23/07/2016, 01:39
Desde la punta mas alta de esa estatua Karamaru respiraba paz. El contacto con la naturaleza, el escuchar solamente sus puros sonidos y rugidos. Tan lejos que estaba del mar y se tenía igualmente la sensación de escuchar el oleaje romper contra la costa. De tanto en tanto el calvo apretaba su pequeña piedra amarilla con su palma izquierda y daba un profundo respiro. Sin embargo, nada se asomaba a la vista.
Pudo ver un mono tambalearse entre las copas de los árboles pero rápidamente se metió de lleno en la selva. Karamaru comenzó a relajarse, a mirar todo con otros ojos y poco a poco le entraba el sueño. La verdad es que hacía mucho que no dormía pero se podía sobreponer igual a ese sufrimiento.
Aaaaaaaahhhh....
Se desperezó tras un gran bostezo que tuvo consecuencias inesperadas pero falsas. Apenas largó el ruido por la boca una bandada de aves se escapaba de las claustrofóbicas ramas de la selva. El monje se sorprendió, no podía creer lo que había pasado, pero pensó un poco y se rió de si mismo segundos después.
Fue en ese momento en el que se dio cuenta de algo. Un par de ruidos fuertes sonaban a a espalda. Gritos, y gritos para nada amigables. Media vuelta y una verdadera sorpresa.
Un grupo entero, incontable para esa situación, de hombres desnudos con armas de hace cientos de años se acercaban efusivamente al shinobi. Sello de manos y un salto hacia el suelo para encarar a esos hombres.
Con mirada seria y dos puños dorados en las manos esperaba con calma el acercamiento violento o pacífico de los nativos.
Pudo ver un mono tambalearse entre las copas de los árboles pero rápidamente se metió de lleno en la selva. Karamaru comenzó a relajarse, a mirar todo con otros ojos y poco a poco le entraba el sueño. La verdad es que hacía mucho que no dormía pero se podía sobreponer igual a ese sufrimiento.
Aaaaaaaahhhh....
Se desperezó tras un gran bostezo que tuvo consecuencias inesperadas pero falsas. Apenas largó el ruido por la boca una bandada de aves se escapaba de las claustrofóbicas ramas de la selva. El monje se sorprendió, no podía creer lo que había pasado, pero pensó un poco y se rió de si mismo segundos después.
Fue en ese momento en el que se dio cuenta de algo. Un par de ruidos fuertes sonaban a a espalda. Gritos, y gritos para nada amigables. Media vuelta y una verdadera sorpresa.
Un grupo entero, incontable para esa situación, de hombres desnudos con armas de hace cientos de años se acercaban efusivamente al shinobi. Sello de manos y un salto hacia el suelo para encarar a esos hombres.
Con mirada seria y dos puños dorados en las manos esperaba con calma el acercamiento violento o pacífico de los nativos.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘