19/06/2016, 00:00
—¿¡Quieres dejarme en paz!?— respondió furioso —Ya tengo un padre cómo para que tú me andes siguiendo.
Ya sea por buena o mala fortuna, o quizás por el golpetazo, parecía que el alcohol se le empezaba a bajar pudiendo hablar con un poco más de coherencia, aunque eso poco imporaba ya.
—Quiero estar sólo, nada más.
Empezaba a darse cuenta de lo que había pasado, llenándose de remordimiento por todo lo ocurrido. Pero eso no cambiaba las cosas, de hecho estaba peor que un inicio, si volvía temía por una reprimenda aún mayor. Había tocado fondo en más de un sentido y ahora no sabía que hacer, no quería volver, pero tampoco quería quedarse ahí hundido en la miseria. Su idea de mandar todo al diablo pasaba una y otra vez por su cabeza.
"¿Porqué?"
No era la primera vez que acumulaba tensión al punto de estallar en un ataque, pero esta vez había sido por motivos diferentes y con consecuencias mucho más graves. No era del todo consciente de lo que había pasado, lo único que tenía claro era que estando cuerdo nunca habría hecho algo así.
—No sé a donde ir, no sé que hacer— Admitió afligido.
Mientras tanto el samurai seguía intentado darles caza a los dos shinobis, virando entre calles y calles en búsqueda de los jóvenes que habían saltado entre los techos, buena parte del vecindario se encontraba molesto por el escándalo a esas horas de la noche.
—Cuando los encuentre me llevaré a los dos derechito a la carceleta— Musitó para sí.
Ya sea por buena o mala fortuna, o quizás por el golpetazo, parecía que el alcohol se le empezaba a bajar pudiendo hablar con un poco más de coherencia, aunque eso poco imporaba ya.
—Quiero estar sólo, nada más.
Empezaba a darse cuenta de lo que había pasado, llenándose de remordimiento por todo lo ocurrido. Pero eso no cambiaba las cosas, de hecho estaba peor que un inicio, si volvía temía por una reprimenda aún mayor. Había tocado fondo en más de un sentido y ahora no sabía que hacer, no quería volver, pero tampoco quería quedarse ahí hundido en la miseria. Su idea de mandar todo al diablo pasaba una y otra vez por su cabeza.
"¿Porqué?"
No era la primera vez que acumulaba tensión al punto de estallar en un ataque, pero esta vez había sido por motivos diferentes y con consecuencias mucho más graves. No era del todo consciente de lo que había pasado, lo único que tenía claro era que estando cuerdo nunca habría hecho algo así.
—No sé a donde ir, no sé que hacer— Admitió afligido.
Mientras tanto el samurai seguía intentado darles caza a los dos shinobis, virando entre calles y calles en búsqueda de los jóvenes que habían saltado entre los techos, buena parte del vecindario se encontraba molesto por el escándalo a esas horas de la noche.
—Cuando los encuentre me llevaré a los dos derechito a la carceleta— Musitó para sí.