24/07/2016, 22:51
(Última modificación: 24/07/2016, 22:52 por Uchiha Akame.)
La Yotsuki entrecerró los ojos, pensativa. ¿Aquel día? Eso sólo podía significar una cosa... «¿Ella?» ¿Estaba Datsue sugiriendo que aquella misteriosa mujer que les salvó la vida en Shinogi-To se había puesto en contacto con él? «No, está diciendo que ha aprendido algunas cosas de ella». Eso era incluso más extraño. Su compañero debió darse cuenta de ello, porque rápidamente intentó correr un tupido velo sobre el asunto.
Anzu no iba a dejarlo pasar así como así, pero como el Uchiha había empezado otra vez a hablar sin parar, decidió no interrumpirle. Todavía estaba agotada del combate, y tampoco tenía ganas de hablar, así que le dejó explayarse.
Para su sorpresa, la conversación acabó yendo por unos derroteros problemáticos.
—Oye, ¡tú eres una chica, ¿no?! —soltó de pronto el Uchiha.
—¡Vaya, qué observador! ¿Ahora eres el jodido Capitán Obvio? —replicó ella con visible enfado. De no haber estado tan cansada por el combate, le habría soltado un puñetazo sin mediar palabra.
—Quiero decir... Que me podrías dar algún consejo sobre el tema... Es que hay una kunoichi de Taki que me gusta desde hace tiempo, pero creo que la cagué un poquillo, con eso de bajar en pleno Torneo a regalarle una flor a otra chica...
A medida que Datsue hablaba, la ceja derecha de Anzu se levantaba más y más, endureciendo la expresión escéptica que traducía su rostro. Si de algo conocía a aquel tipo, después de una larga perorata, venía...
—¡O mejor! Podrías hablar con ella. Y preguntarle por mí. ¡Muy sultimente, eh! ¡Que tú eres muy bruta para estas cosas!
Anzu no pudo aguantarse más y, tirándose hacia atrás para quedar echada sobre la hierba, empezó a reír a carcajadas. Se llevó así un buen rato, hasta que sus pulmones quedaron completamente vacíos y tuvo que parar para coger aire. Luego se incorporó, encarando a Datsue.
—¡Hay que joderse, socio! Quieres que te dé un consejo, ¿eh? —replicó la kunoichi, todavía con los ojos anegados en lágrimas—. Regalar flores y robar besos son buenas tácticas para conquistar a una mujer... Claro que, generalmente, la gente suele hacerle esas cosas a la chica que le gusta, y no a todas las demás.
Y así, la Yotsuki volvió a soltar una carcajada jocosa, divertida ante la aparente dificultad que Datsue —un chico con lengua de plata— tenía para ganarse la atención de su amada. La sola idea ya resultaba a Anzu sumamente cómica.
—Joder, qué suerte la mía, ¡estoy aquí sentada con Uchiha Datsue, el galán patrio! —apostilló, estallando nuevamente en carcajadas.
Anzu no iba a dejarlo pasar así como así, pero como el Uchiha había empezado otra vez a hablar sin parar, decidió no interrumpirle. Todavía estaba agotada del combate, y tampoco tenía ganas de hablar, así que le dejó explayarse.
Para su sorpresa, la conversación acabó yendo por unos derroteros problemáticos.
—Oye, ¡tú eres una chica, ¿no?! —soltó de pronto el Uchiha.
—¡Vaya, qué observador! ¿Ahora eres el jodido Capitán Obvio? —replicó ella con visible enfado. De no haber estado tan cansada por el combate, le habría soltado un puñetazo sin mediar palabra.
—Quiero decir... Que me podrías dar algún consejo sobre el tema... Es que hay una kunoichi de Taki que me gusta desde hace tiempo, pero creo que la cagué un poquillo, con eso de bajar en pleno Torneo a regalarle una flor a otra chica...
A medida que Datsue hablaba, la ceja derecha de Anzu se levantaba más y más, endureciendo la expresión escéptica que traducía su rostro. Si de algo conocía a aquel tipo, después de una larga perorata, venía...
—¡O mejor! Podrías hablar con ella. Y preguntarle por mí. ¡Muy sultimente, eh! ¡Que tú eres muy bruta para estas cosas!
Anzu no pudo aguantarse más y, tirándose hacia atrás para quedar echada sobre la hierba, empezó a reír a carcajadas. Se llevó así un buen rato, hasta que sus pulmones quedaron completamente vacíos y tuvo que parar para coger aire. Luego se incorporó, encarando a Datsue.
—¡Hay que joderse, socio! Quieres que te dé un consejo, ¿eh? —replicó la kunoichi, todavía con los ojos anegados en lágrimas—. Regalar flores y robar besos son buenas tácticas para conquistar a una mujer... Claro que, generalmente, la gente suele hacerle esas cosas a la chica que le gusta, y no a todas las demás.
Y así, la Yotsuki volvió a soltar una carcajada jocosa, divertida ante la aparente dificultad que Datsue —un chico con lengua de plata— tenía para ganarse la atención de su amada. La sola idea ya resultaba a Anzu sumamente cómica.
—Joder, qué suerte la mía, ¡estoy aquí sentada con Uchiha Datsue, el galán patrio! —apostilló, estallando nuevamente en carcajadas.