30/06/2016, 19:43
Así que para cazar… Pero, ¿quién cojones está tan loco? Y en pleno Torneo, cuando no para de entrar y salir gente de los Dojos. Chasqueó la lengua. Joder, tenía que haber hecho más por el anciano. Seguramente no hubiésemos llegado a tiempo para salvarle, pero… Mierda.
¿Tendría familia aquel anciano? ¿Tendría hijos, nietos u esposa que notaran su ausencia? Datsue se imaginó la escena: primero, molestos por su tardanza; luego, preocupados; y, finalmente, angustiados por no saber dónde estaba. Lo siguiente sería buscarle y, con mala suerte, encontrarle. Porque eso significaba caer en la trampa.
—¿Y tú, qué piensas?
Las palabras de Eri le devolvieron a la realidad. Entonces, apretó el paso.
—Que hay que informar cuanto antes.
Cuando llegaron a la entrada de los Dojos, un valle situado entre dos enormes montañas, Datsue estaba con medio pulmón fuera. Al final había hecho un sprint en la recta final, mitad por ganarle a Eri mitad por informar cuanto antes a los samuráis. El resultado era que ahora casi no podía ni tenerse en pie ante los dos samuráis que tenía frente a él, que le miraban ceñudos.
Uno era joven, de pelo largo y negro, recogido en una coleta, y con ojos verdosos. El otro, más alto y robusto, de cabellos largos y blancos, al igual que su barba, tenía una edad considerablemente mayor. Podrían pasar por abuelo y nieto. Ambos portaban kimonos largos de color marrón con estampados, y una katana a la cintura.
Datsue se les acercó y apuntó hacia sus espaldas, para luego farfullar, todavía no recuperado de la carrera:
—Los-los… De camino a… Una… Trampa…
El ceño de ambos guardias se hizo todavía más ceñudo.
—¡Tranquilo, muchacho! ¡Respira hondo y tranquílizate, que parece que vayas a desmayarte! —exclamó el más viejo, para luego fijar la mirada en Eri—. A ver, ¿qué sucede?
¿Tendría familia aquel anciano? ¿Tendría hijos, nietos u esposa que notaran su ausencia? Datsue se imaginó la escena: primero, molestos por su tardanza; luego, preocupados; y, finalmente, angustiados por no saber dónde estaba. Lo siguiente sería buscarle y, con mala suerte, encontrarle. Porque eso significaba caer en la trampa.
—¿Y tú, qué piensas?
Las palabras de Eri le devolvieron a la realidad. Entonces, apretó el paso.
—Que hay que informar cuanto antes.
…
Cuando llegaron a la entrada de los Dojos, un valle situado entre dos enormes montañas, Datsue estaba con medio pulmón fuera. Al final había hecho un sprint en la recta final, mitad por ganarle a Eri mitad por informar cuanto antes a los samuráis. El resultado era que ahora casi no podía ni tenerse en pie ante los dos samuráis que tenía frente a él, que le miraban ceñudos.
Uno era joven, de pelo largo y negro, recogido en una coleta, y con ojos verdosos. El otro, más alto y robusto, de cabellos largos y blancos, al igual que su barba, tenía una edad considerablemente mayor. Podrían pasar por abuelo y nieto. Ambos portaban kimonos largos de color marrón con estampados, y una katana a la cintura.
Datsue se les acercó y apuntó hacia sus espaldas, para luego farfullar, todavía no recuperado de la carrera:
—Los-los… De camino a… Una… Trampa…
El ceño de ambos guardias se hizo todavía más ceñudo.
—¡Tranquilo, muchacho! ¡Respira hondo y tranquílizate, que parece que vayas a desmayarte! —exclamó el más viejo, para luego fijar la mirada en Eri—. A ver, ¿qué sucede?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado