12/07/2016, 21:47
El tono de las palabras de la kunoichi le dejarían en claro que tan interesante sería tener una espada oculta dentro de un paraguas, si incluso se ponía a hacer memoria recordaría que así fue como había peleado en una ocasión uno de sus personajes favoritos de Juego de Kages, poco antes de que lo mataran, eso ocurría bastante seguido con los personajes queridos. Todo el mundo esperaría que dentro de un paraguas uno tenga una espada o un cuchillo, era un chiste tan gastado que ya no daba risa.
La propuesta del abanico fue dejada de lado completamente por ambos rápidamente y se volvieron a tratar las diferentes ideas que tenían como protagonista principal al paraguas con lanzador de senbon. Una de esas ideas era mantener en el aire el objeto gracias a la intervención de una técnica Fuuton, de forma tal que con una seña u otro tipo de gesto se pudiese activar el lanzador de senbon y hacerle llover agujas en la cabeza a la gente.
Oh...
Mogura escuchaba con atención y descansando la pequeña cuchara sobre su labio interior, ciertamente parecía que la kunoichi no solo era una persona fuerte sino que también tenia creatividad para inventar armamento ninja. Otra idea planteada sería la de lanzar el paraguas hacía un objetivo y cuando este se quite del camino, detener el paraguas y activar el lanzador de senbon. Todas ideas muy buenas y sin duda alguna bastante prácticas.
Habría que conseguir un artesano que pueda crear un objeto como ese...
Pensaba mientras asentía a las palabras llenas de cosas creativas que estaban fascinando de cierta manera a Mogura.
Mientras estaba degustando su postre la muchacha le respondía la pregunta que había hecho, la kunoichi descartaba la idea de usar alguna clase de artefacto para sacarle algo mas de jugo con su elemento afín. Apuntaba alto, controlar el fuego de tal manera que pudiese llegar a blandirlo como si fuese una espada.
Fudō Myō-ō... lleva en una de sus manos una espada de fuego para cortarle la cabeza a los espíritus malignos...
En su rostro una ligera sonrisa se dibujó. Aquel comentario que se le escaparía de los labios podría venir al caso o no, pero el personaje que nombraba el muchacho de cabello azabache fue uno de los que había aparecido en el relato que le había contado a la chica de ojos rojos para intentar animarla un rato atrás en la cena.
¿Vas a robarle su espada cuando seas lo suficientemente fuerte?
Preguntó a modo de broma, tomando nuevamente una cucharada de su postre. Había que seguir aquella amena conversación que parecía darse de forma bastante fluida yendo de un tema a otro en casi nada de tiempo.
La propuesta del abanico fue dejada de lado completamente por ambos rápidamente y se volvieron a tratar las diferentes ideas que tenían como protagonista principal al paraguas con lanzador de senbon. Una de esas ideas era mantener en el aire el objeto gracias a la intervención de una técnica Fuuton, de forma tal que con una seña u otro tipo de gesto se pudiese activar el lanzador de senbon y hacerle llover agujas en la cabeza a la gente.
Oh...
Mogura escuchaba con atención y descansando la pequeña cuchara sobre su labio interior, ciertamente parecía que la kunoichi no solo era una persona fuerte sino que también tenia creatividad para inventar armamento ninja. Otra idea planteada sería la de lanzar el paraguas hacía un objetivo y cuando este se quite del camino, detener el paraguas y activar el lanzador de senbon. Todas ideas muy buenas y sin duda alguna bastante prácticas.
Habría que conseguir un artesano que pueda crear un objeto como ese...
Pensaba mientras asentía a las palabras llenas de cosas creativas que estaban fascinando de cierta manera a Mogura.
Mientras estaba degustando su postre la muchacha le respondía la pregunta que había hecho, la kunoichi descartaba la idea de usar alguna clase de artefacto para sacarle algo mas de jugo con su elemento afín. Apuntaba alto, controlar el fuego de tal manera que pudiese llegar a blandirlo como si fuese una espada.
Fudō Myō-ō... lleva en una de sus manos una espada de fuego para cortarle la cabeza a los espíritus malignos...
En su rostro una ligera sonrisa se dibujó. Aquel comentario que se le escaparía de los labios podría venir al caso o no, pero el personaje que nombraba el muchacho de cabello azabache fue uno de los que había aparecido en el relato que le había contado a la chica de ojos rojos para intentar animarla un rato atrás en la cena.
¿Vas a robarle su espada cuando seas lo suficientemente fuerte?
Preguntó a modo de broma, tomando nuevamente una cucharada de su postre. Había que seguir aquella amena conversación que parecía darse de forma bastante fluida yendo de un tema a otro en casi nada de tiempo.