27/07/2016, 22:29
(Última modificación: 27/07/2016, 22:30 por Uchiha Akame.)
—Venga, venga, no te lo tomes tan a mal, socio —dijo la chica, entre risas, al ver la cara de mala uva que se le había quedado a Datsue tras recibir aquel sorpresivo tortazo.
Sin embargo, las carcajadas acabarían pronto. Exactamente cuando Datsue empezara a relatarle, con tono modesto y suma humildad —impropia de él— las disciplinas que había estado entrenando con la tal Yume durante aquel año. Antes de terminar la primera línea, Anzu ya tenía la boca entreabierta de estupor, y a cada palabra que el Uchiha decía su mandíbula inferior caía más y más.
—¿Se... Segundo elemento? —preguntó, sin poder evitar trabarse—. Claro, segundo elemento. Sí. —añadió luego, tras un carraspeo.
La cosa no quedaba ahí. «Fuuinjutsu dice, el muy condenado». La Yotsuki no salía de su asombro. No sólo aquel tipo parecía indestructible, sino que además había tenido a una gran sensei que le había enseñado a manejar dos naturalezas elementales y, para más inri, técnicas de sellado. Ella, por su parte, se había dedicado tan exclusivamente a mejorar su Raiton que se sentía casi avergonzada. Casi como si no se hubiera pegado un año entero viajando y entrenando por todo el Continente Ninja; al lado de lo que decía Datsue, sus logros empequeñecían a pasos agigantados.
—También estuve elaborando mis propias técnicas, claro... Como esta. Un bunshin
Anzu abrió tanto los ojos que parecían apunto de salírsele de sus órbitas. Tras una breve serie de sellos, el Uchiha había materializado junto a él un clon. Un clon real, como él mismo se apresuró a reafirmar. La Yotsuki estaba muda. ¿Qué podía decir a eso? «Joder, domina dos elementos, es capaz de hacer bunshin reales, y sin embargo le he pegado una paliza... ¿Es que se ha dejado ganar sólo para dejarme ahora en evidencia?». Conociendo a Uchiha Datsue, era más que posible.
—Vaya, eh, bueno... Eso ha molado —admitió, roja de vergüenza—. ¿Bunshin Daibakuha? Por el nombre diría que no es sólo para distraer...
La kunoichi volvió a mirar a aquel clon, que la observaba fijamente, y un escalofrío le recorrió la nuca. Se imaginaba para qué había diseñado Datsue aquella técnica.
Sin embargo, las carcajadas acabarían pronto. Exactamente cuando Datsue empezara a relatarle, con tono modesto y suma humildad —impropia de él— las disciplinas que había estado entrenando con la tal Yume durante aquel año. Antes de terminar la primera línea, Anzu ya tenía la boca entreabierta de estupor, y a cada palabra que el Uchiha decía su mandíbula inferior caía más y más.
—¿Se... Segundo elemento? —preguntó, sin poder evitar trabarse—. Claro, segundo elemento. Sí. —añadió luego, tras un carraspeo.
La cosa no quedaba ahí. «Fuuinjutsu dice, el muy condenado». La Yotsuki no salía de su asombro. No sólo aquel tipo parecía indestructible, sino que además había tenido a una gran sensei que le había enseñado a manejar dos naturalezas elementales y, para más inri, técnicas de sellado. Ella, por su parte, se había dedicado tan exclusivamente a mejorar su Raiton que se sentía casi avergonzada. Casi como si no se hubiera pegado un año entero viajando y entrenando por todo el Continente Ninja; al lado de lo que decía Datsue, sus logros empequeñecían a pasos agigantados.
—También estuve elaborando mis propias técnicas, claro... Como esta. Un bunshin
Anzu abrió tanto los ojos que parecían apunto de salírsele de sus órbitas. Tras una breve serie de sellos, el Uchiha había materializado junto a él un clon. Un clon real, como él mismo se apresuró a reafirmar. La Yotsuki estaba muda. ¿Qué podía decir a eso? «Joder, domina dos elementos, es capaz de hacer bunshin reales, y sin embargo le he pegado una paliza... ¿Es que se ha dejado ganar sólo para dejarme ahora en evidencia?». Conociendo a Uchiha Datsue, era más que posible.
—Vaya, eh, bueno... Eso ha molado —admitió, roja de vergüenza—. ¿Bunshin Daibakuha? Por el nombre diría que no es sólo para distraer...
La kunoichi volvió a mirar a aquel clon, que la observaba fijamente, y un escalofrío le recorrió la nuca. Se imaginaba para qué había diseñado Datsue aquella técnica.