19/07/2016, 02:48
El viento seco comenzaba a golpear la piel del calvo. La humedad de la selva se iba perdiendo poco a poco mientras perdía sus hojas y comenzaba ese pequeño desierto de tierra y cenizas. Esa montaña era un volcán, no había que ser ningún genio para darse cuenta de eso. Lo mejor sería rodearlo, pero... ¿En qué punto debía de separarse de él y adentrarse nuevamente en la selva?
Es momento de pensar, tengo que estar seguro de que hacer si no quiero perderme
Siguiendo el río y estando por completo en la llanura pre-volcán pudo divisar dos estatuas de gran tamaño. Justo a los bordes de la corriente de agua dos animales, se erguían por sobre la tierra. Era su animal favorito, el mono.
Vaya coincidencia...- se dijo para sí mismo.
Eran viejas y poco cuidadas, pero todavía esas garras y dientes seguían firmas en sus lugares. Pero además de estatuas podían ser otra cosa... Torres. Desde la cima, sobre encima de la cabeza del primate de piedra, Karamaru podría ver sus alrededores y pensar su siguiente ruta de avance.
Siguió río arriba para estar finalmente en la base de una de las estatuas. Pierna, torso, cuello y cabeza y estaba en la cima. El viento pegaba con mayor intensidad pero se podía ver gran parte del territorio circundante. Incluso allá a lo lejos se divisaba una pequeña linea azul. El mar.
El cenobita se sentó cruzando sus piernas y juntando sus manos y en posición de flor de loto cerró sus ojos. Se quedaría el tiempo que hiciera falta hasta que se le ocurriese una idea. Cada tanto abriría los ojos para ver si algo nuevo se asomaba en la selva.
Es momento de pensar, tengo que estar seguro de que hacer si no quiero perderme
Siguiendo el río y estando por completo en la llanura pre-volcán pudo divisar dos estatuas de gran tamaño. Justo a los bordes de la corriente de agua dos animales, se erguían por sobre la tierra. Era su animal favorito, el mono.
Vaya coincidencia...- se dijo para sí mismo.
Eran viejas y poco cuidadas, pero todavía esas garras y dientes seguían firmas en sus lugares. Pero además de estatuas podían ser otra cosa... Torres. Desde la cima, sobre encima de la cabeza del primate de piedra, Karamaru podría ver sus alrededores y pensar su siguiente ruta de avance.
Siguió río arriba para estar finalmente en la base de una de las estatuas. Pierna, torso, cuello y cabeza y estaba en la cima. El viento pegaba con mayor intensidad pero se podía ver gran parte del territorio circundante. Incluso allá a lo lejos se divisaba una pequeña linea azul. El mar.
El cenobita se sentó cruzando sus piernas y juntando sus manos y en posición de flor de loto cerró sus ojos. Se quedaría el tiempo que hiciera falta hasta que se le ocurriese una idea. Cada tanto abriría los ojos para ver si algo nuevo se asomaba en la selva.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘