4/07/2016, 15:31
—Soy de Uzushiogakure, pero mis rasgos físicos son propios de la línea de sangre a la cual pertenezco—
Aquella revelación dejó la peliblanca un instante pensativa, en cierta forma debían de ser compañeros pues ambos pertenecían a la misma villa. La verdad es que no nunca hubiese sospechado que aquel chico podría ser de Uzu, al fin y al cabo la mayoría de gente de Uzu tenía unos rasgos bastante definidos aunque claro... también estaba Yota.
—Disculpa si la pregunta es un tanto indiscreta, pero tu cabello… Digo, es muy poco común ¿Acaso es algo habitual entre las personas de tu lugar de origen?—
—¿Tanto se nota que no soy de aquí?— bromeó la Hyuga alegremente —Si te digo la verdad tampoco es muy común— comentó sin ningún rubor —Según me contaron mis matronas pocas veces aparece— prefería omitir el detalle de que dentro de sus predecesoras apenas tres tuvieron ese color de cabello
Poco a poco los chicos fueron avanzando por el camino, hasta que tras cruzar el último recodo pudieron observar justo delante la plaza central del templo.
—Vaya, hemos tenido suerte. No nos hemos perdido— celebró la Hyuga una vez se adentraron en la plaza —Debo ser una buena guía—
Aquella revelación dejó la peliblanca un instante pensativa, en cierta forma debían de ser compañeros pues ambos pertenecían a la misma villa. La verdad es que no nunca hubiese sospechado que aquel chico podría ser de Uzu, al fin y al cabo la mayoría de gente de Uzu tenía unos rasgos bastante definidos aunque claro... también estaba Yota.
—Disculpa si la pregunta es un tanto indiscreta, pero tu cabello… Digo, es muy poco común ¿Acaso es algo habitual entre las personas de tu lugar de origen?—
—¿Tanto se nota que no soy de aquí?— bromeó la Hyuga alegremente —Si te digo la verdad tampoco es muy común— comentó sin ningún rubor —Según me contaron mis matronas pocas veces aparece— prefería omitir el detalle de que dentro de sus predecesoras apenas tres tuvieron ese color de cabello
Poco a poco los chicos fueron avanzando por el camino, hasta que tras cruzar el último recodo pudieron observar justo delante la plaza central del templo.
—Vaya, hemos tenido suerte. No nos hemos perdido— celebró la Hyuga una vez se adentraron en la plaza —Debo ser una buena guía—