27/07/2016, 23:36
(Última modificación: 27/07/2016, 23:41 por Uchiha Akame.)
—¿Pero qué cojones dic...?
Anzu se quedó a mitad de la frase cuando aquel clon la derribó con un placaje que le vació todo el aire de los pulmones. Ni siquiera tuvo tiempo de zafarse del bunshin antes de que su legítimo dueño diese la orden y aquel falso Datsue se inmolase en un estallido de llamas que envolvió a la kunoichi. Pese a que el fuego no fue tan voraz e intenso como podía creerse a simple vista, Anzu notó el lacerante toque de las llamas quemando su piel y sus ropas. Rodó por la hierba, bufando de dolor, hasta que el fuego se apagó por completo.
—Hijo... de...
La chica se puso en pie, visiblemente maltrecha; tenía el top quemado casi por completo, así como parte de los pantalones. Fortuitamente, la prenda negra que cubría su torso quedó lo bastante compuesta como para tapar sus minúsculos pechos, infradesarrollados a causa de la musculatura pectoral que los ahogaba sin piedad.
—Me cago... En todos los dioses de Oonindo... —farfulló, todavía conmocionada. Más que dañino, que también, había sido un ataque inesperado—. Y pensar que hasta hace cinco minutos...
«... Pensaba que podía confiar en tí». Se mordió la lengua a mitad de la frase. Sabía por qué Datsue había hecho eso; era su forma de decirle que no le había gustado que le diera una bofetada, ni en broma. «Cabrón, como si esto y un sopapo de coña fueran lo mismo...». No dijo palabra, el Uchiha la había cogido por sorpresa y bien. Le había ganado aquella partida.
—No creas que esto va a quedar así, socio —amenazó la Yotsuki, y en sus ojos grises se reflejó una ira primitiva y salvaje.
Podría haberse abalanzado sobre Datsue en ese mismo momento, reanudar el combate y molerse a palos mutuamente. Pero estaba malherida y cansada de aquel tipo que lo mismo te daba con una mano que te quitaba con la otra. En lugar de eso, simplemente se dio media vuelta y enfiló el puente, camino a la Villa.
Yotsuki Anzu tendría su revancha... Cuando llegara el momento.
«Y entonces, te aseguro que no habrá beso que te salve».
Anzu se quedó a mitad de la frase cuando aquel clon la derribó con un placaje que le vació todo el aire de los pulmones. Ni siquiera tuvo tiempo de zafarse del bunshin antes de que su legítimo dueño diese la orden y aquel falso Datsue se inmolase en un estallido de llamas que envolvió a la kunoichi. Pese a que el fuego no fue tan voraz e intenso como podía creerse a simple vista, Anzu notó el lacerante toque de las llamas quemando su piel y sus ropas. Rodó por la hierba, bufando de dolor, hasta que el fuego se apagó por completo.
—Hijo... de...
La chica se puso en pie, visiblemente maltrecha; tenía el top quemado casi por completo, así como parte de los pantalones. Fortuitamente, la prenda negra que cubría su torso quedó lo bastante compuesta como para tapar sus minúsculos pechos, infradesarrollados a causa de la musculatura pectoral que los ahogaba sin piedad.
—Me cago... En todos los dioses de Oonindo... —farfulló, todavía conmocionada. Más que dañino, que también, había sido un ataque inesperado—. Y pensar que hasta hace cinco minutos...
«... Pensaba que podía confiar en tí». Se mordió la lengua a mitad de la frase. Sabía por qué Datsue había hecho eso; era su forma de decirle que no le había gustado que le diera una bofetada, ni en broma. «Cabrón, como si esto y un sopapo de coña fueran lo mismo...». No dijo palabra, el Uchiha la había cogido por sorpresa y bien. Le había ganado aquella partida.
—No creas que esto va a quedar así, socio —amenazó la Yotsuki, y en sus ojos grises se reflejó una ira primitiva y salvaje.
Podría haberse abalanzado sobre Datsue en ese mismo momento, reanudar el combate y molerse a palos mutuamente. Pero estaba malherida y cansada de aquel tipo que lo mismo te daba con una mano que te quitaba con la otra. En lugar de eso, simplemente se dio media vuelta y enfiló el puente, camino a la Villa.
Yotsuki Anzu tendría su revancha... Cuando llegara el momento.
«Y entonces, te aseguro que no habrá beso que te salve».