28/06/2016, 18:57
— El Dojo Palace, no es difícil de reconocer, tiene el nombre con unas letras doradas y enormes. — Describió el muchacho.
Eri intentó recordarlo, hacer un hueco en su memoria para aquel nombre y que ésta no se olvidase fácilmente de él, pero difícil era cuando el anterior hotel se llamaba ''El Pony Dorado''...
Un intruso se añadió al dúo, formando un trío para nada deseado, alguien preguntando sobre el presupuesto de las espadas de los Samurái, ¿pero no veían que Riko estaba inválido y lo mejor era llegar cuanto antes al hotel? Si su mano fuese una farola, se golpearía de nuevo contra ella.
— Pueeeeees... — Comenzó a decir el rastas. — No sé, Eri, ¿tenemos tiempo?— ¿Ahora era ella la que decidía? Un tic se apoderó de su ojo derecho mientras viraba su rostro a aquella persona que había osado perturbar su tan animado viaje. Pero ésta lo tomó como una afirmación de la peliazul.
—Bueno, como verán, los recortes en estos lares están ocurriendo, es un hecho. ¿Lo saben? Sí, lo saben, lo veo en sus ojos de jóvenes incomprendidos. — A cada palabra Eri fruncía más y más el ceño. —Así que ando recogiendo firmas para devolver el presupuesto para que los samurái primerizos puedan pagar una mísera espada que corte, no una espaducha de madura vieja y roída... ¿Me entienden?
El colmo, ¿Samurái primerizo con una espada de verdad? ¡Eso era una masacre, peligro por las calles! Se llevó una mano a la frente, tapando sus ojos de la vergüenza que estaba pasando. Ella estaba en tiempo muerto, entre un combate y otro, pero no podía perder el tiempo en semejante estupidez. Sobre todo cuando Riko si que estaba a punto de morir.
—Yo no entender idioma, tu disculpar a me — Habló la pequeña de forma teatral, harta de tanta tontería, ya ni sabía cómo salir de esta sin parecer una completa retrasada.
Eri intentó recordarlo, hacer un hueco en su memoria para aquel nombre y que ésta no se olvidase fácilmente de él, pero difícil era cuando el anterior hotel se llamaba ''El Pony Dorado''...
Un intruso se añadió al dúo, formando un trío para nada deseado, alguien preguntando sobre el presupuesto de las espadas de los Samurái, ¿pero no veían que Riko estaba inválido y lo mejor era llegar cuanto antes al hotel? Si su mano fuese una farola, se golpearía de nuevo contra ella.
— Pueeeeees... — Comenzó a decir el rastas. — No sé, Eri, ¿tenemos tiempo?— ¿Ahora era ella la que decidía? Un tic se apoderó de su ojo derecho mientras viraba su rostro a aquella persona que había osado perturbar su tan animado viaje. Pero ésta lo tomó como una afirmación de la peliazul.
—Bueno, como verán, los recortes en estos lares están ocurriendo, es un hecho. ¿Lo saben? Sí, lo saben, lo veo en sus ojos de jóvenes incomprendidos. — A cada palabra Eri fruncía más y más el ceño. —Así que ando recogiendo firmas para devolver el presupuesto para que los samurái primerizos puedan pagar una mísera espada que corte, no una espaducha de madura vieja y roída... ¿Me entienden?
El colmo, ¿Samurái primerizo con una espada de verdad? ¡Eso era una masacre, peligro por las calles! Se llevó una mano a la frente, tapando sus ojos de la vergüenza que estaba pasando. Ella estaba en tiempo muerto, entre un combate y otro, pero no podía perder el tiempo en semejante estupidez. Sobre todo cuando Riko si que estaba a punto de morir.
—Yo no entender idioma, tu disculpar a me — Habló la pequeña de forma teatral, harta de tanta tontería, ya ni sabía cómo salir de esta sin parecer una completa retrasada.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)