8/07/2016, 13:51
Desde detrás de la puerta, surgió la voz Shiona-sama dándoles permiso para pasar. Eri abrió la puerta, desvelando el interior del despacho de la Uzukage.
La mujer de cabellos carmesí se encontraba sentada tras su enorme escritorio, observando la villa que gobernaba desde la posición privilegiada que daba aquel enorme ventanal en la cima de la torre. Los gennins entraron en la habitación ordenadamente, para disponerse justo frente a la mesa de su superiora.
—Buenos días, Hyuga Mitsuki, Mizumi Eri y Sasagani Yota. ¿En qué os puedo ayudar?—
Fue pasando la mirada de uno en uno, clavando aquellos ojos violáceos que casi parecían atravesarlos.
— Es un placer poder conocerla, Shiona-sama—
— Es un placer, Shiona-sama —
—Me alegro de volver a saludar, Shiona-sama— al igual que sus compañeros la Hyuga hizo una reverencia
— Chicas, decírselo vosotras— el chico araña parecía bastante impaciente pero sin ganas de ser el que hablase, así que se limito a presionar las otras dos. Viendo que su compañera no tomaba la iniciativa, decidió que lo mejor sería hacerlo ella que dilatar aquella situación
—Venimos a solicitar que se nos asignen nuestras respectivas misiones— informó la peliblanca con aplomo
La mujer de cabellos carmesí se encontraba sentada tras su enorme escritorio, observando la villa que gobernaba desde la posición privilegiada que daba aquel enorme ventanal en la cima de la torre. Los gennins entraron en la habitación ordenadamente, para disponerse justo frente a la mesa de su superiora.
—Buenos días, Hyuga Mitsuki, Mizumi Eri y Sasagani Yota. ¿En qué os puedo ayudar?—
Fue pasando la mirada de uno en uno, clavando aquellos ojos violáceos que casi parecían atravesarlos.
— Es un placer poder conocerla, Shiona-sama—
— Es un placer, Shiona-sama —
—Me alegro de volver a saludar, Shiona-sama— al igual que sus compañeros la Hyuga hizo una reverencia
— Chicas, decírselo vosotras— el chico araña parecía bastante impaciente pero sin ganas de ser el que hablase, así que se limito a presionar las otras dos. Viendo que su compañera no tomaba la iniciativa, decidió que lo mejor sería hacerlo ella que dilatar aquella situación
—Venimos a solicitar que se nos asignen nuestras respectivas misiones— informó la peliblanca con aplomo