12/07/2016, 12:23
La mujer esbozó una sonrisa cuando Noemi le agradeció las molestias de responder a sus preguntas.
—Ha sido un placer —dijo, acompañándola por el pasillo y estirando la mano hasta el picaporte…
Datsue, por otro lado, ya había rodeado la casa, con el corazón en un puño por haber rozado el ridículo. Ser pillado espiando por una ventana y con un mensaje como el que había dejado no era, por así decirlo, empezar con muy buen pie su relación con Noemi.
—¡Falsa alarma, Karamaru! —exclamó. Fue entonces cuando se percató de que estaba hablando con una anciana. Iba a preguntar, extrañado, pero entonces escuchó tras su espalda una puerta abriéndose…
… Cuando Emiko le abrió la puerta a Noemi, la kunoichi pudo ver a Datsue en la calle, a apenas unos metros de la entrada y girando la cabeza hacia ella al oírla salir. También vio a Karamaru, un poco más alejado, que parecía conversar con una anciana con la espalda exageradamente encorvada y un palo que le servía de bastón. Ella negaba con la cabeza…
... La respuesta a la ansiada pregunta de Karamaru fue una simple negación con la cabeza.
—Ay, hijo… Si tuviera tus ojos… Pero los míos ya no son lo que eran —Negó nuevamente—. No, hijo. No vi quien era. Ojalá. Solo sé que el muy desgraciado pasó por ahí de madrugada —la anciana señaló con el palo la calle de en frente a su casa—, y poco más tardes calle abajo, tirando una botella en mi jardín. ¿Crees que hay derecho? —le agarró del brazo y le clavó las uñas. Parecía a punto de llorar—. ¿Qué una pobre anciana como yo tenga que soportar estas cosas?
—¿Y este chico tan guapo? —comentó Emiko, posando una mano sobre el hombro de Noemi.
Datsue se puso colorado nada más oírla. Tenía una manera de mirarle, una belleza exótica que no se podía medir con ninguna palabra.
—B-bueno, yo… Jeje. Soy Datsue. Uchiha Datsue, a su servicio —pudo balbucear finalmente, haciendo una florida reverencia.
A Emiko pareció gustarle la respuesta, pues enseñó los dientes.
—¿Has venido también a interrogarme? —preguntó, pronunciando la última palabra con un matiz distinto que Datsue no supo identificar.
—Bueno, yo… —miró a Noemi—. Creo que con las preguntas que mi compañera le hizo serán suficientes.
—Oh, pero al menos pasarás a tomar el té, ¿no?
—Esto… —Datsue no sabía cómo salir de aquel atolladero. No sabía si quería salir—. Verá, es que tenemos que interrogar todavía a más personas. Quizá más tar…
Datsue no pudo terminar la frase. Emiko acababa de acercarse hasta él y pasarle un brazo tras la espalda, empujándole hacia la entrada.
—Vamos, vamos. Por un té no te vas a morir. —Sonrió—. Y queda mucho día para poder interrogar, ¿no?
Datsue había tenido algo muy claro desde niño: cuando decía que no, era que no.
—Bueno, supongo que por un té no pasará nada...
Pero ya no era un niño, y que una joven tan guapa como aquella se lo pidiese tan amablemente cambiaba la perspectiva que tenía uno sobre el no.
—¡Genial! Lo voy preparando… —dijo Emiko, que entró en su hogar dejando la puerta abierta.
Datsue se acercó a Noemi y bajó la voz.
—¿Has conseguido sacar algo de ella? —preguntó, muy serio, como si todavía le preocupase aquel caso del asesinato. Como si de verdad pensase que aquella chica tan hermosa y amable pudiese ser una asesina—. Oye, Karamaru y tú podríais ir a interrogar a Arashi. Para ir adelantando trabajo, digo. Yo me tomo el dichoso té de un trago y os alcanzo en seguida.
—Ha sido un placer —dijo, acompañándola por el pasillo y estirando la mano hasta el picaporte…
Datsue, por otro lado, ya había rodeado la casa, con el corazón en un puño por haber rozado el ridículo. Ser pillado espiando por una ventana y con un mensaje como el que había dejado no era, por así decirlo, empezar con muy buen pie su relación con Noemi.
—¡Falsa alarma, Karamaru! —exclamó. Fue entonces cuando se percató de que estaba hablando con una anciana. Iba a preguntar, extrañado, pero entonces escuchó tras su espalda una puerta abriéndose…
… Cuando Emiko le abrió la puerta a Noemi, la kunoichi pudo ver a Datsue en la calle, a apenas unos metros de la entrada y girando la cabeza hacia ella al oírla salir. También vio a Karamaru, un poco más alejado, que parecía conversar con una anciana con la espalda exageradamente encorvada y un palo que le servía de bastón. Ella negaba con la cabeza…
... La respuesta a la ansiada pregunta de Karamaru fue una simple negación con la cabeza.
—Ay, hijo… Si tuviera tus ojos… Pero los míos ya no son lo que eran —Negó nuevamente—. No, hijo. No vi quien era. Ojalá. Solo sé que el muy desgraciado pasó por ahí de madrugada —la anciana señaló con el palo la calle de en frente a su casa—, y poco más tardes calle abajo, tirando una botella en mi jardín. ¿Crees que hay derecho? —le agarró del brazo y le clavó las uñas. Parecía a punto de llorar—. ¿Qué una pobre anciana como yo tenga que soportar estas cosas?
—¿Y este chico tan guapo? —comentó Emiko, posando una mano sobre el hombro de Noemi.
Datsue se puso colorado nada más oírla. Tenía una manera de mirarle, una belleza exótica que no se podía medir con ninguna palabra.
—B-bueno, yo… Jeje. Soy Datsue. Uchiha Datsue, a su servicio —pudo balbucear finalmente, haciendo una florida reverencia.
A Emiko pareció gustarle la respuesta, pues enseñó los dientes.
—¿Has venido también a interrogarme? —preguntó, pronunciando la última palabra con un matiz distinto que Datsue no supo identificar.
—Bueno, yo… —miró a Noemi—. Creo que con las preguntas que mi compañera le hizo serán suficientes.
—Oh, pero al menos pasarás a tomar el té, ¿no?
—Esto… —Datsue no sabía cómo salir de aquel atolladero. No sabía si quería salir—. Verá, es que tenemos que interrogar todavía a más personas. Quizá más tar…
Datsue no pudo terminar la frase. Emiko acababa de acercarse hasta él y pasarle un brazo tras la espalda, empujándole hacia la entrada.
—Vamos, vamos. Por un té no te vas a morir. —Sonrió—. Y queda mucho día para poder interrogar, ¿no?
Datsue había tenido algo muy claro desde niño: cuando decía que no, era que no.
—Bueno, supongo que por un té no pasará nada...
Pero ya no era un niño, y que una joven tan guapa como aquella se lo pidiese tan amablemente cambiaba la perspectiva que tenía uno sobre el no.
—¡Genial! Lo voy preparando… —dijo Emiko, que entró en su hogar dejando la puerta abierta.
Datsue se acercó a Noemi y bajó la voz.
—¿Has conseguido sacar algo de ella? —preguntó, muy serio, como si todavía le preocupase aquel caso del asesinato. Como si de verdad pensase que aquella chica tan hermosa y amable pudiese ser una asesina—. Oye, Karamaru y tú podríais ir a interrogar a Arashi. Para ir adelantando trabajo, digo. Yo me tomo el dichoso té de un trago y os alcanzo en seguida.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado