15/06/2016, 00:24
El intercambio de bocados había finalizado de forma agradable, podría llegar a ser recordado como un antecedente incluso el haberle dado de comer con los palillos, una buena manera de germinar la semilla de la amistad.
Me alegro de que te haya gustado.
Regalandole una sonrisa, el shinobi retornó los palillos al plato mientras lo acercaba a su persona. Ciertamente el lugar y la comida estaban resultando ser del agrado de ambos, por su parte notaba la compañía de la muchacha como algo que amplificaba esa sensación agradable del restaurante, no sería lo mismo disfrutar el sitio comiendo solo y en silencio.
Volvieron entonces a comer cada cual a su ritmo, estaría llevando un ritmo un poco mas acelerado al comer que su acompañante pero trataba de dejar un margen para que lo alcanzaran tomándose su tiempo para beber el té que tenía servido. Poco a poco los platos de cada uno iban siendo vaciados y con la pregunta de la kunoichi se pondría en evidencia de que a ninguno de los dos se les había olvidado la parte del postre.
Hmmm... la verdad es que no sabría decirlo...
Dijo descansando los palillos con los que estaba comiendo contra el borde de su bol a la vez que alzaba su mirada para cruzarse con la de la Sarutobi.
...creo, si mal no recuerdo, que habíamos comprado helado a un muchacho que tenia un puesto rodante frente al negocio, aunque parece que ya no está mas.
Agregó a su respuesta señalando en un momento la entrada del lugar con su dedo indice y desviando por un instante la mirada hacía el mismo lugar. Quien sabe cuanto tiempo habrá estado ese sujeto trabajando desde la ultima vez que Mogura pudo verlo, quizás habría llegado a poner su propia heladería en algún lugar de Amegakure.
¿Qué te parece si después de terminar la comida miramos el menú a ver si hay profiteroles y torta de frutilla?
Preguntó entonces a la chica de ojos rojos recordandole un poco de la conversación que habían tenido en el camino hacia el restaurante.
Me alegro de que te haya gustado.
Regalandole una sonrisa, el shinobi retornó los palillos al plato mientras lo acercaba a su persona. Ciertamente el lugar y la comida estaban resultando ser del agrado de ambos, por su parte notaba la compañía de la muchacha como algo que amplificaba esa sensación agradable del restaurante, no sería lo mismo disfrutar el sitio comiendo solo y en silencio.
Volvieron entonces a comer cada cual a su ritmo, estaría llevando un ritmo un poco mas acelerado al comer que su acompañante pero trataba de dejar un margen para que lo alcanzaran tomándose su tiempo para beber el té que tenía servido. Poco a poco los platos de cada uno iban siendo vaciados y con la pregunta de la kunoichi se pondría en evidencia de que a ninguno de los dos se les había olvidado la parte del postre.
Hmmm... la verdad es que no sabría decirlo...
Dijo descansando los palillos con los que estaba comiendo contra el borde de su bol a la vez que alzaba su mirada para cruzarse con la de la Sarutobi.
...creo, si mal no recuerdo, que habíamos comprado helado a un muchacho que tenia un puesto rodante frente al negocio, aunque parece que ya no está mas.
Agregó a su respuesta señalando en un momento la entrada del lugar con su dedo indice y desviando por un instante la mirada hacía el mismo lugar. Quien sabe cuanto tiempo habrá estado ese sujeto trabajando desde la ultima vez que Mogura pudo verlo, quizás habría llegado a poner su propia heladería en algún lugar de Amegakure.
¿Qué te parece si después de terminar la comida miramos el menú a ver si hay profiteroles y torta de frutilla?
Preguntó entonces a la chica de ojos rojos recordandole un poco de la conversación que habían tenido en el camino hacia el restaurante.