4/07/2016, 16:49
Todo iba con sonrisas, carcajadas y alguno que otro chiste malo pero de repente la peliblanco cambió totalmente su expresión. Al ver tal cambio en su rostro, como si hubiese visto algo que no había visto nunca antes en su vida, y escuchar aquel comentario que se le había escapado
Oh vamos... ¿Qué tan impresionante puede ser eso?
Pensó el shinobi para luego girarse en la misma dirección y poner una cara bastante parecida a la de la kunoichi, sobre ruedas se movilizaba aquel par de... obras de arte de bestiales proporciones en lo que a términos postreales se refiere. El flan había sido decorado con una forma muy fácil de ver como una montaña, con la punta nevada con nata y un río de dulce caramelo bajando por los lados.
Oh... ¡por Amenokami!
Sus ojos brillaron ligeramente abriéndose de par en par al ver cada vez con mas detalle aquel plato lleno de tortitas de frutilla ordenadas en forma de montaña. No pudo mediar ninguna palabra mientras la mesera iba colocando los platos sobre la superficie de madera pero aún así sus labios no estaban juntos, tenia una pequeña abertura que delataba sus intenciones de hacer algún comentario.
Eh... ¡Gracias!
Dijo para luego sacudir la cabeza de un lado a otro poniendo los pies en la tierra nuevamente, la torta de frutilla estaba haciendo efecto en él con tan solo mostrarse ante sus ojos, había resistido pero solo durante los segundos previos a degustar aquella delicia que tenía en frente.
¡Y con esto deberían tener como para la semana que le sigue!
Comentó en respuesta para luego reír con ella, aunque sin dejar de mirar la escultura de tortas que le habían traído.
Esto es hermoso, Kato...
Oh vamos... ¿Qué tan impresionante puede ser eso?
Pensó el shinobi para luego girarse en la misma dirección y poner una cara bastante parecida a la de la kunoichi, sobre ruedas se movilizaba aquel par de... obras de arte de bestiales proporciones en lo que a términos postreales se refiere. El flan había sido decorado con una forma muy fácil de ver como una montaña, con la punta nevada con nata y un río de dulce caramelo bajando por los lados.
Oh... ¡por Amenokami!
Sus ojos brillaron ligeramente abriéndose de par en par al ver cada vez con mas detalle aquel plato lleno de tortitas de frutilla ordenadas en forma de montaña. No pudo mediar ninguna palabra mientras la mesera iba colocando los platos sobre la superficie de madera pero aún así sus labios no estaban juntos, tenia una pequeña abertura que delataba sus intenciones de hacer algún comentario.
Eh... ¡Gracias!
Dijo para luego sacudir la cabeza de un lado a otro poniendo los pies en la tierra nuevamente, la torta de frutilla estaba haciendo efecto en él con tan solo mostrarse ante sus ojos, había resistido pero solo durante los segundos previos a degustar aquella delicia que tenía en frente.
¡Y con esto deberían tener como para la semana que le sigue!
Comentó en respuesta para luego reír con ella, aunque sin dejar de mirar la escultura de tortas que le habían traído.
Esto es hermoso, Kato...