29/06/2016, 20:30
— Es cierto, además, este estilo de construcción... Es muy bonito, ¿no crees? Quizás sea porque es al que estoy acostumbrado, pero sin duda es el que más me gusta
—Si, supongo— respondió con lago de nostalgia la peliblanca —Al fin y al cabo no hay mejor lugar que el hogar— por un instante recordó su tranquila y pacífica Kusabi, un pequeño pueblo donde nunca pasaba nada, donde el día a día era pausado y amable con sus habitantes. Suspiró un tanto apenada, echaba de menos volver a su monótona existencia.
No tardaron demasiado en llegar a las inmediaciones del estadio donde se celebraba el torneo, no entendía muy bien por qué habían llegado allí puesto que era donde siempre solían ir y su compañero le había pedido pasear un poco para hacer turismo. Sin embargo, una parte de ella se alegro por haber llegado tan pronto a su destino y casi que se sintió un poco mal.
El muchacho le explicó que el lugar donde quería ir a comer estaba cerca de allí y que lo mejor sería preguntar a algún transeúnte por la ubicación exacta.
Mitsuki miró a izquierda a derecha, antes de girarse y mirar a su espalda tratando de buscar a alguien pero fue en vano. Los dos chicos estaban totalmente solos en aquel lugar y no era de extrañar, era la hora de almorzar y todo el mundo debía de estar haciéndolo en los Dojos menos ellos.
—Me temo que no veo a nadie— señaló la peliblanca —¿No te dieron alguna otra indicación?— justo cuando acababa de terminar de decir aquello diviso a un hombre que salía desde el estadio en dirección a su derecha —Vaya, que suerte. Preguntemosle a ese señor— le apremió Mitsuki antes de que se alejase demasiado de ellos o lo perdiesen de vista
—Si, supongo— respondió con lago de nostalgia la peliblanca —Al fin y al cabo no hay mejor lugar que el hogar— por un instante recordó su tranquila y pacífica Kusabi, un pequeño pueblo donde nunca pasaba nada, donde el día a día era pausado y amable con sus habitantes. Suspiró un tanto apenada, echaba de menos volver a su monótona existencia.
No tardaron demasiado en llegar a las inmediaciones del estadio donde se celebraba el torneo, no entendía muy bien por qué habían llegado allí puesto que era donde siempre solían ir y su compañero le había pedido pasear un poco para hacer turismo. Sin embargo, una parte de ella se alegro por haber llegado tan pronto a su destino y casi que se sintió un poco mal.
El muchacho le explicó que el lugar donde quería ir a comer estaba cerca de allí y que lo mejor sería preguntar a algún transeúnte por la ubicación exacta.
Mitsuki miró a izquierda a derecha, antes de girarse y mirar a su espalda tratando de buscar a alguien pero fue en vano. Los dos chicos estaban totalmente solos en aquel lugar y no era de extrañar, era la hora de almorzar y todo el mundo debía de estar haciéndolo en los Dojos menos ellos.
—Me temo que no veo a nadie— señaló la peliblanca —¿No te dieron alguna otra indicación?— justo cuando acababa de terminar de decir aquello diviso a un hombre que salía desde el estadio en dirección a su derecha —Vaya, que suerte. Preguntemosle a ese señor— le apremió Mitsuki antes de que se alejase demasiado de ellos o lo perdiesen de vista