3/06/2016, 12:45
El trayecto a la celda no fue lo más agradable que Riko había hecho en su vida, las miradas y los gritos del resto de reos le hicieron sentir algo de temor frente a lo que le esperaba, había escuchado historias de las cárceles, pero jamás había estado en una, ni si quiera de visitante, por lo que no había podido confirmar aquellas historias.
— ¡Eh preciosa! Espero que estés mucho tiempo aquí. — Le grito un hombre desde una celda. Un hombre que pesaría, aproximadamente 120 kilos, estaba calvo y al parecer no era excesivamente listo.
Riko le lanzó una mirada asesina, a pesar de ese pequeño temor o respeto que tenía en aquel momento por donde se encontraba, no pensaba achantarse ante cualquiera.
— Es mejor para ti que no, porque saldrías mal parado si te acercases a mi. — El calvo se rió y, con un gesto de brazo lo animó a continuar hasta su celda.
Rápidamente vio quien iba a ser la persona que iba a estar a su lado en aquel momento de su vida, y era la persona con la que había entablado combate contra los dos monstruos en el bar, Katomi, que le recibió con una gran sonrisa, al parecer no era el único que se alegraba de tener a alguien conocido cerca.
Katomi rápidamente le explicó que como tarde al día siguiente ya habría tenido lugar el juicio y podrían salir de aquel lugar, así que solamente les quedaba esperar. Aquella iba a ser una noche muy larga, por lo que estaba bien poder hablar con alguien.
— No te preocupes, no entraba en mis planes ducharme aquí... — Rió el joven ante el comentario de la peliblanca. — Por cierto, me he fijado y... No luchas nada mal, ¿eh? Les hemos dado una buena a esos matones. — Dijo Riko sonriendo ampliamente.
— ¡Eh preciosa! Espero que estés mucho tiempo aquí. — Le grito un hombre desde una celda. Un hombre que pesaría, aproximadamente 120 kilos, estaba calvo y al parecer no era excesivamente listo.
Riko le lanzó una mirada asesina, a pesar de ese pequeño temor o respeto que tenía en aquel momento por donde se encontraba, no pensaba achantarse ante cualquiera.
— Es mejor para ti que no, porque saldrías mal parado si te acercases a mi. — El calvo se rió y, con un gesto de brazo lo animó a continuar hasta su celda.
Rápidamente vio quien iba a ser la persona que iba a estar a su lado en aquel momento de su vida, y era la persona con la que había entablado combate contra los dos monstruos en el bar, Katomi, que le recibió con una gran sonrisa, al parecer no era el único que se alegraba de tener a alguien conocido cerca.
Katomi rápidamente le explicó que como tarde al día siguiente ya habría tenido lugar el juicio y podrían salir de aquel lugar, así que solamente les quedaba esperar. Aquella iba a ser una noche muy larga, por lo que estaba bien poder hablar con alguien.
— No te preocupes, no entraba en mis planes ducharme aquí... — Rió el joven ante el comentario de la peliblanca. — Por cierto, me he fijado y... No luchas nada mal, ¿eh? Les hemos dado una buena a esos matones. — Dijo Riko sonriendo ampliamente.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»