21/05/2015, 17:55
Ayame le confirmó que no, era simplemente una estupidez. Era algo imaginable, pero aun así se decepcionó un poco. Se había imaginado a la propia chica con piel azul y escamas nadando en las calles de su villa para llegar a casa...En fin, la imaginación le venía bien para su oficio, pero le jugaba malas pasadas.
— No lo se, nunca he visto a nadie que aguante tanta lluvia — se encogió de hombros nuevamente, hablaba la ignorancia, no él.
Cuando Ayame le confesó que simplemente no la había visto, se relajó un poco más, al entender la confusión. Instintivamente se llevó la mano al flequillo, y se dió cuenta de que era cierto, le tapaba parcialmente el símbolo. Sonrio un poco, casi avergonzado por la confusión.
— Oh, claro, debía haberlo supuesto, no te preocupes...
Con el tema zanjado, y después de un par de situaciones incomodas por parte de ambos, la conversación viró en torno a la misteriosa lluvia de Amegakure, cosa que hizo que reflexionara un poco más sobre lo preguntado y lo que Ayame le contaba.
— Si si claro, me lo has dicho antes. Me cuesta imaginarme algo así, solo es eso — comentó, dándose unos golpecitos a la cabeza — Pero...¿Siempre es mal presagio para vosotros? Es decir, el sol podría asomarse por aquí, o en cualquier sitio a donde vayas fuera del país. ¿Que haceis entonces? Antes has dicho que era inquietante, pero ¿Os alejáis de él o algo?
Cada vez estaba más intrigado. Que el sol fuese algo malo era algo sorprendente para su limitada mente infantil, al a que le faltaba mucho mundo por ver. Se preguntaba más cosas, como por ejemplo, como mantenía el pelo con tanta humedad, o como no se cansaba de que la ropa se le mojase, o que cuanto gastaba en paraguas, pero se contentó con que le respondiera a su pregunta.
Mientras pregunta, siguió manteniendo la mirada fija en las estatuas. Eran enormes, imponentes...Mientras, comparados con ellos mismos, se sentía como una hormiga.
— ¿Cuanto tiempo crees que tardarían en construir algo como esto? — preguntó, señalando a una de ellas, la que estaba a la derecha de la propia cascada.
— No lo se, nunca he visto a nadie que aguante tanta lluvia — se encogió de hombros nuevamente, hablaba la ignorancia, no él.
Cuando Ayame le confesó que simplemente no la había visto, se relajó un poco más, al entender la confusión. Instintivamente se llevó la mano al flequillo, y se dió cuenta de que era cierto, le tapaba parcialmente el símbolo. Sonrio un poco, casi avergonzado por la confusión.
— Oh, claro, debía haberlo supuesto, no te preocupes...
Con el tema zanjado, y después de un par de situaciones incomodas por parte de ambos, la conversación viró en torno a la misteriosa lluvia de Amegakure, cosa que hizo que reflexionara un poco más sobre lo preguntado y lo que Ayame le contaba.
— Si si claro, me lo has dicho antes. Me cuesta imaginarme algo así, solo es eso — comentó, dándose unos golpecitos a la cabeza — Pero...¿Siempre es mal presagio para vosotros? Es decir, el sol podría asomarse por aquí, o en cualquier sitio a donde vayas fuera del país. ¿Que haceis entonces? Antes has dicho que era inquietante, pero ¿Os alejáis de él o algo?
Cada vez estaba más intrigado. Que el sol fuese algo malo era algo sorprendente para su limitada mente infantil, al a que le faltaba mucho mundo por ver. Se preguntaba más cosas, como por ejemplo, como mantenía el pelo con tanta humedad, o como no se cansaba de que la ropa se le mojase, o que cuanto gastaba en paraguas, pero se contentó con que le respondiera a su pregunta.
Mientras pregunta, siguió manteniendo la mirada fija en las estatuas. Eran enormes, imponentes...Mientras, comparados con ellos mismos, se sentía como una hormiga.
— ¿Cuanto tiempo crees que tardarían en construir algo como esto? — preguntó, señalando a una de ellas, la que estaba a la derecha de la propia cascada.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60