7/06/2016, 19:59
A los Dojos… Vale. Joder, y ¿aguantará? O más bien, ¿aguantaré yo cargándolo?
—¿Puedes con él, o lo llevo yo?
La pregunta de Eri fue música para sus oídos.
—Si lo coges por el otro lado sería perfecto —respondió Datsue, con el brazo derecho del hombre por encima de sus hombros. Dudaba que pudiese caminar demasiado cargando todo el peso él solo. Pese a que no lo parecía, aquel anciano pesaba lo suyo. Y él no era un tío forzudo, precisamente—. Vamos.
Los pies del anciano se arrastraban por el suelo a medida que recorrían el camino. Datsue todavía estaba con los ojos puestos en los árboles, en las sombras alargadas que producían los troncos y en cualquier movimiento que percibiese con el rabillo del ojo. Más que preocupado por el anciano, estaba asustado. Asustado por el responsable de aquella herida espantosa.
Clap, clap, clap. Sus pies chapotearon en un charco, el mismo que había evadido con un salto cuando corría en dirección contraria. Entonces, se oyó un chasquido. La tierra bajo sus pies dejó de sostenerle, sintió que se mantenía en el aire durante unos angustiosos segundos y que, luego, caía al vacío. Sus piernas y sus brazos se agitaron como un pollo sin cabeza, asustado, y emitió un aullido agudo —y, porque no decirlo, vergonzoso—, hasta que chocó de espaldas contra el fondo del pozo y el golpe le vacío los pulmones y le cortó la respiración.
—¡Una trampa! —alcanzó a chillar, tras coger aire, con esa habilidad suya que tenía para decir lo obvio cuando estaba de los nervios.
Efectivamente, Datsue y el anciano —y no sabía si Eri—, habían caído en una especie de pozo de seis metros de profundidad, bastante ancho y con agua cubriendo hasta las rodillas. El Uchiha había caído de culo sobre algo blando, sin poder identificar el qué, y observaba con ojos desencajados un sello que estaba pegado a pocos centímetros de la superficie del agua, frente a él. Un sello con el kanji del agua inscrito en él.
Arriba, casi al final del pozo, otro sello. Datsue creyó discernir el kanji de la tierra dibujado en él.
—¡¿Qué demonios es todo esto?! —gritó, con el latido de su corazón martilleándole la cabeza. Aquello era una completa locura.
—¿Puedes con él, o lo llevo yo?
La pregunta de Eri fue música para sus oídos.
—Si lo coges por el otro lado sería perfecto —respondió Datsue, con el brazo derecho del hombre por encima de sus hombros. Dudaba que pudiese caminar demasiado cargando todo el peso él solo. Pese a que no lo parecía, aquel anciano pesaba lo suyo. Y él no era un tío forzudo, precisamente—. Vamos.
Los pies del anciano se arrastraban por el suelo a medida que recorrían el camino. Datsue todavía estaba con los ojos puestos en los árboles, en las sombras alargadas que producían los troncos y en cualquier movimiento que percibiese con el rabillo del ojo. Más que preocupado por el anciano, estaba asustado. Asustado por el responsable de aquella herida espantosa.
Clap, clap, clap. Sus pies chapotearon en un charco, el mismo que había evadido con un salto cuando corría en dirección contraria. Entonces, se oyó un chasquido. La tierra bajo sus pies dejó de sostenerle, sintió que se mantenía en el aire durante unos angustiosos segundos y que, luego, caía al vacío. Sus piernas y sus brazos se agitaron como un pollo sin cabeza, asustado, y emitió un aullido agudo —y, porque no decirlo, vergonzoso—, hasta que chocó de espaldas contra el fondo del pozo y el golpe le vacío los pulmones y le cortó la respiración.
—¡Una trampa! —alcanzó a chillar, tras coger aire, con esa habilidad suya que tenía para decir lo obvio cuando estaba de los nervios.
Efectivamente, Datsue y el anciano —y no sabía si Eri—, habían caído en una especie de pozo de seis metros de profundidad, bastante ancho y con agua cubriendo hasta las rodillas. El Uchiha había caído de culo sobre algo blando, sin poder identificar el qué, y observaba con ojos desencajados un sello que estaba pegado a pocos centímetros de la superficie del agua, frente a él. Un sello con el kanji del agua inscrito en él.
Arriba, casi al final del pozo, otro sello. Datsue creyó discernir el kanji de la tierra dibujado en él.
—¡¿Qué demonios es todo esto?! —gritó, con el latido de su corazón martilleándole la cabeza. Aquello era una completa locura.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado