Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#35
Cuando era pequeña, no deseaba otra cosa. Recuerdo que le hacía mucha ilusión a mi madre, se pasaba el día dándome consejos y enseñándome cosas —Katsue sonrió levemente, hacia nada en concreto—. Ahora... es cierto que aún conservo parte de esos sentimientos, pero se ha vuelto más una obligación que un gusto. Tengo que trabajar para que Juro y yo podamos comer, pero casi nunca estoy en casa.

Su voz denotaba un poco de aflicción, pero su mirada se mantenía seria e imperturbable. Parecía que aceptaba su vida tal como era y que no tenía arrepentimientos sobre el camino que había recorrido.

No me malinterpretes, dudo que quisiese ser otra cosa a estas alturas, pero... —Katsue no supo cómo acabar sus palabras en ese momento, así que simplemente se cortó—. Las misiones suelen ser peligrosas, ya sabes.

Las palabras de Katsue le hacían pensar en muchas cosas sobre su propia vida, sobre el camino que había elegido, o quizás, el camino que la había elegido a ella.

Ya veo… —aseguro mientras observaba, con una mirada cálida, las nubes que transitaban sobre ambas—. Puede que sea porque tenemos roles similares, pero siento, que de cierta forma, te entiendo, Katsue-san.

Un destello de luz le hizo parpadear, el tiempo se había pasado bastante rápido allí afuera, el sol se encontraba ya en su punto más alto, confirmando que ya era medio día. La joven de cabellos negro sacó de su kimono un reloj de bolsillo, de esos que son redondos y plateados, para cerciorarse de la hora.

El tiempo se pasa volando cuando se está a gusto —aseguro mientras guardaba el elegante artefacto de tiempo—. Es una lástima, Katsue-san, pero tenemos que marcharnos, dentro de un rato el doctor ira comprobar al estado de mi señor.

Se le podía escuchar tranquila, pero, aun así, su expresión era indicativa de que no deseaba marcharse. Al Ishimura no le hubiese importado perder la consulta y quedarse conversando en aquel ambiente tan agradable, pero la Miyazaki tenía un deber para con él, al cual no podía permitirse faltar. Se levantó y procedió a llamar a su joven señor.

¡Mi señor Kazuma, es hora de irnos! —A pesar de que su tono de voz era alto, seguía siendo amable y relajado.
____________________________________________________________________________________

Gambarimasu, Kazuma —clavó su mirada seria otra vez en él, nada de risas ni de alegría. No lo consideraba una idiotez, lo tomaba muy en serio.

El joven de ojos grises se limito a adoptar un semblante serio, pero relajado, y a levantar su pulgar en señal de aprobación. No estaba seguro de porque, pero la actitud animosa de su compañero siempre le parecía agradable y oportuna.

«Somos bastante diferentes —pensó, recapitulando lo poco similares que eran sus personalidades—, pero puede que tengamos varias cosas en común.» Lo más parecido es que ambos tenían quien les cuidara. Ambas guardianas eran tan distintas como ellos, pero puede que los sentimientos que había entre ambas relaciones, cuidador y protegido, fueran mucho más parecidos de lo que se podría imaginar.

¡Mi señor Kazuma, debemos retirarnos! —A pesar de que su tono de voz era alto, seguía siendo amable y relajado.

Bueno, Juro, parece que es hora de irme —le aseguro con expresión serena—. Ha sido un rato agradable, creo que lo que me hacía mucha falta era tomar un poco de aire y conversar un rato.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
Responder


Mensajes en este tema
RE: Las guardianas del sosiego - por Hanamura Kazuma - 27/05/2016, 19:08


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.