25/07/2016, 19:26
La mesera había sido convocada a la mesa por la kunoichi de pelo blanco, y siguiendo la linea de buen servicio que había estado marcando actuó de forma rápida y precisa respondiendo tanto al llamado como al pedido. La platina tenía un papel encima, la cuenta.
¿Será mucho lo que hay que pagar?
Pensaba mientras miraba a la kunoichi tomar su monedero y una sonrisa se le marcaba ligeramente en el rostro, era un monedero bastante simpático sin duda alguna. Por su parte, Mogura llevó una mano hasta uno de los espacios del kit médico, de ahí tomo una billetera de cuero bastante mas simple, regalo de su abuelo de hacía unos años atrás.
Katomi fue la primera en ver el monto a pagar, seguidamente depositaría unas monedas que juzgando por sus palabras siguientes serían mas o menos la parte que le correspondía. El joven Manase se llevó una mano al pecho e hizo un gesto como si le faltará el aliento, como si estuviese indignado.
Me quitaste las palabras de la boca...
Claramente lo decía en broma, sonrió tras decir sus palabras. Lo cierto era que tenía dinero suficiente como para pagar toda la comida él solo... e incluso podría ir a tomar un café después, cosas que pueden pasar cuando eres nieto de una pareja de médicos que han dedicado mucho tiempo a trabajar y acopiar moneditas de oro.
Observó el número de la cuenta y colocó unos billetes sobre la platina, básicamente era una cantidad similar a la de la kunoichi solo que pesaba menos. De paso, dejó un billete más pero sobre la mesa, a modo de propina.
¿Podría pedirle que me alcance mi abrigo?
Seguramente esa sería la última molestia que le causaría a la mesera, al menos por ese día. No iban a pasar mucho más tiempo en el restaurante y ya con eso se aseguraría de dejar tranquila a la mujer para que pudiese atender a los demás comensales.
¿Será mucho lo que hay que pagar?
Pensaba mientras miraba a la kunoichi tomar su monedero y una sonrisa se le marcaba ligeramente en el rostro, era un monedero bastante simpático sin duda alguna. Por su parte, Mogura llevó una mano hasta uno de los espacios del kit médico, de ahí tomo una billetera de cuero bastante mas simple, regalo de su abuelo de hacía unos años atrás.
Katomi fue la primera en ver el monto a pagar, seguidamente depositaría unas monedas que juzgando por sus palabras siguientes serían mas o menos la parte que le correspondía. El joven Manase se llevó una mano al pecho e hizo un gesto como si le faltará el aliento, como si estuviese indignado.
Me quitaste las palabras de la boca...
Claramente lo decía en broma, sonrió tras decir sus palabras. Lo cierto era que tenía dinero suficiente como para pagar toda la comida él solo... e incluso podría ir a tomar un café después, cosas que pueden pasar cuando eres nieto de una pareja de médicos que han dedicado mucho tiempo a trabajar y acopiar moneditas de oro.
Observó el número de la cuenta y colocó unos billetes sobre la platina, básicamente era una cantidad similar a la de la kunoichi solo que pesaba menos. De paso, dejó un billete más pero sobre la mesa, a modo de propina.
¿Podría pedirle que me alcance mi abrigo?
Seguramente esa sería la última molestia que le causaría a la mesera, al menos por ese día. No iban a pasar mucho más tiempo en el restaurante y ya con eso se aseguraría de dejar tranquila a la mujer para que pudiese atender a los demás comensales.