18/07/2016, 21:18
(Última modificación: 18/07/2016, 21:27 por Uchiha Akame.)
Ni siquiera se lo vió venir. El lanzamiento había sido correcto, en parte porque Anzu había puesto mucho empeño en mejorar su destreza con armas básicas que todo shinobi debe saber utilizar, y en parte porque la trayectoria del shuriken lanzado por Datsue había sido simple en extremo. Demasiado simple. De repente, un estruendo ensordecedor hendió el aire, destrozándole los tímpanos a la Yotsuki, que escondió la cabeza entre las manos.
—¿¡Qué cojones ha sid...!? —masculló, aturdida.
No tuvo tiempo siquiera de terminar aquella frase. Un zumbido amenzador rasgó el aire, acallando sus palabras cuando la lanza de chakra eléctrico que le precedía la impactó de lleno en el pecho. Anzu notó la potencia de aquella técnica cuando los músculos de su torso empezaron a convulsionar violentamente, cortándole la respiración. Trató de aferrarse el pecho con ambas manos, boqueó un par de veces luchando por tomar aire, y finalmente se quedó allí tirada, exhausta.
No se dio cuenta de que estaba tumbada boca arriba sobre la fresca hierba hasta unos instantes después. «Por todos los dioses de Oonindo... Yo no podría haber ejecutado mejor esa técnica». Consiguió ponerse de pie gracias a su trabajada resistencia física y a su tenacidad, llevándose una mano a la espalda con gesto dolorido. No podía caer de esa manera ante la primera ofensiva de un chiquillo que había sido expulsado del Torneo por estafador.
—Vale, cabrón, esa ha sido... —«buena»— ... aceptable.
Anzu estaba de nuevo en guardia, piernas flexionadas, puños en alto. No sabía exactamente qué acababa de pasar, pero sí estaba segura de que no iba a dejarse apabullar por aquel Uchiha. Clavó sus ojos grises en los de Datsue, y entonces... «¿Qué es eso? Sus ojos... Se han vuelto rojos. Como los de Haskoz y Katame... ¿¡Qué significa esto!?» Sacudió la cabeza, queriendo espantar aquellos pensamientos como a un enjambre de abejas, y salió disparada hacia su adversario.
Estaba claro que Datsue sabía pegar, y pegar duro. No iba a darle otra oportunidad. Apenas estuvo a unos cuatro metros del chico, alzó súbitamente su mano diestra; intentaba con ello atraer la atención de su rival. Apretó el puño, cerró los ojos y abrió los dedos. Un destello cegador iluminó el claro, el puente y a los dos shinobi. «Ahora me toca a mí, socio», pensó la Yotsuki mientras canalizaba una gran cantidad de chakra Raiton en su mano diestra.
Cuanto podría escuchar Datsue antes de recobrar la vista sería un enjambre de furiosas aves que graznaban y chillaban con tal furia que retumbaba más allá del puente. Por encima de aquel ruido ensordecedor, una voz se alzaría con furia y determinación.
—¡Chidori!
Acto seguido, la Yotsuki trataría de estampar su mano recubierta de electricidad chirriante en el pecho de Datsue. Había ajustado la potencia de aquella técnica para que no le causara daños internos, por lo que de acertar, el Uchiha sería simplemente electrocutado y enviado por los aires un par de metros.
Inventario
—¿¡Qué cojones ha sid...!? —masculló, aturdida.
No tuvo tiempo siquiera de terminar aquella frase. Un zumbido amenzador rasgó el aire, acallando sus palabras cuando la lanza de chakra eléctrico que le precedía la impactó de lleno en el pecho. Anzu notó la potencia de aquella técnica cuando los músculos de su torso empezaron a convulsionar violentamente, cortándole la respiración. Trató de aferrarse el pecho con ambas manos, boqueó un par de veces luchando por tomar aire, y finalmente se quedó allí tirada, exhausta.
No se dio cuenta de que estaba tumbada boca arriba sobre la fresca hierba hasta unos instantes después. «Por todos los dioses de Oonindo... Yo no podría haber ejecutado mejor esa técnica». Consiguió ponerse de pie gracias a su trabajada resistencia física y a su tenacidad, llevándose una mano a la espalda con gesto dolorido. No podía caer de esa manera ante la primera ofensiva de un chiquillo que había sido expulsado del Torneo por estafador.
—Vale, cabrón, esa ha sido... —«buena»— ... aceptable.
Anzu estaba de nuevo en guardia, piernas flexionadas, puños en alto. No sabía exactamente qué acababa de pasar, pero sí estaba segura de que no iba a dejarse apabullar por aquel Uchiha. Clavó sus ojos grises en los de Datsue, y entonces... «¿Qué es eso? Sus ojos... Se han vuelto rojos. Como los de Haskoz y Katame... ¿¡Qué significa esto!?» Sacudió la cabeza, queriendo espantar aquellos pensamientos como a un enjambre de abejas, y salió disparada hacia su adversario.
Estaba claro que Datsue sabía pegar, y pegar duro. No iba a darle otra oportunidad. Apenas estuvo a unos cuatro metros del chico, alzó súbitamente su mano diestra; intentaba con ello atraer la atención de su rival. Apretó el puño, cerró los ojos y abrió los dedos. Un destello cegador iluminó el claro, el puente y a los dos shinobi. «Ahora me toca a mí, socio», pensó la Yotsuki mientras canalizaba una gran cantidad de chakra Raiton en su mano diestra.
Cuanto podría escuchar Datsue antes de recobrar la vista sería un enjambre de furiosas aves que graznaban y chillaban con tal furia que retumbaba más allá del puente. Por encima de aquel ruido ensordecedor, una voz se alzaría con furia y determinación.
—¡Chidori!
Acto seguido, la Yotsuki trataría de estampar su mano recubierta de electricidad chirriante en el pecho de Datsue. Había ajustado la potencia de aquella técnica para que no le causara daños internos, por lo que de acertar, el Uchiha sería simplemente electrocutado y enviado por los aires un par de metros.
Estado de Anzu
- PV: –
110/150
-40–
- CK: –
92/140
-48–
Inventario
- Bandana de Takigakure [anudada en el brazo derecho]
- Portaobjetos básico [en el cinturón]
- Kunai (x1)
- Hikaridama (x0)
- Kunai (x1)