3/07/2016, 15:26
La kunoichi le estrechó la mano enérgicamente sorprendiendo al espadachín, pero lejos de incomodarle sonrió al ver que seguía siendo la misma chica alegre.
—Yo también puedo ver que sigues tan animada cómo siempre.
Estando más cerca pudo notar que el número de cicatrices había aumentado, siempre imaginó que Anzu se esforzaba mucho en sus entrenamientos y eso le provocaba un poco de vergüenza de sí mismo al ver cómo su compañera se dedicaba tanto. Por otro lado le resultaba preocupante que ella se excederia a la hora de practicar, pero él no era quién para juzgarla. Ahora tenían un asunto más impotante que atender, uno muy delicado.
—Tienes razón— Su semblante se tornó serio —Debo admitir que aún no he digerido del todo lo que ocurrió en aquel incidente, pero sí sé que hay algo turbio cocinándose y es nuestra responsabilidad informarlo.— Empezó a caminar mientras usaba su mano para instarle a la morena para que lo acompañase.
Recordó la conversación que escuchó el día del ataque del shukaku, en aquel entonces no supo interpretar las palabras de los dos misteriosos encapuchados, pero con el pasar de los meses estuvo meditando al respecto y empezó a formar una teoría. Existía alguien ajeno a las tres grandes aldeas interesado en los bijuu y que estaba vigilándolos de cerca. Sin embargo también sabía que él no era la persona indicada para tratar el asunto, lo mejor que podía hacer era contarle al Kage y luego él ya podría asignar gente capaz de dilucidar el asunto.
—Por cierto, ¿ya habías avisado que vendríamos?— Ladeó la cabeza para preguntarle a su compañera.
Quería tener a certeza de cómo iban a proceder. Era la primera vez que hablaría frente a frente con el fundador de la aldea y no estaba muy seguro de cómo tratar con él.
—Yo también puedo ver que sigues tan animada cómo siempre.
Estando más cerca pudo notar que el número de cicatrices había aumentado, siempre imaginó que Anzu se esforzaba mucho en sus entrenamientos y eso le provocaba un poco de vergüenza de sí mismo al ver cómo su compañera se dedicaba tanto. Por otro lado le resultaba preocupante que ella se excederia a la hora de practicar, pero él no era quién para juzgarla. Ahora tenían un asunto más impotante que atender, uno muy delicado.
—Tienes razón— Su semblante se tornó serio —Debo admitir que aún no he digerido del todo lo que ocurrió en aquel incidente, pero sí sé que hay algo turbio cocinándose y es nuestra responsabilidad informarlo.— Empezó a caminar mientras usaba su mano para instarle a la morena para que lo acompañase.
Recordó la conversación que escuchó el día del ataque del shukaku, en aquel entonces no supo interpretar las palabras de los dos misteriosos encapuchados, pero con el pasar de los meses estuvo meditando al respecto y empezó a formar una teoría. Existía alguien ajeno a las tres grandes aldeas interesado en los bijuu y que estaba vigilándolos de cerca. Sin embargo también sabía que él no era la persona indicada para tratar el asunto, lo mejor que podía hacer era contarle al Kage y luego él ya podría asignar gente capaz de dilucidar el asunto.
—Por cierto, ¿ya habías avisado que vendríamos?— Ladeó la cabeza para preguntarle a su compañera.
Quería tener a certeza de cómo iban a proceder. Era la primera vez que hablaría frente a frente con el fundador de la aldea y no estaba muy seguro de cómo tratar con él.