8/06/2016, 17:55
(Última modificación: 8/06/2016, 17:55 por Uchiha Datsue.)
—¿Crees... ¡que soy retrasada mental!?
Sus palabras, afiladas como el filo de una navaja, cortaron la perorata del Uchiha como haría una buena bofetada con el berrinche de un niño pequeño. Datsue balbuceó algo ininteligible, y cuando vio el puño de Anzu alzándose, amenazador, sobre su rostro, arrugó la nariz y entrecerró los ojos. Poco más pudo hacer, salvo echar la cabeza hacia atrás, asustado, cuando el puño eléctrico de la kunoichi silbó el aire en su dirección…
Pero entonces se detuvo. No supo por qué, pero lo hizo. Datsue exhaló un profundo y alargado suspiro de alivio, y casi se cayó cuando Anzu, de improvisto, le soltó del agarre. Tenía las rodillas flojas.
—Tenemos que salir de aquí.
Nunca había estado más de acuerdo con nadie en su vida.
—Concuerdo. —Ni quejas, ni lamentos ni discursitos. A partir de entonces, el Uchiha se cuidaría de mantener controlada su lengua en presencia de Anzu. Era eso o acabar con la nariz rota, y eso sería una tragedia para una nariz tan bonita.
De pronto, se escucharon golpes tras la puerta que había a sus espaldas. La puerta por la que acababan de entrar. Alguien la estaba aporreando, y parecía desesperado. Se oyó un chillido, un chillido propio de una colegiala asustada, pero que a ambos les resultó extrañamente familiar. La puerta crujió, como un leño al partirse, y entonces… Silencio. Nada más que silencio.
Datsue retrocedió como un viajero al ver una serpiente. Luego, con voz temblorosa, dijo:
—Voto por la otra puerta.
Sus palabras, afiladas como el filo de una navaja, cortaron la perorata del Uchiha como haría una buena bofetada con el berrinche de un niño pequeño. Datsue balbuceó algo ininteligible, y cuando vio el puño de Anzu alzándose, amenazador, sobre su rostro, arrugó la nariz y entrecerró los ojos. Poco más pudo hacer, salvo echar la cabeza hacia atrás, asustado, cuando el puño eléctrico de la kunoichi silbó el aire en su dirección…
Pero entonces se detuvo. No supo por qué, pero lo hizo. Datsue exhaló un profundo y alargado suspiro de alivio, y casi se cayó cuando Anzu, de improvisto, le soltó del agarre. Tenía las rodillas flojas.
—Tenemos que salir de aquí.
Nunca había estado más de acuerdo con nadie en su vida.
—Concuerdo. —Ni quejas, ni lamentos ni discursitos. A partir de entonces, el Uchiha se cuidaría de mantener controlada su lengua en presencia de Anzu. Era eso o acabar con la nariz rota, y eso sería una tragedia para una nariz tan bonita.
De pronto, se escucharon golpes tras la puerta que había a sus espaldas. La puerta por la que acababan de entrar. Alguien la estaba aporreando, y parecía desesperado. Se oyó un chillido, un chillido propio de una colegiala asustada, pero que a ambos les resultó extrañamente familiar. La puerta crujió, como un leño al partirse, y entonces… Silencio. Nada más que silencio.
Datsue retrocedió como un viajero al ver una serpiente. Luego, con voz temblorosa, dijo:
—Voto por la otra puerta.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado