31/07/2016, 22:49
"Esto es mala idea.
Esto es mala idea.
Esto es mala idea..."
Por mucho que en su mente se repitiera que lo que estaba haciendo no iba a salir nada bien al final terminó siguiendo a la Yotsuki al interior del edificio sin rechistar. No podía evitar sentirse preocupado, a cada paso que daba él corazón se le aceleraba más. Aunque por fuera pudiera parecer estoico por dentro estaba hecho un manojo de nervios. Estaba por subir las escaleras, esperando que en cualquier momento que un grito o algún regaño de la anciana se dejara escuchar. Pero para su sorpresa lo que se les vino fue peor, un golpetazo.
—¡Ahhgg!— Se quejó tras el impacto.
La anciana ahora estaba armada con una lima gigante... No sabía si reírse o tener miedo. Lo cierto es que luego de que la secretaria empezara a amenazarlos una voz le impidió seguir. Habían sido salvados por la campana, al final Yubiwa había decidido atenderlos.
"Fuff, vieja loca"
El Takanashi logró incorporarse y se sacudió un poco. Tuvo que hacer una reverencia a la anciana, aunque esta fue mucho mas forzada que las otras pues le dolía el orgullo por tener que disculparse con la mentada Sekuoya. Ahora solo les quedaba subir, notó que su compañera le estaba cediendo el paso, lo cual se le hizo un poco extraño pero no le prestó mucha atención.
Subió por las escaleras y pronto estaba frente a la puerta del despacho del Kawakage.
—Con permiso...— Anunció mientras entraba a la oficina.
Era su hora de la verdad, por primera vez estaría frente a frente con el excéntrico mandatario. Saludó con una reverencia elegante, tras lo cual se quedó de pie, firme, serio, solemne. Y fue entonces cuando...
"Mierda"
...Se quedó en blanco sin saber que decir.
Esto es mala idea.
Esto es mala idea..."
Por mucho que en su mente se repitiera que lo que estaba haciendo no iba a salir nada bien al final terminó siguiendo a la Yotsuki al interior del edificio sin rechistar. No podía evitar sentirse preocupado, a cada paso que daba él corazón se le aceleraba más. Aunque por fuera pudiera parecer estoico por dentro estaba hecho un manojo de nervios. Estaba por subir las escaleras, esperando que en cualquier momento que un grito o algún regaño de la anciana se dejara escuchar. Pero para su sorpresa lo que se les vino fue peor, un golpetazo.
—¡Ahhgg!— Se quejó tras el impacto.
La anciana ahora estaba armada con una lima gigante... No sabía si reírse o tener miedo. Lo cierto es que luego de que la secretaria empezara a amenazarlos una voz le impidió seguir. Habían sido salvados por la campana, al final Yubiwa había decidido atenderlos.
"Fuff, vieja loca"
El Takanashi logró incorporarse y se sacudió un poco. Tuvo que hacer una reverencia a la anciana, aunque esta fue mucho mas forzada que las otras pues le dolía el orgullo por tener que disculparse con la mentada Sekuoya. Ahora solo les quedaba subir, notó que su compañera le estaba cediendo el paso, lo cual se le hizo un poco extraño pero no le prestó mucha atención.
Subió por las escaleras y pronto estaba frente a la puerta del despacho del Kawakage.
—Con permiso...— Anunció mientras entraba a la oficina.
Era su hora de la verdad, por primera vez estaría frente a frente con el excéntrico mandatario. Saludó con una reverencia elegante, tras lo cual se quedó de pie, firme, serio, solemne. Y fue entonces cuando...
"Mierda"
...Se quedó en blanco sin saber que decir.