársela para no escucharlas. Fuera como fuera, quizás ni estaba bien metido en el tema de llevar un negocio, pero había sonado bien contundente y decidida, lo cuál hacía que su argumento obtuviese una credibilidad monumental. No soltó apenas prenda, tan solo le dio la razón.
Por otro lado, cuando la chica hizo por pagar la cuenta, quedó algo intrigada ante la reacción del chico y la mesera. Ambos quedaron boquiabiertos ante la presencia del billete que había soltado, y eso que no era el mayor de su cartera. Alzó una ceja, e intentó comprender lo que sucedía sin éxito. Miró a ambos, y se encogió de hombros.
Antes de que llegase a preguntar qué sucedía, la chica que los atendió aclaró la situación. El billete era demasiado grande para la poca actividad de la tienda, y seguro que ni tenían cambio. La chica se llevó la mano a la nuca, y se frotó la parte baja de la cabellera por un instante.
—Si, creo que tengo un billete menor...
Sin perder la compostura, la chica tomó de nuevo su cartera, la abrió y sacó de ella un billete de 50 ryos. No, no los tenía de menos. De hecho... ¿Existían billetes de menos cantidad que 50? Ni lo sabía ni le importaba demasiado. Su objetivo desde hacía bastante había sido ahorrar, no tenía vista para minucias en éste ámbito, el monetario.
Dejó el nuevo billete justo al lado del que anteriormente había ofrecido, y recogió el billete rechazado. El pobre no había tenido culpa, pero había sido rechazado por esa chica. En fin, cosas peores se han visto.
—¿Ves Karamaru? Si tuviesen en cuenta lo que te dije, seguro que tendrían para dar el cambio al billete que he ofrecido antes... Pero con esa manera de tratar a los clientes, no.
Evidentemente, el comentario llevaba una gran puntillita para clavar en la chica que debiere haber escuchado. No tenía recelos la peliblanca en dar a conocer su opinión, no era una mentirosa o una cobarde. Tampoco buscaba bronca, pero sí que era cierto que odiaba a quien ostentaba una situación como ser propietario de un negocio y no aprovecharlo.
Por otro lado, cuando la chica hizo por pagar la cuenta, quedó algo intrigada ante la reacción del chico y la mesera. Ambos quedaron boquiabiertos ante la presencia del billete que había soltado, y eso que no era el mayor de su cartera. Alzó una ceja, e intentó comprender lo que sucedía sin éxito. Miró a ambos, y se encogió de hombros.
Antes de que llegase a preguntar qué sucedía, la chica que los atendió aclaró la situación. El billete era demasiado grande para la poca actividad de la tienda, y seguro que ni tenían cambio. La chica se llevó la mano a la nuca, y se frotó la parte baja de la cabellera por un instante.
—Si, creo que tengo un billete menor...
Sin perder la compostura, la chica tomó de nuevo su cartera, la abrió y sacó de ella un billete de 50 ryos. No, no los tenía de menos. De hecho... ¿Existían billetes de menos cantidad que 50? Ni lo sabía ni le importaba demasiado. Su objetivo desde hacía bastante había sido ahorrar, no tenía vista para minucias en éste ámbito, el monetario.
Dejó el nuevo billete justo al lado del que anteriormente había ofrecido, y recogió el billete rechazado. El pobre no había tenido culpa, pero había sido rechazado por esa chica. En fin, cosas peores se han visto.
—¿Ves Karamaru? Si tuviesen en cuenta lo que te dije, seguro que tendrían para dar el cambio al billete que he ofrecido antes... Pero con esa manera de tratar a los clientes, no.
Evidentemente, el comentario llevaba una gran puntillita para clavar en la chica que debiere haber escuchado. No tenía recelos la peliblanca en dar a conocer su opinión, no era una mentirosa o una cobarde. Tampoco buscaba bronca, pero sí que era cierto que odiaba a quien ostentaba una situación como ser propietario de un negocio y no aprovecharlo.