2/07/2016, 05:57
Sin más preámbulo, aquel trió se encaminó hacia su mesa, siguiendo al joven encargado de ubicarlos. En todo momento mantuvieron una marcha serena y elegante, tal como seguramente hacían todos los clientes habituales. En cierto punto, el de cabellos blancos sintió la necesidad de dejar escapar unas risillas, pues toda aquella extravagancia le parecía de lo más graciosa, pero en cuanto se giró para observar a Mogura este le hizo una reverencia, con lo cual consiguió que Kazuma mantuviera su compostura.
«Eso ha estado cerca… Si no fuera por la expresión solemne de Mogura, hubiera soltado una rústica carcajada.»
La mesa en la cual terminaron era por mucho la mejor del restaurante, y eso era bastante decir de un lugar como aquel. Estaba en un sitio privado y con una iluminación agradable, además tenía una vista excelente de un hermoso jardín tradicional en el exterior del local, un lugar de aspecto idílico y tranquilizador que tenía algunas mesas con sombrillas.
Una vez sentado, el Ishimura se permitió el relajarse un poco en cuanto a su postura. Lo cierto es que el mantener una transformación mientras procuraba conservar la etiqueta era algo bastante agotador, pero si quería que las cosas saliesen bien, tendría que continuar como hasta entonces.
Algunas personas de aquel establecimiento también habían mantenido su mirada sobre ellos desde que llegaron. Posiblemente solo fuera que aquellos ricachones sentían un poco de curiosidad, pero igual le ponía un poco tenso el llamar tanto la atención.
—¿Qué les parece? —Preguntó mientras observaba a sus acompañantes.
—Es baste elegante y con un muy buen ambiente, Mi señor. —Aseguro, mientras detallaba la fina elegancia de las tallas en aquella mesa de madera.
No pasó mucho tiempo hasta que alguien les llegó la cartilla.
Por fuera decía heladería, pero en el menú había muchas más cosas; Galletas, dulces, tortas, panecillos y, por supuesto, variedad de helados. Puede que algunos se sintieran abrumados ante tanta variedad, Kazuma incluido, pero los ojos Naomi brillaban con emoción mientras velozmente leía todas sus opciones. «Es inusual verle así, pero es algo agradable...» No pudo evitar esbozar una sonrisa, pues sabía que su guardiana, de una manera un tanto discreta, era fanática y adoradora de todo lo relacionado con dulces y repostería.
—Tenemos mucho de donde escoger —le tomaría un poco dar con algo adecuado en aquel listado—. Así que pueden tomarse el tiempo que necesiten.
«Eso ha estado cerca… Si no fuera por la expresión solemne de Mogura, hubiera soltado una rústica carcajada.»
La mesa en la cual terminaron era por mucho la mejor del restaurante, y eso era bastante decir de un lugar como aquel. Estaba en un sitio privado y con una iluminación agradable, además tenía una vista excelente de un hermoso jardín tradicional en el exterior del local, un lugar de aspecto idílico y tranquilizador que tenía algunas mesas con sombrillas.
Una vez sentado, el Ishimura se permitió el relajarse un poco en cuanto a su postura. Lo cierto es que el mantener una transformación mientras procuraba conservar la etiqueta era algo bastante agotador, pero si quería que las cosas saliesen bien, tendría que continuar como hasta entonces.
Algunas personas de aquel establecimiento también habían mantenido su mirada sobre ellos desde que llegaron. Posiblemente solo fuera que aquellos ricachones sentían un poco de curiosidad, pero igual le ponía un poco tenso el llamar tanto la atención.
—¿Qué les parece? —Preguntó mientras observaba a sus acompañantes.
—Es baste elegante y con un muy buen ambiente, Mi señor. —Aseguro, mientras detallaba la fina elegancia de las tallas en aquella mesa de madera.
No pasó mucho tiempo hasta que alguien les llegó la cartilla.
Por fuera decía heladería, pero en el menú había muchas más cosas; Galletas, dulces, tortas, panecillos y, por supuesto, variedad de helados. Puede que algunos se sintieran abrumados ante tanta variedad, Kazuma incluido, pero los ojos Naomi brillaban con emoción mientras velozmente leía todas sus opciones. «Es inusual verle así, pero es algo agradable...» No pudo evitar esbozar una sonrisa, pues sabía que su guardiana, de una manera un tanto discreta, era fanática y adoradora de todo lo relacionado con dulces y repostería.
—Tenemos mucho de donde escoger —le tomaría un poco dar con algo adecuado en aquel listado—. Así que pueden tomarse el tiempo que necesiten.