26/07/2016, 12:36
Escuchó algo amortiguado sobre desvelar algo secreto y arena, pero no pudo escucharlo de forma clara ya que se había caído y lo único que buscaba era salir de aquellas arenas movedizas que la tragaban hacia dentro. Luego un saludo acompañó a los sonidos amortiguados que había atinado a distinguir antes, esta vez más cerca de su posición, y unos brazos tomaron su cuerpo y la colocaron de nuevo sobre la tierra.
Volvía a vivir.
Se sentó sobre la arena y dejó sus sandalias cerca de su posición, posando su vista sobre el chico que ahora estaba sentado a su lado, luego la desvió, un tanto cohibida por haberse presentado de esa manera. Un poco incómodo era, siendo claros y sinceros. Entonces notó como cerca de donde había encontrado tumbado al chico también residía un agujero en la arena, y muchas huellas que se dirigían al agua; pero no le dio importancia, era lo más normal de ver en una playa.
— Soy Kaiten, ¿Qué...? ¿Qué te ha pasado? — Escuchó una voz un tanto nerviosa a su lado y se obligó a si misma a posar de nuevo sus ojos verdosos sobre el chico, mostrándole una sonrisa calmada.
—Hola, Kaiten, es un placer. — Respondió tranquilamente. —Yo soy Eri, y bueno, terminé tropezando sobre ti, ruego que me disculpes. — Pidió, inclinando su cabeza como si de una reverencia se tratase. Luego se levantó, posando ambos pies sobre la arena mientras se limpiaba con su mano izquierda los granos que habían quedado encima de sus ropas.
Volvía a vivir.
Se sentó sobre la arena y dejó sus sandalias cerca de su posición, posando su vista sobre el chico que ahora estaba sentado a su lado, luego la desvió, un tanto cohibida por haberse presentado de esa manera. Un poco incómodo era, siendo claros y sinceros. Entonces notó como cerca de donde había encontrado tumbado al chico también residía un agujero en la arena, y muchas huellas que se dirigían al agua; pero no le dio importancia, era lo más normal de ver en una playa.
— Soy Kaiten, ¿Qué...? ¿Qué te ha pasado? — Escuchó una voz un tanto nerviosa a su lado y se obligó a si misma a posar de nuevo sus ojos verdosos sobre el chico, mostrándole una sonrisa calmada.
—Hola, Kaiten, es un placer. — Respondió tranquilamente. —Yo soy Eri, y bueno, terminé tropezando sobre ti, ruego que me disculpes. — Pidió, inclinando su cabeza como si de una reverencia se tratase. Luego se levantó, posando ambos pies sobre la arena mientras se limpiaba con su mano izquierda los granos que habían quedado encima de sus ropas.