29/07/2016, 22:34
La chica sonrió ante el comentario de Mogura. Razón no le faltaba, con un simple y ligero paseo la comida seguiría su transcurso, dejando de causar esa pesadez estomacal. —Tienes toda la razón... jajaja.
Con una asombrosa rapidez en el servicio, la chica entregó el abrigo del joven. Éste hizo una pequeña reverencia, así como imitó el comentario de la Sarutobi. No era una mala acción por su parte, el servicio y atención realmente habían sido sublimes. Era extraño que un local así de bueno no tuviese fama alguna. Sería quizás por encontrarse en el casco antiguo de la ciudad. Éste tipo de asuntos siempre vienen derivados de un argumento similar.
Katomi preguntó si comenzaban la búsqueda del paraguas, a lo que el chico contestó de manera afirmativa. Se adelantó casi a la par que la kunoichi, y justo cuando llegaban a la entrada cedió el paso a ésta. Incluso realizó una pequeña reverencia, sin duda demasiado cortés estaba siendo. ¿Tan estirado era?
La kunoichi le golpeó en seco el brazo, un golpe tonto pero señalado,para nada fuerte pero si contundente. —Déjate de tantas formalidades, tonto.
Volvió a sonreír, y pasó pese a que le había dicho que se dejase de formalidades. Una ve fuera, bajo la protección del toldo, Mogura sugirió que siguiesen una dirección. La chica no entendía demasiado de tiendas de ese tipo de artilugios, así que se limitó a seguir la indicación. Seguramente él estaba mas puesto.
—Ok, pues vamos andando.
Al mismo ritmo que el chico, la peliblanco marcharía en la dirección que Mogura había dicho. Quizás le hubiese venido mejor en la dirección contraria, pero tampoco iba a negarse en acompañarlo... total, no iba a perder tampoco demasiado tiempo.
Con una asombrosa rapidez en el servicio, la chica entregó el abrigo del joven. Éste hizo una pequeña reverencia, así como imitó el comentario de la Sarutobi. No era una mala acción por su parte, el servicio y atención realmente habían sido sublimes. Era extraño que un local así de bueno no tuviese fama alguna. Sería quizás por encontrarse en el casco antiguo de la ciudad. Éste tipo de asuntos siempre vienen derivados de un argumento similar.
Katomi preguntó si comenzaban la búsqueda del paraguas, a lo que el chico contestó de manera afirmativa. Se adelantó casi a la par que la kunoichi, y justo cuando llegaban a la entrada cedió el paso a ésta. Incluso realizó una pequeña reverencia, sin duda demasiado cortés estaba siendo. ¿Tan estirado era?
La kunoichi le golpeó en seco el brazo, un golpe tonto pero señalado,para nada fuerte pero si contundente. —Déjate de tantas formalidades, tonto.
Volvió a sonreír, y pasó pese a que le había dicho que se dejase de formalidades. Una ve fuera, bajo la protección del toldo, Mogura sugirió que siguiesen una dirección. La chica no entendía demasiado de tiendas de ese tipo de artilugios, así que se limitó a seguir la indicación. Seguramente él estaba mas puesto.
—Ok, pues vamos andando.
Al mismo ritmo que el chico, la peliblanco marcharía en la dirección que Mogura había dicho. Quizás le hubiese venido mejor en la dirección contraria, pero tampoco iba a negarse en acompañarlo... total, no iba a perder tampoco demasiado tiempo.