22/06/2016, 18:50
(Última modificación: 22/06/2016, 22:11 por Uchiha Akame.)
Anzu no apartó la mirada de su compañero Uchiha cuando este, todavía de rodillas sobre el suelo y con los ojos inyectados en sangre por aquel Doujutsu tan raro, tomó el acero. Sus miradas se encontraron, carmesí una, gris la otra. Sin embargo, Anzu no le miraba a él; estaba absorta en sus pensamientos, con aquella penetrante inexpresividad pintada en el rostro. Firme y erguida, parecía un animal dispuesto a recibir la estocada de gracia.
Pero... ¿Era realmente lo que iba a suceder? No, ya lo creo que no. Porque dígase una cosa de Yotsuki Anzu: es una chica con recursos.
Al principio pensó que eran imaginaciones suyas, provocadas por estrés, confusión y agotamiento. Todos esos estados pueden inducir falsas percepciones a un ninja. Pero, cuando Datsue tomó el cuchillo entre sus manos, ella lo sintió de nuevo. Estaba ahí. Probablemente había estado ahí todo el rato, riéndose de ellos, intentando volverles locos hasta conseguir que el Uchiha la asesinara.
¿Quién? ¿Por qué? ¿Cómo? Preguntas que no tenían relevancia en ese momento. Lo único que contaba, que podía separar la vida y la muerte, era un segundo. Un sólo segundo, porque su maestro un día le explicó que todos los enemigos son más vulnerables justo en el momento en que creen que ya han ganado. Y Anzu había encontrado ese segundo. Estaba ahí, justo cuando los dedos de Datsue se cerraron en torno al puño de aquella siniestra daga.
«Te tengo, hijoputa.»
De repente, la Yotsuki giró noventa grados hacia su derecha y subió el codo a la altura del pecho, agarrándose el puño con el brazo libre con gesto técnico. Con un súbito estallido, una capa azulada de electricidad envolvió su brazo por completo, y Anzu se lanzó a la carga hacia el lado contrario al que estaba Datsue, soltando un alarido de rabia. Ni siquiera sabía a quién estaba atacando, sólo que era extremadamente ruidoso. Podría haber oído su respiración desde la Ribera del Norte.
Pero... ¿Era realmente lo que iba a suceder? No, ya lo creo que no. Porque dígase una cosa de Yotsuki Anzu: es una chica con recursos.
Al principio pensó que eran imaginaciones suyas, provocadas por estrés, confusión y agotamiento. Todos esos estados pueden inducir falsas percepciones a un ninja. Pero, cuando Datsue tomó el cuchillo entre sus manos, ella lo sintió de nuevo. Estaba ahí. Probablemente había estado ahí todo el rato, riéndose de ellos, intentando volverles locos hasta conseguir que el Uchiha la asesinara.
¿Quién? ¿Por qué? ¿Cómo? Preguntas que no tenían relevancia en ese momento. Lo único que contaba, que podía separar la vida y la muerte, era un segundo. Un sólo segundo, porque su maestro un día le explicó que todos los enemigos son más vulnerables justo en el momento en que creen que ya han ganado. Y Anzu había encontrado ese segundo. Estaba ahí, justo cuando los dedos de Datsue se cerraron en torno al puño de aquella siniestra daga.
«Te tengo, hijoputa.»
De repente, la Yotsuki giró noventa grados hacia su derecha y subió el codo a la altura del pecho, agarrándose el puño con el brazo libre con gesto técnico. Con un súbito estallido, una capa azulada de electricidad envolvió su brazo por completo, y Anzu se lanzó a la carga hacia el lado contrario al que estaba Datsue, soltando un alarido de rabia. Ni siquiera sabía a quién estaba atacando, sólo que era extremadamente ruidoso. Podría haber oído su respiración desde la Ribera del Norte.