4/06/2016, 16:45
—Considerando el clima que estamos teniendo el día de hoy, me temo que no tengo otra alternativa más que aceptar su generosa oferta, Ishimura-dono. —Se había escuchado un poco forzado, pero seguía siendo la respuesta que deseaba escuchar.
—Bien —se permitió esbozar una tenue sonrisa—, pongámonos en marcha. El lugar del que te hablo se encuentra cerca, a una calle de distancia cuando mucho.
Se levantó y comenzó a caminar mientras le hacía un gesto a Mogura para que le siguiera. La supuesta heladería no se encontraba lejos, pero con tanta gente caminando de un lado para otro existía la posibilidad de que su acompañante se perdiera en aquella marea humana. Naomi se colocó detrás de él y se sincronizó con sus pasos para no quedarse rezagada.
Bastaría con que Mogura no perdiese de vista a ambos durante aquel trecho.
Puede que fuese por el incesante calor que el trayecto se le había hecho un poco más largo de lo esperado, o también pudo ser porque se tenía que mover esquivando a las personas que caminaban en sentido opuesto al suyo. La sensación de que la caminata había valido la pena se vio incrementada intensamente cuando ambos, el genin y su guardiana, se detuvieron. Ahora estaban frente a un edificio cuyo aspecto serio y tradicional dificultaba el saber qué propósito tenía. La única pista era un letrero, en la parte superior, con los kanjis para helado y un letrero de tela, cubriendo la entrada, con enormes y elegantes trazos que decían “Exquisito y refrescante”.
—Hemos llegado, este es el sitio del que hablaba. —Aseguro girándose para hablarle a Mogura, si es que este aun seguía detrás de él.
—Bien —se permitió esbozar una tenue sonrisa—, pongámonos en marcha. El lugar del que te hablo se encuentra cerca, a una calle de distancia cuando mucho.
Se levantó y comenzó a caminar mientras le hacía un gesto a Mogura para que le siguiera. La supuesta heladería no se encontraba lejos, pero con tanta gente caminando de un lado para otro existía la posibilidad de que su acompañante se perdiera en aquella marea humana. Naomi se colocó detrás de él y se sincronizó con sus pasos para no quedarse rezagada.
Bastaría con que Mogura no perdiese de vista a ambos durante aquel trecho.
Puede que fuese por el incesante calor que el trayecto se le había hecho un poco más largo de lo esperado, o también pudo ser porque se tenía que mover esquivando a las personas que caminaban en sentido opuesto al suyo. La sensación de que la caminata había valido la pena se vio incrementada intensamente cuando ambos, el genin y su guardiana, se detuvieron. Ahora estaban frente a un edificio cuyo aspecto serio y tradicional dificultaba el saber qué propósito tenía. La única pista era un letrero, en la parte superior, con los kanjis para helado y un letrero de tela, cubriendo la entrada, con enormes y elegantes trazos que decían “Exquisito y refrescante”.
—Hemos llegado, este es el sitio del que hablaba. —Aseguro girándose para hablarle a Mogura, si es que este aun seguía detrás de él.