6/07/2016, 22:34
La semana siguiente, Juro ya fue capaz de salir del baño más de cinco minutos seguidos sin tener que volver corriendo. Aun en el desayuno, las dos mujeres no parecían nada arrepentidas por lo que pasaba. Es más, se lo tomaban a risa.
- Coño, si tengo un hermano… - comentó Katsue, nada más verle – Pensababa que la taza del váter te había tragado, Juro.
- Si tienes problemas ahí dentro puedo darte algunas pastillas. Ayudan muy bien... – dijo Furui, con la misma sonrisa burlona.
- No quiero nada que venga de ti…
- Tranquilo, Juro. Fue tu culpa, caíste.
- ¡Eso no es justo! – exclamó, claramente contrariado - Me hablaste de mi madre, y…
- ¿Y? – preguntó la anciana, con la misma sonrisa - ¿Mi apariencia te hizo bajar la guardia?
- Si… - admitió, de mala gana.
- Eso es el primer paso. Como ninja, no debes bajar la guardia. Nunca – soltó la dulce ancianita, de repente - No sabes que puede haber en los caramelos de una tierna ancianita, o en la cuna de una supuesta madre, ni en la comida de un desconocido. Cualquier excusa es buena para matarte, querido. Por mucho que te ofrezcan, por mucho que te digan, no debes caer.
» Esta lección es muy importante Juro. Tenlo presente. Un niño que finge ser un ninja muere irremediablemente. Un verdadero ninja es capaz de sobrevivir. ¿Qué eres tu? ¿Un niño, o un ninja?
Juro asintió, perturbado por la lección. Su estómago aun se quejaba. Recordatorio del dolor que había sufrido durante una semana, por eso, actuar como un niño, aceptar sin pensar, ser inocente. Por eso podría haber muerto.
- Si me disculpas, voy a cambiarme.
Nadie se atrevió a contradecirle. Nadie dijo nada. Solo quedaron su hermana y él en la cocina, como siempre solía pasar. Su hermana llevaba un pijama – eso indicaba que estaba fuera de servicio – y una gran taza de café. Juro la miró, pero esta solo se encogió de hombros, sin soltar la taza.
- Te dije que era buena.
Juro, medio atontado, volvió a su cuarto y se cambió de ropa. Por fin pudo quitarse el pijama y lavarse un poco sin miedo a tener pérdidas de cualquier tipo en mitad de la ducha. Después de eso, se puso su ropa de entrenamiento.
Cogió el portabjetos y se enrolló el látigo a la cintura. No sabía las intenciones de esa mujer aparte de matarlo a caramelos envenenados, pero él pensaba entrenar, quisiera ella o no quisiera.
Bajo por la escalera, decidido a hacer algo, para encontrarse a Furui en los pies de la misma. Esta llevaba otra vez el paraguas con el que Juro la había visto el día de su llegada. Y con esa misma sonrisa afilada en los labios.
- Sigueme. Es hora de que te analice un poco más.
- ¿Analizarme?
- Katsue me ha estado hablando de tus habilidades durante esta semana. Pero me gustaría evaluarte por mi misma.
Ambos salieron al patio con paso ligero, mientras Juro se moría de impaciencia. Se quedaron en el jardín trasero, donde siempre solía entrenar ¿La razón? Estaban aislados y nadie les podía ver ahí gracias a la gran valla que les rodeaba.
- Quiero que utilices una técnica de tu primer elemento.
Sin pensárselo mucho, Juro ejecutó la técnica más elaborada que tenía – elaborada en el sentido de trabajada, no pensaba ejecutar su mayor técnica ofensiva. Cortar por la mitad a una anciana no le parecía de buen gusto.
Realizó el sello del carnero y escupió una esfera, similar a una bomba de humo, que rebotó a los pies de la anciana. Pronto, esta estalló y liberó una pequeña nube de polvo. Sin embargo, la nube no duró mucho. Como si una corriente de viento la impulsase, pronto desapareció, dejando a la anciana quieta en su sitio, sin despeinarse.
- ¿Cómo?
- Ahora quiero que utilices una técnica de tu segundo elemento – dijo la anciana, haciendo caso omiso a Juro.
Juro volvió aejecutra varios sellos, seguro esta vez de lo que pasaría. Escupió una gran masa gelatinosa, utilizando una técnica adhesiva. Era su mayor baza en los combates.
La masa descendió sobre Furui y aterrizó sobre ella. Sin embargo, esta no le afectó. Juro se encontró con que la anciana estaba encima de ella. No solo conocía la técnica, si no que sabía sus secretos y la había desnudado. Con el chakra de sus pies la había inutilizado fácilmente poniéndose sobre ella
- Una técnica muy prepotente – comentó ella – Ya sabes que tengo mucha experiencia. Esperaba algo mejor.
Juro chaqueó la lengua, enfadado. ¡Encima que se estaba conteniendo! Debería haberla derribado con una bomba de agua, o haberla cortado por la mitad con la onda de viento
- Ahora, utiliza una técnica de tu tercer elemento.
Juro se quedó en blanco. Observó a la anciana, como si se hubiese vuelto loca. Después, se encogió de hombros.
- No lo domino. Ya te lo dije...
- Prueba – le cortó.
Juro utilizó los sellos de la técnica más básica que sabía. Concrentró el chakra en su mano… y no paso absolutamente nada.
Volvió a repetirlo. Nada. No podía.
- Lo haces mal… - comentó la mujer – Observa.
La anciana ejecutó varios sellos. Juro memorizó lo que hizo.
“Liebre, Perro, Jabalí, Buey, Rata… ¡Es justamente lo que hago!”
Sin embargo, esta vez si funcionó. Los rayos salieron disparados de su mano hacia el suelo, y posteriormente hacia Juro. No era una técnica simple, estaba claro que era potenciada.
La descarga sacudió a Juro y luego lo tumbó.
- ¿Ves?
- No he visto nada nuevo… - protestó, desde el suelo.
La anciana suspiró y se llevó una mano a la cabeza, con gesto ausente.
- Aún es muy pronto… - murmuró para sí – Está bien, probemos algunos de tus demás movimientos.
El resto del rato se lo pasaron en una práctica de taijutsu. Sorprendentemente, la anciana se movía muy bien para la edad. Juro, quien sabía poco más aparte de lo básico, mordió el suelo unas pocas veces.
Vale, muchas veces.
- Te falta fuerza, chico…
- El taijutsu no es mi fuerte…
- Entonces lo practicaremos también.
Sin embargo, la anciana no descansó ahí. Una vez creyó ella que era suficiente, pasaron a una práctica de tiro. Juro lanzó sus shurikens con la mayor destreza que pudo hacia una diana de madera que ella misma improvisó.
La mayoría aterrizaron bien. Tanto, que hasta la anciana pareció quedar satisfecha con su puntería.
- Tendremos que entrenarlo también, pero al menos no das vergüenza ajena… - le comentó.
Finalmente, pasó la prueba más interesante. El uso de armas cuerpo a cuerpo. El último aspecto a trabajar.
Juro agarró su látigo, emocionado. La anciana, sin embargo, cogió su sombrilla.
- Veamos si tienes algo de la sangre de tu madre en las venas…
No necesitó mayor provocación. Juro alzó el látigo y lo lanzó en un fuerte restallido hacia la mujer. Esta se apartó a un lado, grácilmente, y empuñando la sombrilla lanzó un golpe al flanco expuesto de Juro.
- ¡No va a ser tan fácil!
Juro se apartó a un lado y rodó por el suelo. Después, observó a su rival, que le miraba, expectante.
Juro cargó de chakra su látigo y lo lanzó, aunque en el último momento, cambio su trayectoria para caer a su lado. Una gran cantidad de agua estalló de repente en la zona.
La anciana abrió la sombrilla, revelando una cobertura metálica, como si de una coraza se tratase, que recibió el impacto del agua. Aprovechando esto, Juro lanzó su látigo verticalmente, enredándolo en una de sus piernas. Tiró de ella, intentando desestabilizarla.
Pero la anciana era más lista de lo que parecía. Bajó la sombrilla al suelo y arrastró la tensión, bloqueando el tirón del látigo y empujando a Juro hacia ella. Después, le agarró del cuello y lo tumbó al suelo, justamente al lado de la sombrilla metálica y del látigo caído.
- Veo que tu hermana tenía razón – comentó, tranquilamente – Tienes habilidad con las armas. Y te manejas bien con el látigo.
La anciana liberó del agarre a Juro. Este rápidamente se levantó y comprobó el estado de su arma. Afortunadamente estaba intacta.
- Pero aún tenemos que mejorar.
- Tenemos que mejorar todo… - protesto.
- ¿Creías que iba a ser fácil?
La anciana rio a carcajada limpia. Después, le dio tiempo libre a Juro, alegando que mañana repetirían. Una y otra vez.
Hasta que puliese todos sus fallos. O lo matara en el proceso.
- Coño, si tengo un hermano… - comentó Katsue, nada más verle – Pensababa que la taza del váter te había tragado, Juro.
- Si tienes problemas ahí dentro puedo darte algunas pastillas. Ayudan muy bien... – dijo Furui, con la misma sonrisa burlona.
- No quiero nada que venga de ti…
- Tranquilo, Juro. Fue tu culpa, caíste.
- ¡Eso no es justo! – exclamó, claramente contrariado - Me hablaste de mi madre, y…
- ¿Y? – preguntó la anciana, con la misma sonrisa - ¿Mi apariencia te hizo bajar la guardia?
- Si… - admitió, de mala gana.
- Eso es el primer paso. Como ninja, no debes bajar la guardia. Nunca – soltó la dulce ancianita, de repente - No sabes que puede haber en los caramelos de una tierna ancianita, o en la cuna de una supuesta madre, ni en la comida de un desconocido. Cualquier excusa es buena para matarte, querido. Por mucho que te ofrezcan, por mucho que te digan, no debes caer.
» Esta lección es muy importante Juro. Tenlo presente. Un niño que finge ser un ninja muere irremediablemente. Un verdadero ninja es capaz de sobrevivir. ¿Qué eres tu? ¿Un niño, o un ninja?
Juro asintió, perturbado por la lección. Su estómago aun se quejaba. Recordatorio del dolor que había sufrido durante una semana, por eso, actuar como un niño, aceptar sin pensar, ser inocente. Por eso podría haber muerto.
- Si me disculpas, voy a cambiarme.
Nadie se atrevió a contradecirle. Nadie dijo nada. Solo quedaron su hermana y él en la cocina, como siempre solía pasar. Su hermana llevaba un pijama – eso indicaba que estaba fuera de servicio – y una gran taza de café. Juro la miró, pero esta solo se encogió de hombros, sin soltar la taza.
- Te dije que era buena.
Juro, medio atontado, volvió a su cuarto y se cambió de ropa. Por fin pudo quitarse el pijama y lavarse un poco sin miedo a tener pérdidas de cualquier tipo en mitad de la ducha. Después de eso, se puso su ropa de entrenamiento.
Cogió el portabjetos y se enrolló el látigo a la cintura. No sabía las intenciones de esa mujer aparte de matarlo a caramelos envenenados, pero él pensaba entrenar, quisiera ella o no quisiera.
Bajo por la escalera, decidido a hacer algo, para encontrarse a Furui en los pies de la misma. Esta llevaba otra vez el paraguas con el que Juro la había visto el día de su llegada. Y con esa misma sonrisa afilada en los labios.
- Sigueme. Es hora de que te analice un poco más.
- ¿Analizarme?
- Katsue me ha estado hablando de tus habilidades durante esta semana. Pero me gustaría evaluarte por mi misma.
Ambos salieron al patio con paso ligero, mientras Juro se moría de impaciencia. Se quedaron en el jardín trasero, donde siempre solía entrenar ¿La razón? Estaban aislados y nadie les podía ver ahí gracias a la gran valla que les rodeaba.
- Quiero que utilices una técnica de tu primer elemento.
Sin pensárselo mucho, Juro ejecutó la técnica más elaborada que tenía – elaborada en el sentido de trabajada, no pensaba ejecutar su mayor técnica ofensiva. Cortar por la mitad a una anciana no le parecía de buen gusto.
Realizó el sello del carnero y escupió una esfera, similar a una bomba de humo, que rebotó a los pies de la anciana. Pronto, esta estalló y liberó una pequeña nube de polvo. Sin embargo, la nube no duró mucho. Como si una corriente de viento la impulsase, pronto desapareció, dejando a la anciana quieta en su sitio, sin despeinarse.
- ¿Cómo?
- Ahora quiero que utilices una técnica de tu segundo elemento – dijo la anciana, haciendo caso omiso a Juro.
Juro volvió aejecutra varios sellos, seguro esta vez de lo que pasaría. Escupió una gran masa gelatinosa, utilizando una técnica adhesiva. Era su mayor baza en los combates.
La masa descendió sobre Furui y aterrizó sobre ella. Sin embargo, esta no le afectó. Juro se encontró con que la anciana estaba encima de ella. No solo conocía la técnica, si no que sabía sus secretos y la había desnudado. Con el chakra de sus pies la había inutilizado fácilmente poniéndose sobre ella
- Una técnica muy prepotente – comentó ella – Ya sabes que tengo mucha experiencia. Esperaba algo mejor.
Juro chaqueó la lengua, enfadado. ¡Encima que se estaba conteniendo! Debería haberla derribado con una bomba de agua, o haberla cortado por la mitad con la onda de viento
- Ahora, utiliza una técnica de tu tercer elemento.
Juro se quedó en blanco. Observó a la anciana, como si se hubiese vuelto loca. Después, se encogió de hombros.
- No lo domino. Ya te lo dije...
- Prueba – le cortó.
Juro utilizó los sellos de la técnica más básica que sabía. Concrentró el chakra en su mano… y no paso absolutamente nada.
Volvió a repetirlo. Nada. No podía.
- Lo haces mal… - comentó la mujer – Observa.
La anciana ejecutó varios sellos. Juro memorizó lo que hizo.
“Liebre, Perro, Jabalí, Buey, Rata… ¡Es justamente lo que hago!”
Sin embargo, esta vez si funcionó. Los rayos salieron disparados de su mano hacia el suelo, y posteriormente hacia Juro. No era una técnica simple, estaba claro que era potenciada.
La descarga sacudió a Juro y luego lo tumbó.
- ¿Ves?
- No he visto nada nuevo… - protestó, desde el suelo.
La anciana suspiró y se llevó una mano a la cabeza, con gesto ausente.
- Aún es muy pronto… - murmuró para sí – Está bien, probemos algunos de tus demás movimientos.
El resto del rato se lo pasaron en una práctica de taijutsu. Sorprendentemente, la anciana se movía muy bien para la edad. Juro, quien sabía poco más aparte de lo básico, mordió el suelo unas pocas veces.
Vale, muchas veces.
- Te falta fuerza, chico…
- El taijutsu no es mi fuerte…
- Entonces lo practicaremos también.
Sin embargo, la anciana no descansó ahí. Una vez creyó ella que era suficiente, pasaron a una práctica de tiro. Juro lanzó sus shurikens con la mayor destreza que pudo hacia una diana de madera que ella misma improvisó.
La mayoría aterrizaron bien. Tanto, que hasta la anciana pareció quedar satisfecha con su puntería.
- Tendremos que entrenarlo también, pero al menos no das vergüenza ajena… - le comentó.
Finalmente, pasó la prueba más interesante. El uso de armas cuerpo a cuerpo. El último aspecto a trabajar.
Juro agarró su látigo, emocionado. La anciana, sin embargo, cogió su sombrilla.
- Veamos si tienes algo de la sangre de tu madre en las venas…
No necesitó mayor provocación. Juro alzó el látigo y lo lanzó en un fuerte restallido hacia la mujer. Esta se apartó a un lado, grácilmente, y empuñando la sombrilla lanzó un golpe al flanco expuesto de Juro.
- ¡No va a ser tan fácil!
Juro se apartó a un lado y rodó por el suelo. Después, observó a su rival, que le miraba, expectante.
Juro cargó de chakra su látigo y lo lanzó, aunque en el último momento, cambio su trayectoria para caer a su lado. Una gran cantidad de agua estalló de repente en la zona.
La anciana abrió la sombrilla, revelando una cobertura metálica, como si de una coraza se tratase, que recibió el impacto del agua. Aprovechando esto, Juro lanzó su látigo verticalmente, enredándolo en una de sus piernas. Tiró de ella, intentando desestabilizarla.
Pero la anciana era más lista de lo que parecía. Bajó la sombrilla al suelo y arrastró la tensión, bloqueando el tirón del látigo y empujando a Juro hacia ella. Después, le agarró del cuello y lo tumbó al suelo, justamente al lado de la sombrilla metálica y del látigo caído.
- Veo que tu hermana tenía razón – comentó, tranquilamente – Tienes habilidad con las armas. Y te manejas bien con el látigo.
La anciana liberó del agarre a Juro. Este rápidamente se levantó y comprobó el estado de su arma. Afortunadamente estaba intacta.
- Pero aún tenemos que mejorar.
- Tenemos que mejorar todo… - protesto.
- ¿Creías que iba a ser fácil?
La anciana rio a carcajada limpia. Después, le dio tiempo libre a Juro, alegando que mañana repetirían. Una y otra vez.
Hasta que puliese todos sus fallos. O lo matara en el proceso.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60