8/06/2016, 17:09
Cuando se dio cuenta que el pobre anciano casi se ahoga por su descuido, ayudó a Eri a erguirlo. Si aquel hombre lograba sobrevivir al final del día, tendrían que hacer una estatua en su honor. No podía tener peor suerte.
—Y... ¿Y si trep…? —no pudo terminar la frase.
De pronto, una tromba de agua salió despedida del sello que tenía Datsue al lado. Un chorro de agua que salía con tanta fuerza y presión que arrastró a los tres contra la pared contraria y les amenazó con ahogarles. Era como si aquel sello estuviese conectado con la presa de un río, y de pronto fuese abierto. Datsue tragó agua, braceó y trató de escalar. Ni siquiera se dio cuenta que había soltado al anciano por segunda vez en el día.
Su instinto solo le preocupaba sobrevivir.
Con la adrenalina recorriendo sus venas, concentró chakra en manos y pies y consiguió trepar como una araña bajo un huracán inclemente. Le ardían los ojos, le ardían los pulmones, le ardían los músculos por el esfuerzo. Tosió. Una, dos, tres veces. Luego alzó la mirada y vio la luz del sol. La salida, su salvación.
Sonrió.
El kanji de la tierra escrito en el sello también pareció sonreír, iluminándose de un color rojo, y entonces, como por arte de magia, vomitó tierra. Una pared de tierra, más bien, que taponó la salida y eclipsó por completo el sol. Ya no había salida. Ya no había luz. Ya no había sonrisas. Tan solo oscuridad y miedo. Eso, y el sonido que se oiría bajo una cascada. El sello de abajo seguía expulsando agua como un grifo roto, y el corazón de Datsue se atenazó por el pánico al comprender lo que aquello significaba.
Tenía que hacer algo. Y tenía que hacerlo rápido. Su cerebro, lejos de paralizarse, estaba eléctrico. Ágil. Entonces se acordó de algo:
—¡Eri! —gritó, incapaz de verla por la oscuridad total. Su voz rebotó en las paredes y formó un eco—. ¿Estás bien? ¿¡Dónde estás!?
Pese a que podía parecerlo, no era la preocupación de un caballero por su dama en apuros. Más bien, era la preocupación de una persona que realizaba puenting por su cuerda. Datsue recordaba que aquel "deporte", por llamarlo de alguna manera, se estaba poniendo muy de moda en el Puente Tenchi. También recordaba la fuerza que Eri había demostrado tener al partir la lanza con el canto de la mano. Pero, ¿sería lo suficientemente fuerte como para abrir una abertura en el techo de tierra?
—Y... ¿Y si trep…? —no pudo terminar la frase.
De pronto, una tromba de agua salió despedida del sello que tenía Datsue al lado. Un chorro de agua que salía con tanta fuerza y presión que arrastró a los tres contra la pared contraria y les amenazó con ahogarles. Era como si aquel sello estuviese conectado con la presa de un río, y de pronto fuese abierto. Datsue tragó agua, braceó y trató de escalar. Ni siquiera se dio cuenta que había soltado al anciano por segunda vez en el día.
Su instinto solo le preocupaba sobrevivir.
Con la adrenalina recorriendo sus venas, concentró chakra en manos y pies y consiguió trepar como una araña bajo un huracán inclemente. Le ardían los ojos, le ardían los pulmones, le ardían los músculos por el esfuerzo. Tosió. Una, dos, tres veces. Luego alzó la mirada y vio la luz del sol. La salida, su salvación.
Sonrió.
El kanji de la tierra escrito en el sello también pareció sonreír, iluminándose de un color rojo, y entonces, como por arte de magia, vomitó tierra. Una pared de tierra, más bien, que taponó la salida y eclipsó por completo el sol. Ya no había salida. Ya no había luz. Ya no había sonrisas. Tan solo oscuridad y miedo. Eso, y el sonido que se oiría bajo una cascada. El sello de abajo seguía expulsando agua como un grifo roto, y el corazón de Datsue se atenazó por el pánico al comprender lo que aquello significaba.
Tenía que hacer algo. Y tenía que hacerlo rápido. Su cerebro, lejos de paralizarse, estaba eléctrico. Ágil. Entonces se acordó de algo:
—¡Eri! —gritó, incapaz de verla por la oscuridad total. Su voz rebotó en las paredes y formó un eco—. ¿Estás bien? ¿¡Dónde estás!?
Pese a que podía parecerlo, no era la preocupación de un caballero por su dama en apuros. Más bien, era la preocupación de una persona que realizaba puenting por su cuerda. Datsue recordaba que aquel "deporte", por llamarlo de alguna manera, se estaba poniendo muy de moda en el Puente Tenchi. También recordaba la fuerza que Eri había demostrado tener al partir la lanza con el canto de la mano. Pero, ¿sería lo suficientemente fuerte como para abrir una abertura en el techo de tierra?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado