23/06/2016, 04:04
Datsue no pudo estar más de acuerdo con el primer comentario de Karamaru, en la que instaba al posadero a mantener al margen sus sentimientos hacia sus vecinos mientras estuviesen investigando. Uno de ellos tenía que ser el responsable, a narices. No había lugar para poner la mano en el fuego por todos ellos.
Seguidamente, Karamaru ratificó sus palabras. Él tenía las mismas sospechas. Era normal. No había mucho más de quién sospechar, por el momento. Finalmente, el calvo sugirió hacer una visita al borracho. Casualmente, Datsue pensaba lo mismo.
—Pues precisamente quedé con Noemi en eso. Ella visitará a la mujer de la víctima, para ver si ha visto algo. Y yo planeaba ver al borracho. Voy a avisarla de que vamos y partimos.
Cogió la última tostada que quedaba, con la idea en la cabeza de regalársela a Noemi en un gesto galán, y subió por las escaleras impaciente por verla. Toc, toc, toc.
No hubo respuesta.
Toc, toc, toc. Otra vez silencio. Nervioso, entreabrió la puerta con lentitud.
—Todavía no estás… —Datsue se quedó a cuadros. Noemi había desaparecido. Corrió hasta la ventana, abierta, y se asomó por el alféizar. Ni rastro.
Un escalofrío recorrió su espalda. Había… ¿escapado? Aquello no tenía sentido. ¿Por qué iba a hacer una cosa así? Pero entonces, la única opción que quedaba era…
—¿La han raptado? —La tostada se partió bajo su puño. Quizá se estuviese precipitando. Quizá había una explicación lógica para todo aquello. Pero en aquel instante la mente del Uchiha era un caos de pesimismo. Y de furia. Como alguien le hubiese hecho algo...
Bajó corriendo por las escaleras. La mirada encendida por el Sharingan. Entonces, cuando los ojos de Karamaru y Yoshi se posaron en él, tan solo pudo decir:
—Noemi no está.
Emiko asintió ante su primera pregunta, confirmando su nombre.
—Necesito hacerle unas preguntas respecto al asesinato de Ryoma, como podrá apreciar por la bandana en mi cuello soy una kunoichi, supongo que Hiromi le habrá notificado de esto.
Los orbes azules de Emiko apenas descendieron para comprobar que decía la verdad respecto a la bandana, sin perder la sonrisa.
—Me lo comentó hace un poco, sí. —Sonrió de nuevo—. ¿Quieres pasar?
Emiko se echó hacia un lado y la invitó a entrar. Recorrió un pasillo estrecho y abrió una de las puertas correderas, que conducía a la cocina. Era bastante pequeña, con una mesa en el centro para albergar a cuatro personas y bastante luminosa, gracias a las ventanas que daban al jardín.
Desplazó una silla hacia atrás y le indicó con un gesto amable a que tomase asiento.
—¿Un té?
Seguidamente, Karamaru ratificó sus palabras. Él tenía las mismas sospechas. Era normal. No había mucho más de quién sospechar, por el momento. Finalmente, el calvo sugirió hacer una visita al borracho. Casualmente, Datsue pensaba lo mismo.
—Pues precisamente quedé con Noemi en eso. Ella visitará a la mujer de la víctima, para ver si ha visto algo. Y yo planeaba ver al borracho. Voy a avisarla de que vamos y partimos.
Cogió la última tostada que quedaba, con la idea en la cabeza de regalársela a Noemi en un gesto galán, y subió por las escaleras impaciente por verla. Toc, toc, toc.
No hubo respuesta.
Toc, toc, toc. Otra vez silencio. Nervioso, entreabrió la puerta con lentitud.
—Todavía no estás… —Datsue se quedó a cuadros. Noemi había desaparecido. Corrió hasta la ventana, abierta, y se asomó por el alféizar. Ni rastro.
Un escalofrío recorrió su espalda. Había… ¿escapado? Aquello no tenía sentido. ¿Por qué iba a hacer una cosa así? Pero entonces, la única opción que quedaba era…
—¿La han raptado? —La tostada se partió bajo su puño. Quizá se estuviese precipitando. Quizá había una explicación lógica para todo aquello. Pero en aquel instante la mente del Uchiha era un caos de pesimismo. Y de furia. Como alguien le hubiese hecho algo...
Bajó corriendo por las escaleras. La mirada encendida por el Sharingan. Entonces, cuando los ojos de Karamaru y Yoshi se posaron en él, tan solo pudo decir:
—Noemi no está.
...
Emiko asintió ante su primera pregunta, confirmando su nombre.
—Necesito hacerle unas preguntas respecto al asesinato de Ryoma, como podrá apreciar por la bandana en mi cuello soy una kunoichi, supongo que Hiromi le habrá notificado de esto.
Los orbes azules de Emiko apenas descendieron para comprobar que decía la verdad respecto a la bandana, sin perder la sonrisa.
—Me lo comentó hace un poco, sí. —Sonrió de nuevo—. ¿Quieres pasar?
Emiko se echó hacia un lado y la invitó a entrar. Recorrió un pasillo estrecho y abrió una de las puertas correderas, que conducía a la cocina. Era bastante pequeña, con una mesa en el centro para albergar a cuatro personas y bastante luminosa, gracias a las ventanas que daban al jardín.
Desplazó una silla hacia atrás y le indicó con un gesto amable a que tomase asiento.
—¿Un té?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado