24/07/2016, 16:29
La furia de Anzu empezó a diluirse como la sangre de una puñalada en la garganta, calmándose hasta el extremo de dejarse caer sobre la hierba y posando sus ojos grisáceos sobre los farolillos de colores arrastrados por la corriente del río. Un río en el que, por primera vez en muchos años, no se encontraba el deseo de Datsue.
Bah. ¿Soy rico? No. ¿Tengo un barco? No. ¿Recorrí todo Oonindo sin preocuparme más que de divertirme? Tampoco. ¿Sigo siendo un shinobi? Sí. Total, que me parece que el Río de la Cascada pasa bastante de mis deseos. Supongo que con curarme aquella vez puedo darme por satisfecho.
Caminó hasta Anzu y dejó caerse con pesadez sobre el suelo, a su lado. Pese a no llevar un solo rasguño en su piel, le dolía todo el cuerpo. Apoyó parte de la espalda en el nacimiento de una rama y cruzó las palmas tras la nuca, contemplando también el maravilloso espectáculo que se repetía una vez al año en Takigakure.
—No has luchado mal. Me enganchaste bien con el Gian. Y tienes buenos reflejos... No lo parece a simple vista.
—Eso es debido a mis ojos —dijo, señalándoselos justo antes de que el Sharingan desapareciese de sus orbes—. Y a cierta amiga en común que tenemos tú y yo, que me estuvo enseñando un par de cosillas mientras tú estabas fuera. —El collar subía y bajaba al ritmo de su pecho, con perlas de sudor aquí y allá—. Ese… chidori, ¿dijiste? No estuvo mal tampoco. ¡Lástima que no me dejase cicatriz! —exclamó, sonriente—. Hubiese podido fardar de ello frente a las chicas.
Bah. ¿Soy rico? No. ¿Tengo un barco? No. ¿Recorrí todo Oonindo sin preocuparme más que de divertirme? Tampoco. ¿Sigo siendo un shinobi? Sí. Total, que me parece que el Río de la Cascada pasa bastante de mis deseos. Supongo que con curarme aquella vez puedo darme por satisfecho.
Caminó hasta Anzu y dejó caerse con pesadez sobre el suelo, a su lado. Pese a no llevar un solo rasguño en su piel, le dolía todo el cuerpo. Apoyó parte de la espalda en el nacimiento de una rama y cruzó las palmas tras la nuca, contemplando también el maravilloso espectáculo que se repetía una vez al año en Takigakure.
—No has luchado mal. Me enganchaste bien con el Gian. Y tienes buenos reflejos... No lo parece a simple vista.
—Eso es debido a mis ojos —dijo, señalándoselos justo antes de que el Sharingan desapareciese de sus orbes—. Y a cierta amiga en común que tenemos tú y yo, que me estuvo enseñando un par de cosillas mientras tú estabas fuera. —El collar subía y bajaba al ritmo de su pecho, con perlas de sudor aquí y allá—. Ese… chidori, ¿dijiste? No estuvo mal tampoco. ¡Lástima que no me dejase cicatriz! —exclamó, sonriente—. Hubiese podido fardar de ello frente a las chicas.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado