12/07/2016, 12:59
Mientras intentaba acabar con la batalla que disponía en contra de un flan que casi era mas grande que ella misma, la chica intentó sacar un nuevo tema de conversación. Bien que lo hizo, pues en éste nuevo tema, tenían bastante de que hablar. Sin duda, el tema de combinación de armas, utensilios, y afinidades elementales daba para mucho. Mucho no, quizás daba para demasiado, pues sobre gustos los colores...
Mogura afirmó que eso de ponerle un lanzador de senbons era una idea viable, y que en mas de una ocasión lo había pensado. Además de éste experimental uso, tenia en mente alguna idea algo mas tradicional, pero no por ello menos útil. El camuflar un arma de filo usando el hueco central del esqueleto del paraguas era sin duda una buena idea, pero quizás algo obvia a día de hoy. Ya sería al menos el shinobi número diez mil nosecuantos que llevaría tal arma, pero que oye, molar mola.
—Bueno... si... también está bien...— Agregó a la idea de su acompañante sin demasiado ánimo.
El matasanos continuó hablando sobre las posibilidades que avistaba para darle uso a su elemento viento. Derivó en intentar usar como arma un abanico, pero hasta él mismo se dio cuenta de que usar un abanico como arma llegaría a ser inútil. Solo le ofrecería un método eficaz y extraño de lanzar agujas, pero poco mas.
—Yo mas bien me refería a que puedes diseñar algunas técnicas con el mismo paraguas. Por ejemplo, lanzar el paraguas al cielo, y con ayuda de alguna técnica mantenerlo flotando en el aire. Cuando realizases algún otro gesto concreto, que el paraguas comenzase a girar y de éste salgan disparadas las agujas... Otro ejemplo sería lanzarlo hacia el oponente, y que cuando éste evada el paraguas, el mismo se detenga y escupa las agujas desde su espalda... a eso me refería con lo del paraguas con lanzador de agujas mezclado con tu elemento aire.
Para cuando dijo su verdadera opinión, porque mentir no se le daba demasiado bien, ya tenía en la cucharilla un gran trozo de flan con caramelo. No titubeo un solo segundo antes de tragarlo. Mogura a su vez mencionó que Katomi podía buscar algún arma o similar para ayudarse a escupir el fuego. Pero no estaba del todo conforme con ello la chica.
Terminó se saborear el dulce flan, y comenzó a gesticular con la cucharilla a modo de espada. —Si, estaría bien eso... pero no creo que me pudiese llegar a favorecer de nada de eso. En algún momento aprenderé a crear fuego desde las manos, y seguro que tarde o temprano no necesitaré arma alguna, porque las blandiré de puro fuego... al menos eso espero.
Tampoco se alejaba demasiado de la realidad, por su sangre corría el mayor poder flamígero de todos los clanes shinobis, la sangre de los auténticos Sarutobi. Tarde o temprano su poder elemental sería comparable al de los mejores elementalistas del mundo. Algún día tendría poder suficiente para incinerar a la persona que mas odiaba en el mundo con una simple mirada. Al menos esa era su ilusión...
Mogura afirmó que eso de ponerle un lanzador de senbons era una idea viable, y que en mas de una ocasión lo había pensado. Además de éste experimental uso, tenia en mente alguna idea algo mas tradicional, pero no por ello menos útil. El camuflar un arma de filo usando el hueco central del esqueleto del paraguas era sin duda una buena idea, pero quizás algo obvia a día de hoy. Ya sería al menos el shinobi número diez mil nosecuantos que llevaría tal arma, pero que oye, molar mola.
—Bueno... si... también está bien...— Agregó a la idea de su acompañante sin demasiado ánimo.
El matasanos continuó hablando sobre las posibilidades que avistaba para darle uso a su elemento viento. Derivó en intentar usar como arma un abanico, pero hasta él mismo se dio cuenta de que usar un abanico como arma llegaría a ser inútil. Solo le ofrecería un método eficaz y extraño de lanzar agujas, pero poco mas.
—Yo mas bien me refería a que puedes diseñar algunas técnicas con el mismo paraguas. Por ejemplo, lanzar el paraguas al cielo, y con ayuda de alguna técnica mantenerlo flotando en el aire. Cuando realizases algún otro gesto concreto, que el paraguas comenzase a girar y de éste salgan disparadas las agujas... Otro ejemplo sería lanzarlo hacia el oponente, y que cuando éste evada el paraguas, el mismo se detenga y escupa las agujas desde su espalda... a eso me refería con lo del paraguas con lanzador de agujas mezclado con tu elemento aire.
Para cuando dijo su verdadera opinión, porque mentir no se le daba demasiado bien, ya tenía en la cucharilla un gran trozo de flan con caramelo. No titubeo un solo segundo antes de tragarlo. Mogura a su vez mencionó que Katomi podía buscar algún arma o similar para ayudarse a escupir el fuego. Pero no estaba del todo conforme con ello la chica.
Terminó se saborear el dulce flan, y comenzó a gesticular con la cucharilla a modo de espada. —Si, estaría bien eso... pero no creo que me pudiese llegar a favorecer de nada de eso. En algún momento aprenderé a crear fuego desde las manos, y seguro que tarde o temprano no necesitaré arma alguna, porque las blandiré de puro fuego... al menos eso espero.
Tampoco se alejaba demasiado de la realidad, por su sangre corría el mayor poder flamígero de todos los clanes shinobis, la sangre de los auténticos Sarutobi. Tarde o temprano su poder elemental sería comparable al de los mejores elementalistas del mundo. Algún día tendría poder suficiente para incinerar a la persona que mas odiaba en el mundo con una simple mirada. Al menos esa era su ilusión...