14/07/2016, 23:03
Cada vez que uno de los genin intervenía, la mujer chasqueaba la lengua, y cada vez que lo hacía, era un poco más fuerte. Cuando Tatsuya terminó su intervención, la mujer giró suavemente el asiento, una actitud para nada equivalente a la que había empleado cuando les había gritado.
Su mirada era diferente.
—Yubiwa-sama no está en su despacho. Pero si se trata de un asunto de seguridad nacional, como decís, sin duda debería saber de esas noticias tan urgentes —aseguró, con voz suave—. Ha salido esta mañana hacia Notsuba. Si váis por el gran camino del este podríais alcanzar a la comitiva antes de que cruce el Puente Tenchi.
»Hacedme caso, cuando se trata de viajar, ese mozalbete no se da mucha prisa. Y ahora, si me lo permitís, voy a seguir limándome las uñas.
El sillón se dio la vuelta de nuevo lentamente, y pronto volvió aquél horroroso chirrido de metal contra queratina.
Su mirada era diferente.
—Yubiwa-sama no está en su despacho. Pero si se trata de un asunto de seguridad nacional, como decís, sin duda debería saber de esas noticias tan urgentes —aseguró, con voz suave—. Ha salido esta mañana hacia Notsuba. Si váis por el gran camino del este podríais alcanzar a la comitiva antes de que cruce el Puente Tenchi.
»Hacedme caso, cuando se trata de viajar, ese mozalbete no se da mucha prisa. Y ahora, si me lo permitís, voy a seguir limándome las uñas.
El sillón se dio la vuelta de nuevo lentamente, y pronto volvió aquél horroroso chirrido de metal contra queratina.