3/07/2016, 12:29
La Yotsuki rió con jovialidad ante las palabras de Daruu. Le gustaba aquella situación; dos ninjas de Aldeas distintas, forjando una rivalidad que con el tiempo escalaría hasta desembocar en un combate legendario. Anzu no había leído muchas novelas, pero se imaginaba que era así como debía verse el cúlmen de cualquier buena historia. Debía ser así como un ninja labraba su nombre en los cuentos y leyendas de todo Oonindo.
—¡Lo mismo digo, Daruu-san! La próxima vez asegúrate de que un uzureño no te haya sacudido antes de que nos veamos —apuntó la chica, entre risas.
Sus ojos no se apartaron del gennin de Ame, que se alejaba entre la multitud. Tenía la impresión de que, cuando de verdad luchasen, sería un rival formidable. Ya había visto su Rasengan en acción, aquella técnica tan secreta y poderosa. «Si quiero medirme con él, no puedo quedarme atrás. Necesito un jutsu que pueda competir con el suyo...» En ese momento decidió que, cuando el Torneo terminase, tendría una larga y seria conversación con Hida-sensei.
Mientras veía a Daruu alejarse, Anzu dejó volar su imaginación; recorrió todo el Continente Ninja, pensando en cómo se ganaría fama y gloria para ser reconocida en cada rincón. «Y necesitaré un apodo, claro. Kajiya Anzu de Takigakure no suena demasiado intimidante, ni legendario, ni nada...»
—¡Lo mismo digo, Daruu-san! La próxima vez asegúrate de que un uzureño no te haya sacudido antes de que nos veamos —apuntó la chica, entre risas.
Sus ojos no se apartaron del gennin de Ame, que se alejaba entre la multitud. Tenía la impresión de que, cuando de verdad luchasen, sería un rival formidable. Ya había visto su Rasengan en acción, aquella técnica tan secreta y poderosa. «Si quiero medirme con él, no puedo quedarme atrás. Necesito un jutsu que pueda competir con el suyo...» En ese momento decidió que, cuando el Torneo terminase, tendría una larga y seria conversación con Hida-sensei.
Mientras veía a Daruu alejarse, Anzu dejó volar su imaginación; recorrió todo el Continente Ninja, pensando en cómo se ganaría fama y gloria para ser reconocida en cada rincón. «Y necesitaré un apodo, claro. Kajiya Anzu de Takigakure no suena demasiado intimidante, ni legendario, ni nada...»