25/07/2016, 22:39
—TATSUYA ROAD—
Las sombras seguían bailando de un lado para el otro, con cada vuelta parecían estar un poco más cerca. El siseo se iba intensificando cada vez más y más, al tiempo que el sonido se iba volviendo más agresivo. Las hojas de los arbustos se agitaban nerviosamente al sentir el roce de las criaturas que se escurrían entre la vegetación.Conforme se iban acercando, las sombras se volvían más nítidas y palpables. Eran alargadas, de gran tamaño y parecían pertencer a animales bastante grandes.
Desde los matorrales, un morro verdoso apareció a escasos dos metros del chico mientras este trataba de comprobar que había en aquellos agujeros. Lo único que sintió al introducir la espada fue algo frágil quebrarse y romperse en mil pedazos. Si Tatsuya saca la espada, verá que su arma esta impreganada en una especie de liquido pegajoso de color amarillento y trazas de color rojo sangre. Mientras tanto a su espalda, si se diese la vuelta, vería una enorme lengua difurcada saborear el aire, mientras unos ojos de color dorado brillaban bajo las sombras de un palmito. La cabez de aquella serpiente era del tamaño de un perro completo, con sus patadas, cola, pelo y todos los extras. Ese animal era muy grande y no era solo ese, a su izquierda se dejo ver por un instante un trozo de piel negra con un sinuoso movimiento antes de volver a perderse entre la vegetación.
Es más, si el de los ojos dispares se fijaba bien. Estaba totalmente rodeado por serpientes, que parecían no estar muy contentas ante tal profanación de su nido
—KARAMARU WAY—
Karamaru se había detenido junto a la estatua, en guardia, para aguardar el encuentro con aquella muchedumbre que corría como si les fuese el alma en ello. Tan sólo habían pasado unos instantes desde que los divisase cuando el suelo comenzó a temblar, al pincipio fue leve pero poco a poco fue aumentando. El temblor, comenzó a ser acompañado por un sonido sordo.
Los gritos de los nativos aumentaban en potencia coforme el sonido de las pisadas se iba haciendo más cercano. Si Karamaru seguía mirando al frente podría observar salir, justo desde detrás de una lomam la enorme cabeza de un hipopótamo de proporciones titánicas. Aquel animal debía de medir unos diez metros de alto al menos y corría endiabladamente rápido.
Los nativos se encontraban ya casi encima del calvete, mientras tanto el hipopótamo recorta distancias gracias a su gran zancada y una inusitada habilidad para correr apesar de su tamaño.
Hiciese lo que hiciese Karamaru, los nativos pasarían de largo casi sin mirarlo en dirección a la jungla.
—MITUSKI—
Sigue inconsciente, se ve to mu negro xD