31/07/2016, 00:15
Tras haber entrado ambos en el local, Mogura soltó lo que ambos pensaban. La variedad que había de paraguas era abismal, demasiados tipos de paraguas para tan simple uso. ¿Por qué habían tantos diseños? En fin, si para gustos los colores, allí habían colores para todos los posibles gustos y mas.
El genin fue mas cortés que la chica para saludar a la chica encargada de la tienda, y justo tras ello se puso manos a la obra. Su objetivo era sencillo, encontrar un buen paraguas. Si tuviese que poner las manos en el fuego, la chica jamás habría apostado por la elección que haría poco después el chico. Al rato de estar buscando el paraguas, el joven pareció encontrar uno. Lo había sacado de la esquina mas mugrienta y polvorienta, del hueco que efectivamente tenía todos los desechos de la tienda.
Con entusiasmo, el chico tomó el paraguas y se acercó a la peliblanco a la pregunta de qué le parecía. La Sarutobi observó el paraguas brevemente, y termino por encogerse de hombros.
—Entre todos los que hay, vas y pillas el mas soso y simple. ¿Por qué? Jajajaja...
La kunoichi se giró, y buscó apenas un par de segundos por los paraguas clasificados a su vera. No tardaría demasiado en tomar uno de color azul marino, un azul que casi rozaba el negro. Éste tenía unos detalles rojos que parecían siluetas de dragones, que iban desde inicio a final, rogocijándose entre numerosas nubes del mismo color.
—¿No te gusta mas éste?
Antes siquiera de esperar respuesta, tomó otro paraguas de una estantería antepuesta a la estantería de la que había tomado el primer paraguas. Sin demasiadas complicaciones, tomó un segundo paraguas. Éste era negro liso, pero la madera estaba decorada con numerosas ornamentas de tonos blancos y azules.
—O quizás este... ¿No te gusta mas?— Preguntó mostrándoselo al chico.
Si había tantos y tan coloridos. ¿Por qué quedarse con el mas simple y soso?
El genin fue mas cortés que la chica para saludar a la chica encargada de la tienda, y justo tras ello se puso manos a la obra. Su objetivo era sencillo, encontrar un buen paraguas. Si tuviese que poner las manos en el fuego, la chica jamás habría apostado por la elección que haría poco después el chico. Al rato de estar buscando el paraguas, el joven pareció encontrar uno. Lo había sacado de la esquina mas mugrienta y polvorienta, del hueco que efectivamente tenía todos los desechos de la tienda.
Con entusiasmo, el chico tomó el paraguas y se acercó a la peliblanco a la pregunta de qué le parecía. La Sarutobi observó el paraguas brevemente, y termino por encogerse de hombros.
—Entre todos los que hay, vas y pillas el mas soso y simple. ¿Por qué? Jajajaja...
La kunoichi se giró, y buscó apenas un par de segundos por los paraguas clasificados a su vera. No tardaría demasiado en tomar uno de color azul marino, un azul que casi rozaba el negro. Éste tenía unos detalles rojos que parecían siluetas de dragones, que iban desde inicio a final, rogocijándose entre numerosas nubes del mismo color.
—¿No te gusta mas éste?
Antes siquiera de esperar respuesta, tomó otro paraguas de una estantería antepuesta a la estantería de la que había tomado el primer paraguas. Sin demasiadas complicaciones, tomó un segundo paraguas. Éste era negro liso, pero la madera estaba decorada con numerosas ornamentas de tonos blancos y azules.
—O quizás este... ¿No te gusta mas?— Preguntó mostrándoselo al chico.
Si había tantos y tan coloridos. ¿Por qué quedarse con el mas simple y soso?