9/07/2016, 15:44
—Seguro que sí, sería un desperdicio el no aprovechar esta ocasión para aprender un poco de las aldeas del otro. Esto es una prueba clara de la época de paz que estamos viviendo. —Kazuma no pudo evitar el sentir que había cierto optimismo en sus palabras.
«¿Una prueba de paz, eh? Y si… ¿Y si fuera precisamente todo lo contrario? ¿Qué tal si fuera la calma antes de la tormenta?» El de ojos grises no podía restarle importancia a aquellas palabras que había intercambiado hacía unos días con Datsue. «Puede que solo estemos viendo lo que los líderes quieren que veamos…»
—¿Existe algo en particular por donde quisiera arrancar, Ishimura-dono? —Las palabras le recordaron que su atención debía estar centrada solo en aquella ocasión.
Su guardiana le observó con un poco de curiosidad bien disimulada. Lo cierto era que le parecía extraño que su señor se sintiera atraído por temas tan casuales y adecuados, pues por lo general se encontraba envuelto en cosas relacionadas con combates y similares. Supuso que para variar, y para aquella ocasión, resultaba algo bastante maduro y agradable.
«He escuchado y leído un par de cosas sobre las otras aldeas… Ahora es momento de ver que es cierto y que es errado.»
—Quisiera comenzar con la geografía de la aldea. —Sabía que lo adecuado era que fuera él quien se expusiera de primero, para romper el hielo y mantener la cortesía.
»Uzushio es una villa ubicada al extremo más al sur del continente. Se encuentra en una península y está rodeada por grandes murallas de piedra. Una parte de la aldea da hacia las Planicies del Silencio, que eventualmente acaban llegando a los grandes bosques de la región. La otra parte lleva hacia a un puerto de pesca y transporte cuyas vías marítimas de comercio nos conducen hasta las Islas del Té.
Toda aquella era información, más o menos, de conocimiento general, pero al venir de un habitante del lugar mencionado tenía una veracidad incuestionable.
«¿Una prueba de paz, eh? Y si… ¿Y si fuera precisamente todo lo contrario? ¿Qué tal si fuera la calma antes de la tormenta?» El de ojos grises no podía restarle importancia a aquellas palabras que había intercambiado hacía unos días con Datsue. «Puede que solo estemos viendo lo que los líderes quieren que veamos…»
—¿Existe algo en particular por donde quisiera arrancar, Ishimura-dono? —Las palabras le recordaron que su atención debía estar centrada solo en aquella ocasión.
Su guardiana le observó con un poco de curiosidad bien disimulada. Lo cierto era que le parecía extraño que su señor se sintiera atraído por temas tan casuales y adecuados, pues por lo general se encontraba envuelto en cosas relacionadas con combates y similares. Supuso que para variar, y para aquella ocasión, resultaba algo bastante maduro y agradable.
«He escuchado y leído un par de cosas sobre las otras aldeas… Ahora es momento de ver que es cierto y que es errado.»
—Quisiera comenzar con la geografía de la aldea. —Sabía que lo adecuado era que fuera él quien se expusiera de primero, para romper el hielo y mantener la cortesía.
»Uzushio es una villa ubicada al extremo más al sur del continente. Se encuentra en una península y está rodeada por grandes murallas de piedra. Una parte de la aldea da hacia las Planicies del Silencio, que eventualmente acaban llegando a los grandes bosques de la región. La otra parte lleva hacia a un puerto de pesca y transporte cuyas vías marítimas de comercio nos conducen hasta las Islas del Té.
Toda aquella era información, más o menos, de conocimiento general, pero al venir de un habitante del lugar mencionado tenía una veracidad incuestionable.