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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#37
A mi también —admitió, más relajado—. Creo que voy a dejar de intentar escaparme, al menos de momento. Pero tienes que recuperarte tú también para poder ir a ver la final. Espero que nos veamos ahí.

Si... Me aseguraré de recuperarme y estar ahí.

Puede que estar “atrapado” en un hospital y necesitar de una silla de ruedas no fuese considerado como algo placentero, pero definitivamente, no existía forma de negar que aquel efímero tiempo que pasaron conversando no fuese agradable. No se desarrollo como la típica charla estirada y monótona que tendrían un par de ninjas típicos, sino que se trató de algo mucho más casual y relajado.

«Ahora me siento un poco mejor.» Permitió que una tenue sonrisa se dibujara en su rostro mientras se desplazaba hacia donde estaba Naomi.

Lo comprendo, por mucho que Juro se niegue también tiene que volver a su camilla — dijo, con un tono algo apagado. No sabía qué era esa sensación, pero estaba triste—. Deberíamos repetirlo, después de todo unidas será más fácil vigilar a esos dos cabezas huecas.

Sería agradable, Katsue-san, reunirnos de nuevo y conversar un poco más. —Se sentía un poco triste, pero la expectativa de poder repetir aquella ocasión consiguió levantarle el ánimo.

El Ishimura podía sentir como su compañero del látigo se movía siguiéndole, aunque en ningún momento había escuchado que su hermana le llamará.

Cuando llegó al sitio pudo percibir un ambiente un poco extraño, como si aquel par de guardianas no fueran unas desconocidas. Era como si se tratara de un par de amigas que habían estado conversando con gran naturalidad, como si se de alguna manera, por más improbable que pudiese parecer, ambas hubiesen hecho buenas migas. Quizás todo fuese debido a aquel bonito lugar que invitaba a charlar y a relajarse, elementos idóneos en lo que se refiere a llevarse bien y pasar un buen rato con otra persona.

«Esto es un poco extraño. No es que yo sepa leer el ambiente, pero parece que estaban bastante cómodas.» Le parecía poco probable que aquellas dos pudiesen congeniar, por lo que dejó de lado aquel pensamiento.

Se tomaron unos instantes para respirar, profunda y tranquilamente, esa sensación de paz que transmitía aquel sitio.

Ha sido un día agradable —admitió él—. Gracias por haber pasado un poco de tiempo con nosotros, Juro y Katsue-san. —en esta ocasión se aseguró de usar el honorífico—. Hasta la próxima.

Hasta la próxima, Katsue-san y Juro-san. —La Miyazaki realizó una reverencia y antes de que su señor pudiera poner algún pero, tomo la silla de ruedas y comenzó a empujarla.

Luego de un rato, cuando se movían a través de los pasillos, se manifestaron algunas palabras entre ambos.

Debo admitir que fue buena idea el ir a visitar a Juro, me ha sentado bastante bien —aseguro mientras se estiraba un poco—. ¿A ti qué te pareció, Naomi? No has dicho nada al respecto.

De hecho, fue bastante agradable, Mi señor —respondió con naturalidad—. El joven Juro y la señorita Katsue son buena compañía.

Si… Parece que te llevaste bien con aquella chica, más de lo que esperaba… Me alegro por ti, Naomi.

Gracias, Mi señor Kazuma, a mi también me ha sentado bien el pasar aquel rato conversando.

Eso me hace pensar; Ustedes parecen no tener nada en común, ¿de qué hablaron? —Se sentía curioso.

Jejeje —la de negra cabellera dejó escapar una bonita y modesta risa—. Platicamos sobre como es la vida que llevamos las guardianas y como buscamos el sosiego de nuestros protegidos.
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RE: Las guardianas del sosiego - por Hanamura Kazuma - 11/06/2016, 04:31


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