22/05/2015, 00:25
Como una mariposa en la tela de una araña, como una marioneta manejada por los hilos invisibles de un titiritero, Daruu estaba jugando con los sentimientos enfrentados de Ayame. Y ella misma lo sabía, pero no pudo hacer nada por evitarlo. Y aún así, cuando Daruu echó a caminar de forma errática, con aquellos pasos lánguidos y marcados y terminó por lanzarle aquella frase tras haberse apoyado en otro de los sauces que poblaban el lugar, la muchacha se encendió.
—¡No soy ninguna cobarde! —exclamó, de manera lacónica. Había apretado los puños a ambos lados de su cuerpo, con todos los músculos en tensión, y su rostro ardía con la rabia de mil infiernos. Por dentro, sus sentimientos bullían como un furioso torbellino.
Y sólo por esa razón fue capaz de sostener la afilada mirada del muchacho que la contemplaba a unos dos o tres metros por delante. Una mirada que le provocó un picazón en la garganta que la llevó a beber de nuevo de su cantimplora antes de flexionar ligeramente las rodillas.
Realmente, no era un lugar del todo cómodo para combatir, aunque se tratara de una lucha amistosa. Aquel pequeño claro apenas medía unos escasos cinco metros de diámetro y estaba cubierto por arbustos y hierbas. Por un lado estaba rodeado por la salceda, que se adentraba hacia el interior de la ciudad antes de dar paso al asfalto y los rascacielos, por el otro, las aguas de lago se abrían interminables y sobre estas flotaban algunas plataformas circulares que mucha gente utilizaba para diversos usos. Pero nada de eso le importaba, ya había centrado su atención en Daruu, y no estaba dispuesta a abandonarlo.
—Bien... ¡pues si quieres entrenamiento, lo tendrás!
Se había llevado la mano derecha al portaobjetos, y con un rápido movimiento en arco un proyectil salió disparado hacia el pecho del shinobi. La escasa luz ambiental arrancó destellos metálicos de la sibilante estrella que rasgaba el aire hacia él a toda velocidad, y Ayame observaba concentrada la actitud de su repentino oponente.
«Veamos cómo actúas...»
• PV: 100
• CK: 100
• Inventario: Hilo shinobi, Kunai, Senbon x5, Shuriken x4
• Daños recibidos
-
• Daños ocasionados
-
1 AO
—¡No soy ninguna cobarde! —exclamó, de manera lacónica. Había apretado los puños a ambos lados de su cuerpo, con todos los músculos en tensión, y su rostro ardía con la rabia de mil infiernos. Por dentro, sus sentimientos bullían como un furioso torbellino.
Y sólo por esa razón fue capaz de sostener la afilada mirada del muchacho que la contemplaba a unos dos o tres metros por delante. Una mirada que le provocó un picazón en la garganta que la llevó a beber de nuevo de su cantimplora antes de flexionar ligeramente las rodillas.
Realmente, no era un lugar del todo cómodo para combatir, aunque se tratara de una lucha amistosa. Aquel pequeño claro apenas medía unos escasos cinco metros de diámetro y estaba cubierto por arbustos y hierbas. Por un lado estaba rodeado por la salceda, que se adentraba hacia el interior de la ciudad antes de dar paso al asfalto y los rascacielos, por el otro, las aguas de lago se abrían interminables y sobre estas flotaban algunas plataformas circulares que mucha gente utilizaba para diversos usos. Pero nada de eso le importaba, ya había centrado su atención en Daruu, y no estaba dispuesta a abandonarlo.
—Bien... ¡pues si quieres entrenamiento, lo tendrás!
Se había llevado la mano derecha al portaobjetos, y con un rápido movimiento en arco un proyectil salió disparado hacia el pecho del shinobi. La escasa luz ambiental arrancó destellos metálicos de la sibilante estrella que rasgaba el aire hacia él a toda velocidad, y Ayame observaba concentrada la actitud de su repentino oponente.
«Veamos cómo actúas...»
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☾ ~Estado de Ayame~ ☽
☾ ~Estado de Ayame~ ☽
• PV: 100
• CK: 100
• Inventario: Hilo shinobi, Kunai, Senbon x5, Shuriken x4
• Daños recibidos
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• Daños ocasionados
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