18/07/2016, 04:55
Hacía muchísima calor en el piso de Kaiten, era casi medio día y el sol estaba en lo más alto. En la calle no había una sola alma, aquel día todo se estaba derritiendo en Uzushiogakure, no recordaba tanta calor desde hacía mucho en su querida villa.
Solo disponía de un pequeño ventilador, pero el aire que le daba en la cara era caliente. Era peor el remedio que la enfermedad. Y sudaba. Sudaba muchísimo, Kaiten sabía que no era especialmente atlético y por lo tanto su cuerpo más bien orondo y con chicha no ayudaba para nada en aquella situación. Se ahogaba… Decidió levantarse de la cama donde estaba estirado, no sin que se le quedasen pegadas las sabanas al incorporarse para ir a la cocina. La idea inicialmente era buscar algo fresco en la nevera, pero solo abrirla se le ocurrió meterse en ella. Fue como un instinto de supervivencia al ver un lugar frío pero… No cabía. Eso le puso más acalorado aun y para colmo el reloj parecía derretirse también. ¿Por qué cuando te dan tiempo libre no encuentras nada que hacer? ¿Y cuando tienes cosas que hacer, necesitas tiempo libre para hacer cosas que se te ocurren puedes hacer?
Le encantaría quedar con sus amigos de academia, pero la mayoría se fueron a otros lugares al graduarse o están de vacaciones. Se asomó a la ventana, desesperado. La abrió e intentó olvidarse de todo.
“Chlac chlac, chlac chlac, chlac chlac...”
Se escuchaban las chancletas de alguien andando por la calle, de forma apresurada. Una muchacha llevaba una sombrilla plegada y otros objetos típicos de… ¡La playa!
- Kaiten, necesitas salir de ahí antes de que te dé por hacer huevos en la acera. – Pensó.
Y sin perder tiempo cogió la puerta y lo más rápido que pudo se dirigió a la playa, hacia el sur, a las costas del remolino. No frecuentaba mucho aquel lugar, así que no llevaba muchos bultos, la ropa de siempre y algo de beber para el calor, tenía pensado bañarse aunque fuese con la ropa y… Aunque fuese solo… Le gustaría tener algunos compañeros con los que ir o quedar. Quien sabe, talvez se encontraba a alguien majo por allí. De todas maneras el objetivo ahora era llegar y refrescarse.
Giró finalmente la última esquina que daba al gran mar azul, la brisa era suave, y la arena blanca típica de Uzushiogakure brillaba como nunca había visto. No había tanta gente como esperaba, aun así había quien entrenaba en grupo, otros se bañaban en el agua, enamorados en la arena tomando el sol, familias, de todo un poco.
Kaiten no dudó, fue corriendo alegremente a refrescarse. Ya que su pantalón no tenía problemas para encogerse o cambiar de tamaño, se lo quitó todo menos eso.
- Ahh… - Dijo con gusto, desalojando todo el calor acumulado aquel día. Y se quedó tonto mirando los reflejos del mar y las olas romper en la arena. Además, sus gafas le permitían ver debajo del mar de vez en cuando.
Al rato, con los dedos como pasas salió a tumbarse un rato ya beber lo que había traído. El calor había aflojado ya, y la brisa ayudaba mucho a mantenerte fresco más aun con la piel mojada. Ahora simplemente le apetecía tumbarse un rato, a ver que acontecía el resto del día, aunque fuese estar solo tumbado en la arena.
Solo disponía de un pequeño ventilador, pero el aire que le daba en la cara era caliente. Era peor el remedio que la enfermedad. Y sudaba. Sudaba muchísimo, Kaiten sabía que no era especialmente atlético y por lo tanto su cuerpo más bien orondo y con chicha no ayudaba para nada en aquella situación. Se ahogaba… Decidió levantarse de la cama donde estaba estirado, no sin que se le quedasen pegadas las sabanas al incorporarse para ir a la cocina. La idea inicialmente era buscar algo fresco en la nevera, pero solo abrirla se le ocurrió meterse en ella. Fue como un instinto de supervivencia al ver un lugar frío pero… No cabía. Eso le puso más acalorado aun y para colmo el reloj parecía derretirse también. ¿Por qué cuando te dan tiempo libre no encuentras nada que hacer? ¿Y cuando tienes cosas que hacer, necesitas tiempo libre para hacer cosas que se te ocurren puedes hacer?
Le encantaría quedar con sus amigos de academia, pero la mayoría se fueron a otros lugares al graduarse o están de vacaciones. Se asomó a la ventana, desesperado. La abrió e intentó olvidarse de todo.
“Chlac chlac, chlac chlac, chlac chlac...”
Se escuchaban las chancletas de alguien andando por la calle, de forma apresurada. Una muchacha llevaba una sombrilla plegada y otros objetos típicos de… ¡La playa!
- Kaiten, necesitas salir de ahí antes de que te dé por hacer huevos en la acera. – Pensó.
Y sin perder tiempo cogió la puerta y lo más rápido que pudo se dirigió a la playa, hacia el sur, a las costas del remolino. No frecuentaba mucho aquel lugar, así que no llevaba muchos bultos, la ropa de siempre y algo de beber para el calor, tenía pensado bañarse aunque fuese con la ropa y… Aunque fuese solo… Le gustaría tener algunos compañeros con los que ir o quedar. Quien sabe, talvez se encontraba a alguien majo por allí. De todas maneras el objetivo ahora era llegar y refrescarse.
Giró finalmente la última esquina que daba al gran mar azul, la brisa era suave, y la arena blanca típica de Uzushiogakure brillaba como nunca había visto. No había tanta gente como esperaba, aun así había quien entrenaba en grupo, otros se bañaban en el agua, enamorados en la arena tomando el sol, familias, de todo un poco.
Kaiten no dudó, fue corriendo alegremente a refrescarse. Ya que su pantalón no tenía problemas para encogerse o cambiar de tamaño, se lo quitó todo menos eso.
- Ahh… - Dijo con gusto, desalojando todo el calor acumulado aquel día. Y se quedó tonto mirando los reflejos del mar y las olas romper en la arena. Además, sus gafas le permitían ver debajo del mar de vez en cuando.
Al rato, con los dedos como pasas salió a tumbarse un rato ya beber lo que había traído. El calor había aflojado ya, y la brisa ayudaba mucho a mantenerte fresco más aun con la piel mojada. Ahora simplemente le apetecía tumbarse un rato, a ver que acontecía el resto del día, aunque fuese estar solo tumbado en la arena.