30/05/2016, 05:03
Desde luego no era la cosa mas agradable para tocar mientras se esta comiendo pero lo último que hubiese querido era que su acompañante se pusiese de aquella manera. Posiblemente hubiese podido manejar un poco mejor sus palabras y evitar que sea tan chocante para la kunoichi, pues a fin de cuentas el contexto no era el mejor para tocar esos temas.
Oh... vamos... no te pongas así, muchacha...
Pensaba al ver a Katomi trazar las circunferencias sobre el cuidado mantel y después lanzar una disculpa sobre la mesa. Si algo esperaba tener en común con la peliblanco realmente no deseaba que fuese un pasado familiar como ese.
No... por favor...
Contestó el shinobi en primera instancia llevando sus manos al frente como queriendo contener a la muchacha pero sin meterse en su espacio personal, y junto a una expresión entre alegría y ¿tristeza?. Por un lado estaba de ese humor que uno podría tener al recordar cosas como las que había recordado, pero a su vez podría decirse que se sentía contento de tener a una persona que comentarle su situación pero a causa de eso también había generado el contexto en el que se encontraban en aquel instante. Todo un carrusel de emociones.
No lo sientas tanto, creo que también se me pudo haber ido un poco la lengua... podríamos haber tocado el tema en otro momento...
Tratada de lanzar los mejores argumentos que se le venían a la cabeza en el momento. El contacto visual durante aquellos segundos no dejaría lugar para la mentira en ninguno de los dos, podría decirse que el defecto actuaba en ambos. Quizás lo mejor sería ablandar un poco el terreno de alguna manera y fue entonces que la comida de la Sarutobi le dio la respuesta.
Ya se, hagamos esto...
Dijo forzando una voz un tanto rasposa como si fuese un anciano o un intento de eso para luego bajar un segundo la mirada al plato de Katomi. Acercaría entonces sus palillos hasta que queden relativamente cerca del borde y señalo unas verduras que había en él.
Aceptaré un poco de sus verduras como señal de buena fe... y a su vez... te dejaré probar un poco de lo que hay en mi plato.
Ofreció a la muchacha conservando el tono rasposo, buscando de alguna manera llevar el hilo de la conversación por otro lado. Acompañando sus palabras realizaba un gesto con su mano libre como si estuviese acariciando una larga barba imaginaria, podría decirse que era otra actuación improvisada para animar a la muchacha y por qué no también, a si mismo.
Oh... vamos... no te pongas así, muchacha...
Pensaba al ver a Katomi trazar las circunferencias sobre el cuidado mantel y después lanzar una disculpa sobre la mesa. Si algo esperaba tener en común con la peliblanco realmente no deseaba que fuese un pasado familiar como ese.
No... por favor...
Contestó el shinobi en primera instancia llevando sus manos al frente como queriendo contener a la muchacha pero sin meterse en su espacio personal, y junto a una expresión entre alegría y ¿tristeza?. Por un lado estaba de ese humor que uno podría tener al recordar cosas como las que había recordado, pero a su vez podría decirse que se sentía contento de tener a una persona que comentarle su situación pero a causa de eso también había generado el contexto en el que se encontraban en aquel instante. Todo un carrusel de emociones.
No lo sientas tanto, creo que también se me pudo haber ido un poco la lengua... podríamos haber tocado el tema en otro momento...
Tratada de lanzar los mejores argumentos que se le venían a la cabeza en el momento. El contacto visual durante aquellos segundos no dejaría lugar para la mentira en ninguno de los dos, podría decirse que el defecto actuaba en ambos. Quizás lo mejor sería ablandar un poco el terreno de alguna manera y fue entonces que la comida de la Sarutobi le dio la respuesta.
Ya se, hagamos esto...
Dijo forzando una voz un tanto rasposa como si fuese un anciano o un intento de eso para luego bajar un segundo la mirada al plato de Katomi. Acercaría entonces sus palillos hasta que queden relativamente cerca del borde y señalo unas verduras que había en él.
Aceptaré un poco de sus verduras como señal de buena fe... y a su vez... te dejaré probar un poco de lo que hay en mi plato.
Ofreció a la muchacha conservando el tono rasposo, buscando de alguna manera llevar el hilo de la conversación por otro lado. Acompañando sus palabras realizaba un gesto con su mano libre como si estuviese acariciando una larga barba imaginaria, podría decirse que era otra actuación improvisada para animar a la muchacha y por qué no también, a si mismo.