2/07/2016, 21:13
"¿Compañero de Uzu? ¿Se refiere a Riko-kun?"
No lo reconocía, pero sospechaba que se trataba de uno de los dos samurai que casi lo arrestan tras la riña en la casa de té. Esto era una rencilla personal pero poco podía hacer para calmarlo, sí de por sí era un corrupto intentar razonar con él no sería la mejor opción... Pero debía intentarlo. Caminó y se asomó desde atrás de Nabi para intentar apaciguarlo.
—Creo que todo esto es un malentendido— Habló con la cabeza gacha.
—A ver, hicieron escándalo a media calle, se pusieron a hacer carreritas sobre las casas ¿y aún así dices que es un malentendido?— Cruzó los brazos e hinchó el pecho —Ya me harté de que ustedes ninjas insolentes hagan lo que se les de la puta gana por la ciudad. Es más, con la cara que se trae este vago bien invento que se dieron de hostias que nadie puede probar lo contario.
En esos momentos el Takanashi se percató de una sombra en en el otro extremo del callejón, con la misma armadura y katana que el guardia que les estaba regañando. El otro samurai se estaba acercando por detrás pero el que hablaba estaba tan concentrado en su discurso que no notó la presencia del otro. El pelinegro quiso comentar pero el guardia prepotente no iba a dejar que nadie le interrumpiera, al más mínimo movimiento de labios el samurai alzaba la voz para dejar en claro su mensaje.
—Estuve observándolos, esperando a que los dos cometieran alguna cagada para arrestarlos, sin mencionar a ricitos de oro va de lengua suelta y me falta el respeto, bueno, que van a saber de respeto, son ninjas al final de cuentas— El otro guardia estaba ya atrás de el, pero seguía ensimismado y no le prestó atención —Ya está, ¿algún otro cargo que quieran que añada a su orden? jejejeje— Se burló extendiendo las manos.
—Aquí nadie va a ponerle cargos a nadie— Soltó de pronto el samurai que acababa de entrar en escena.
Si no fuera por la máscara, ambos shinobis hubieran visto cómo el rostro del hombre palidecia mientras giraba hacia atrás su cabeza como engranaje oxidado al escuchar la voz del que estaba a su espalda. Tatsuya si reconoció a ese hombre, fue el que los sacó de apuros a Riko, Mogura y a él en el incidente anterior.
—Lo escuché todo... Joven de Uzushiogakure, me disculpo por la actitud de mi compañero, puedes irte.
—¡NO! ¿¡Acaso los vas a dejar ir cómo la otra vez!?— Bramó a todo pulmón.
—Tú mejor cierra la boca— Le amenazó para luego mirar al Takanashi. —En cuanto a tí, la vez pasada sé que sólo querías ayudar, pero en esta ocasión no puedo dejarte ir, dudo que tengas edad siquiera para ingerir alcohol, por lo que tendré que llevarte con quién esté a cargo— Reafirmó.
Tatsuya miró al samurai, luego volteó a ver al Uchiha y después volvió a clavar su mirada en el samurai.
—Si— Se limitó a decir, en este punto ya nada lo iba a salvar del regaño que le esperaba, sólo le quedaba asumir las consecuencias de sus actos.
No lo reconocía, pero sospechaba que se trataba de uno de los dos samurai que casi lo arrestan tras la riña en la casa de té. Esto era una rencilla personal pero poco podía hacer para calmarlo, sí de por sí era un corrupto intentar razonar con él no sería la mejor opción... Pero debía intentarlo. Caminó y se asomó desde atrás de Nabi para intentar apaciguarlo.
—Creo que todo esto es un malentendido— Habló con la cabeza gacha.
—A ver, hicieron escándalo a media calle, se pusieron a hacer carreritas sobre las casas ¿y aún así dices que es un malentendido?— Cruzó los brazos e hinchó el pecho —Ya me harté de que ustedes ninjas insolentes hagan lo que se les de la puta gana por la ciudad. Es más, con la cara que se trae este vago bien invento que se dieron de hostias que nadie puede probar lo contario.
En esos momentos el Takanashi se percató de una sombra en en el otro extremo del callejón, con la misma armadura y katana que el guardia que les estaba regañando. El otro samurai se estaba acercando por detrás pero el que hablaba estaba tan concentrado en su discurso que no notó la presencia del otro. El pelinegro quiso comentar pero el guardia prepotente no iba a dejar que nadie le interrumpiera, al más mínimo movimiento de labios el samurai alzaba la voz para dejar en claro su mensaje.
—Estuve observándolos, esperando a que los dos cometieran alguna cagada para arrestarlos, sin mencionar a ricitos de oro va de lengua suelta y me falta el respeto, bueno, que van a saber de respeto, son ninjas al final de cuentas— El otro guardia estaba ya atrás de el, pero seguía ensimismado y no le prestó atención —Ya está, ¿algún otro cargo que quieran que añada a su orden? jejejeje— Se burló extendiendo las manos.
—Aquí nadie va a ponerle cargos a nadie— Soltó de pronto el samurai que acababa de entrar en escena.
Si no fuera por la máscara, ambos shinobis hubieran visto cómo el rostro del hombre palidecia mientras giraba hacia atrás su cabeza como engranaje oxidado al escuchar la voz del que estaba a su espalda. Tatsuya si reconoció a ese hombre, fue el que los sacó de apuros a Riko, Mogura y a él en el incidente anterior.
—Lo escuché todo... Joven de Uzushiogakure, me disculpo por la actitud de mi compañero, puedes irte.
—¡NO! ¿¡Acaso los vas a dejar ir cómo la otra vez!?— Bramó a todo pulmón.
—Tú mejor cierra la boca— Le amenazó para luego mirar al Takanashi. —En cuanto a tí, la vez pasada sé que sólo querías ayudar, pero en esta ocasión no puedo dejarte ir, dudo que tengas edad siquiera para ingerir alcohol, por lo que tendré que llevarte con quién esté a cargo— Reafirmó.
Tatsuya miró al samurai, luego volteó a ver al Uchiha y después volvió a clavar su mirada en el samurai.
—Si— Se limitó a decir, en este punto ya nada lo iba a salvar del regaño que le esperaba, sólo le quedaba asumir las consecuencias de sus actos.