30/07/2016, 02:19
La respuesta de Mogura ante el golpe de la chica no fue mas que una sonrisa, así como admitir que era cosa de costumbre. Por suerte o desgracia, las costumbres llegan a arraigarse realmente profundo en una persona. Tampoco era que le molestase demasiado, pero no terminaba de agradarle que la tratasen de distinta manera. Por muy chica que fuese, no estaban teniendo una cita o algo parecido, tan solo eran dos compañeros cenando. No había modo de que la tratase como a una dama.
Ambos comenzaron a andar, disfrutando la dulce lluvia sobre sus cuerpos. Al menos la chica lo estaba disfrutando, ya mas que una condena se había vuelto justo lo contrario. Amegakure y sus lluvias eternas, si llegase a salir del país, seguro que lo echaba de menos. Raro, pero cierto.
En el mismo camino, Mogura pareció querer romper el corto silencio. Preguntó a la chica si realmente podrían alcanzar a encontrar un paraguas con un lanzador de senbon. La verdad, la pregunta le extrañó, mas que nada porque en un principio parecía haber pasado olímpicamente de la idea. ¿Le habría gustado de verdad, o simplemente preguntaba por sacar algún tema de conversación?
—No creo que sea sencillo... Si alguien tuvo esa idea, seguro que no fue en un tienda de paraguas normal. Con suerte en una armería, o quizás en una herrería podrías encontrar uno... pero casi seguro que tendrías que pedirlo por encargo...
La chica se recogió la cabellera hacia detrás. El agua había terminado echando hacia delante el flequillo, y apenas dejaba a la chica ver qué tenía frente a ella. Mientras tanto, continuaba caminando, así como observando a su alrededor. La mayoría de tiendas permanecían abiertas, muy pocas habían cerrado. En una urbe tan moderna, raro era que las tiendas cerrasen... casi parecían no dormir. Fuese la hora que fuese, la mayoría de comercios parecían pertenecer al sector de 24 horas.
—¿Te vas a comprar uno?— Preguntó finalmente, refiriéndose claramente al paraguas con lanzador de senbon.
Ambos comenzaron a andar, disfrutando la dulce lluvia sobre sus cuerpos. Al menos la chica lo estaba disfrutando, ya mas que una condena se había vuelto justo lo contrario. Amegakure y sus lluvias eternas, si llegase a salir del país, seguro que lo echaba de menos. Raro, pero cierto.
En el mismo camino, Mogura pareció querer romper el corto silencio. Preguntó a la chica si realmente podrían alcanzar a encontrar un paraguas con un lanzador de senbon. La verdad, la pregunta le extrañó, mas que nada porque en un principio parecía haber pasado olímpicamente de la idea. ¿Le habría gustado de verdad, o simplemente preguntaba por sacar algún tema de conversación?
—No creo que sea sencillo... Si alguien tuvo esa idea, seguro que no fue en un tienda de paraguas normal. Con suerte en una armería, o quizás en una herrería podrías encontrar uno... pero casi seguro que tendrías que pedirlo por encargo...
La chica se recogió la cabellera hacia detrás. El agua había terminado echando hacia delante el flequillo, y apenas dejaba a la chica ver qué tenía frente a ella. Mientras tanto, continuaba caminando, así como observando a su alrededor. La mayoría de tiendas permanecían abiertas, muy pocas habían cerrado. En una urbe tan moderna, raro era que las tiendas cerrasen... casi parecían no dormir. Fuese la hora que fuese, la mayoría de comercios parecían pertenecer al sector de 24 horas.
—¿Te vas a comprar uno?— Preguntó finalmente, refiriéndose claramente al paraguas con lanzador de senbon.